Preambulo
Sin el aliento y la vibración apostólica del Fundador del Opus Dei [1], todas las iniciativas que se relatan en este libro no hubieran sido posibles. En una tertulia en Tajamar, el 1 de octubre de 1967, ante padres, profesores, alumnos, personal no docente y cientos de personas de la barriada, explicó que estas iniciativas se hacen presentes:
“donde hay pobreza, donde hay falta de trabajo, donde hay tristeza, donde hay dolor, para que el dolor se lleve con alegría, para que la pobreza desaparezca, para que no falte trabajo −porque formamos a la gente de manera que lo puedan tener−, para que metamos a Cristo en la vida de cada uno, en la medida que quiera, porque somos muy amigos de la libertad” [2].
Libertad y responsabilidad es el binomio que siempre está presente en el hacer diario de las múltiples actividades que se realizan en todas las enseñanzas que se imparten en Tajamar, siendo, junto a una formación sólida, lo que más destacan los miles de antiguos alumnos que han pasado por sus aulas.
A lo largo de estas páginas se va presentando cómo -desde unos comienzos paupérrimos, pero con personas entregadas a esta labor social- ha sido posible lo que hoy es Tajamar en Formación Profesional, de la que se benefician cientos y cientos de jóvenes de toda condición.
San Josemaría repetía en la década de los años treinta: “Soñad y os quedaréis cortos”; hoy, Tajamar es una de esas realidades que superan los mejores sueños.
Los comienzos
Cuando Tajamar inicia su andadura en el Puente de Vallecas un 12 de febrero de1958 [3], la vida social, cultural y profesional de los habitantes de esta barriada se inserta en muy bajos niveles: viviendas poco dignas, bastantes chabolas y cuevas habitadas, alto índice de analfabetismo, profesiones no cualificadas...
Por deseo expreso del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer, Tajamar se construye en una de esas zonas, llamada por los vallecanos “Cerro del Tío Pío” (hoy calle Pío Felipe).
Como consecuencia de la anexión del municipio de Vallecas al de Madrid (BOE 13 de diciembre de 1950), toma importancia como barrio en expansión dentro de la capital de España, produciéndose un aumento considerable de su población, debido en gran parte a la población inmigrante, principalmente de Andalucía, Extremadura y La Mancha [4].
Uno de los primeros que comenzaron Tajamar dejó escrito:
“Hacia el kilómetro 6 de la carretera de Madrid a Valencia hay una desviación a la izquierda que sube, serpenteando, hasta las puertas de Tajamar. Estamos en el Cerro de Pío Felipe, un casi legendario personaje que habitó por primera vez este pequeño monte... Muchas gentes, provenientes de la zona de Andalucía y Extremadura principalmente, llegaron a Madrid y por dificultades de vivienda en el casco urbano comenzaron a habitar estos lugares rústicos y se asentaron en pequeñas casas, chabolas o simplemente cuevas...”.
La población, a finales de la década de los 50, según la Sección Estadística del Ayuntamiento de Madrid, era de 167.000 habitantes; pero la población real se estimaba que superaba el cuarto de millón. Por entonces existían solo cuatro instituciones que impartiesen materias conducentes a la formación profesional [5].
Miles de personas no tenían cualificación alguna para el desempeño de un puesto de trabajo especializado. La gran mayoría se dedicaban a la construcción como peones [6].
Se hacía, por tanto, necesario contar con más instituciones que ayudasen a esta populosa barriada a salir de esa situación de exclusión o marginalidad y hacer desparecer la “brecha” laboral que se iría produciendo como consecuencia de los cambios tecnológicos.
Así nace Tajamar, en 1958 como un Centro de Enseñanza Media y Profesional, ofreciendo la posibilidad de cursar estudios de Bachillerato y la preparación para una enseñanza técnica, según se publicitaba con un reparto de sencillos impresos que anunciaban los exámenes de ingreso: “Tajamar, Centro de Enseñanza Media y Profesional (...), establecido en Puente de Vallecas, ofrece la posibilidad de cursar los estudios de Bachillerato elemental y la preparación para una profesión técnica, en un ambiente que asegura una completa formación humana y moral”.
El 15 de enero de 1958, después de diversas negociaciones con el Ministerio de Educación, Tajamar es autorizado a impartir enseñanzas como “Sección Filial Tajamar”, dependiente del Instituto Nacional de Enseñanza Media “Ramiro de Maeztu”.
Cuatro son los principales problemas a los que hay que enfrentarse: conseguir alumnos, conseguir profesores, hallar un local apropiado para las clases y solucionar el eterno problema de la financiación.
Los alumnos se consiguieron en tiempo récord, después de numerosas visitas a los centros de la zona, publicidad en establecimientos, visita a familias...: 58 alumnos en dos secciones que estudiarían primer curso de Bachillerato Elemental y 17 alumnos en estudios nocturnos. Los profesores fue fácil encontrarlos aunque la mayoría apenas tenían experiencia docente. La financiación era otro cantar. Aunque se disponía de las ayudas oficiales, estas eran insuficientes para llevar a cavo este ilusionante proyecto que tanto bien haría al barrio. Se pedía ayuda a todas las personas e instituciones que era posible para que aportasen la cantidad económica que pudiesen, otorgándoles el título de “socios protectores”. Por el nivel socioeconómico de la barriada, bien puede entenderse que las cantidades eran simbólicas; pero lo que valía y se valoraba es la ilusión con que lo hacían, esperanzados de que saliese adelante ese “sueño” que en aquel momento era Tajamar.
¿Y el local? Esto era “harina de otro costal”. ¿Qué hacer mientras se iban construyendo los pabellones en el lugar definitivo? Lugar que, a esas fechas, era todo un descampado, rodeado de chabolas, donde se hacía prácticamente imposible el acceso cuando llovía por el barrizal arcilloso que se formaba.
El lugar era un descampado, rodeado de chabolas
Después de “patear todo el Puente de Vallecas” se consiguió un local prestado en la colonia “Erillas”, situada en el centro de Vallecas, entre la avenida de la Albufera y el Arroyo del Olivar. Pero los dueños solo podrían prestar este local hasta que comenzase el nuevo curso.
Una vez adecentado convenientemente el local, llegó el día deseado del comienzo de las clases. Las clases se desarrollan con normalidad, no exenta de algunas “chiquilladas” de los alumnos: colgarse en los árboles recién plantados en esa colonia, vocerío y pequeñas peleas... Siempre se contó con la comprensión de los vecinos, ayudada por la cordial relación que aquellos primeros establecían con ellos. Siempre dispuestos a acoger y solucionar las quejas y sugerencias. En octubre del 58 habría que empezar el nuevo curso y ya no se tendría “Erillas”.
Nuevamente a recorrer Vallecas, preguntar, visitar locales..., hasta que se encontró una vieja vaquería: La Vaquería, como cariñosamente la llamaban los primeros alumnos. Se conserva un testimonio escrito de uno de aquellos que consiguió encontrar este local:
“...era ésta una antigua casa de labor muy cercana a los lugares actuales de Tajamar, que además tenía un amplio establo con 68 pesebres para vacas, y edificios anejos para graneros, vivienda del guarda y un patio central de unos 40 metros en cuadro; todo bien circundado con una alta tapia semejante a un “fuerte” de las películas del Oeste. Como vaquería, había dejado de utilizarse desde hace dos años. En los alrededores, campo abierto con señales de las plantaciones de la última temporada. Cerca, dos cerámicas se disputan la tierra arcillosa...”
Mientras se adecentaba “La Vaquería” -tirar y levantar tabiques, poner o arreglar algunas ventanas desvencijadas, puertas, mano de cal...-, se utilizó el gimnasio de la calle Eduardo Requena [7] y el día 2 de octubre de 1958 comenzaron las clases: los de 1º por la mañana y los de 2º por la tarde.
Tan pronto estuvo La Vaquería “habilitada” prosiguieron las clases en ella:
“Todo fue muy rápido y a finales de noviembre de 1958 tenemos cuatro locales utilizables como aulas, un pequeño gimnasio y cuatro o cinco pequeñas habitaciones: Dirección, Secretaría, Sala de Profesores... todo cuanto necesitábamos. La decoración y mobiliario proviene a veces de donaciones de cosas nuevas o viejas que se acoplan bastante bien al resto del ambiente. También se utiliza el patio central para deportes: las redes de balonvolea y las canastas de baloncesto dan un nuevo colorido ambiental al viejo patio. El fútbol, deporte el más popular, se practica en las afueras del “fuerte”. En muy poco tiempo los surcos y barbechos del exterior se allanan por las pisadas y carreras de los chicos en las horas de deporte. Año tras año se incrementa el número de aulas, a la vez que disminuyen los graneros. Comienzan las clases primarias, se incrementan los cursos de Bachillerato y se recoge, de un modo progresivo y constante, el fruto esperado”.
Cuando los alumnos terminan las clases, al ir hacia sus casas se ven “asaltados” por los chicos de las chabolas cercanas, comenzando unas verdaderas batallas campales: las dreas [8]. Al conocer que estos chicos están desescolarizados, se decide crear la Primaria.
Pelegrín Muñoz, primer gerente de Tajamar, dejó escrito:
“Cuando salen de clase los chicos que están estudiando dentro de Tajamar se ven asaltados por los chavales que viven en Garganta de Aísa y en toda la zona aquella, y empiezan las pedradas. Los de Tajamar no son mancos: se defienden y contraatacan. Recuerdo que Bernardo decía: “¡A ver quién sale por ahí a poner paz!”. En una reunión de la junta de Gobierno de Tajamar, Bernardo nos contó estas cosas y estuvimos dándole vueltas buscando una solución, como, por ejemplo, llamar a la policía para que viniera cuando los chicos salieran del colegio... No sé a quién se le ocurrió la idea, pero lo que había que hacer era meter a esos chicos dentro de Tajamar, y fue cuando nació la Primaria: se cogió a todos aquellos chicos y se metieron dentro de la Primaria. No teníamos previsto poner Primaria, sino que lo que pensábamos era seguir con la Sección Filial, por lo que la primaria surge como consecuencia de las pedradas, y de constatar que aquellos chicos no iban a ningún colegio”.
Para ganarse unas pequeñas monedas, aquellos chicos recurrían a las más variadas clases de “buscarse la vida”: recoger carbón que caía de la máquina de los trenes al pasar por el Puente de los Tres Ojos, recoger colillas para “fabricar” nuevos cigarros, vender “La Goleada” [9], Vender agua en botijo al término de los partidos del equipo del barrio: el “Rayo Vallecano”, pedir limosna... Los más afortunados, trabajaban como “chico de los recados” en pequeños establecimientos.
Aquellos padres, que no habían podido tener la posibilidad de ir al colegio, veían ahora como un sueño el que sus hijos estuviesen estudiando en Tajamar.
Martín Carmona, en una de las convivencias que se organizaban en Buendía (Cuenca) para padres y profesores, nos contó que cuando iba subiendo hacia el colegio por la empinada cuesta que partía desde la avenida de la Albufera, preguntó a una de las señoras que estaba en la puerta de su chabola:
- Qué tal son esos de ahí arriba (se refería a Tajamar)
- ¿Esos señores? Si alguien les toca se las tendrá que ver conmigo.
El cariño que las personas del “Cerro” mostraban por Tajamar se hacía evidente. Era una muestra palpable de que la labor social que se realizaba merecía la pena.
En octubre de 1961, Tajamar ocupó las instalaciones definitivas en el Cerro de Pío Felipe, sito entre el camino alto de Valderribas y la autopista de Valencia.
Bachiller laboral: el inicio de la formación profesional
Como se ha comentado anteriormente, aparte de la formación académica, Tajamar se crea para ayudar a las personas a conseguir una buena cualificación profesional que le facilite su inserción y promoción en el mundo laboral.
La ley de 16/07/49 y el Decreto de 06/07/56, por el que se establece el Bachillerato Laboral y su duración, es la referencia que Tajamar toma como punto de partida para incorporar esos estudios conducentes a una especialización técnica. Al término del Bachiller Elemental, el alumno podía optar por proseguir estudios de Bachiller Superior Universitario o Bachiller Laboral Superior. Este Bachiller Laboral daba acceso, mediante prueba, a la universidad.
Desde su implantación en Tajamar en el curso 60/61 hasta su extinción en el curso 72/73 [10], fueron cerca de 400 alumnos los que realizaron estos estudios [11]. Pasaron, unos a las Facultades Universitarias o Escuelas de Ingeniería; otros, los más, ocuparon puestos de trabajo en la industria como especialistas.
Dentro de las distintas modalidades que se ofrecían [12], Tajamar optó por la Industrial-Minera en la especialidad de Electrónica por entender que era una profesión de futuro y que se empezaban a solicitar especialistas en esta especialidad en las empresas punteras de Madrid. El tiempo dio la razón a estos “visionarios” y Tajamar se convirtió en uno de los primeros Institutos de Enseñanza Laboral de España, de iniciativa social.
Manolo Plaza, fue el primer Secretario General de Tajamar. Él explica muy bien cómo se incorporaron estos estudios:
“Al finalizar los primeros 4 años de estudios en la Sección Filial y después de realizar la reválida, preceptiva en este sistema de estudios, se abría la posibilidad de acceder al Bachillerato Superior Laboral, mediante un curso de Adaptación o Transformación, que hacía de 5º curso. Este curso tenía un marcado carácter tecnológico y práctico para el que eran necesarios unos talleres de mecánica con tornos y fresadoras, al frente del cual está Pepe Rivas (José González Rivas), y otro taller de carpintería, donde Mariano Madrid iniciaba a los alumnos en el mundo de la madera y en el uso del cepillo y la garlopa. Al finalizar este curso volvían a hacer otra nueva reválida que, superada, les daba acceso al Bachillerato Laboral Superior. Eran dos cursos, 6º y 7º, con una especialidad en Electrónica en la rama Industrial-Minera, que finalizaba con un examen de madurez, semejante al Preuniversitario, que daba acceso a la Universidad a carreras de ciencias y técnicas, pero que no era válido para las carreras de Derecho o Filosofía y Letras. A la vez facilitaba la entrada en el mundo laboral. Muchos de nuestros alumnos encontraron trabajo en empresas como Telefónica y Standard, en sus servicios técnicos, donde eran muy apreciados.”
Los chavales, con sus “monos” [13] y su algarabía daban un toque de color a las clases de prácticas.
Escribo a continuación un testimonio simpático que dejó escrito Pepe Rivas en carta a su novia, comentándoles sus clases con los “chicos del laboral”:
“Madrid (jueves) 12 de octubre de 1961: ... tengo treinta muchachos, el mimísimo demonio en persona multiplicado por treinta, pero que con sus voces, su alegría, su despreocupación, y su falta de respeto a este pobre maestro, me hacen pasar un par de horas distraído, intentando mantener a cada uno en su trabajo...”
Estamos en el curso 61/62 [14]. Por fin han llegado las máquinas: el torno, la fresa, la máquina tupí, la cortadora de chapa y otras pequeñas maquinas accesorias.
El 24 de noviembre de 1962 se inauguran las aulas y laboratorios de Electrónica. Preside el acto el Nuncio de Su Santidad y el Director General de Enseñanza Laboral.
En un emotivo discurso, Bernado Perea, refiriéndose a la inauguración de estas aulas, decía:
“Cuando el pasado curso inaugurábamos la sede definitiva de Tajamar, no podíamos imaginar que al cabo de un año iba a ser posible construir este nuevo edificio que alberga una enseñanza laboral tan sugestiva como necesaria. La incorporación de la Electrónica al ya tan extenso conjunto de materias que Tajamar ofrece a sus estudiantes, es un paso más en el progreso de esta institución docente. Tajamar, brinda a la sociedad especialistas de grado medio en diversas ramas laborales, algunos de los cuales podrán cursar después con facilidad enseñanzas medias de grado superior. Más de un millar de jóvenes reciben aquí una eficiente formación profesional, gracias a la labor abnegada y entusiasta de los profesores”.
Mariano Madrid fue el primer profesor que impartió carpintería. Cuando se hizo cargo del taller, había que dotarlo de lo más elemental para empezar las clases. Con sacrificio económico se consiguió comprar las primeras herramientas en la ferretería Atocha [15].
El Sr. Redondo era otro de los profesores de Carpintería que ayudaba a Mariano Madrid. Ambos eran muy queridos por los alumnos. Con el paso del tiempo, a aquellos primeros les quedó un recuerdo imborrable de los profesores y de los “tochos” de madera que tenían que convertir en piezas con la garlopa, garlopín, cepillo, cepilladora, sierra...
Benjamín Michavila se hacía cargo del taller de Electricidad y del Laboratorio de Electrónica. Cables, soportes para montar circuitos, pequeños aparatos de medida, herramientas básicas y poco más. Los primeros aparatos de TV que se tuvieron eran solamente la pantalla y estaban desarmados, “con las tripas fuera” solían decir los alumnos.
Con el paso del tiempo íbamos modernizando los equipos y aquellas pantallas, válvulas, condensadores, etc, se utilizaron para decorar las vitrinas y paredes del laboratorio. Cuando recibíamos visitas -que no eran precisamente expertos tecnológicos- al ver esta decoración solían comentar: “qué buenos equipos tenéis”. Delicadamente, les informábamos que, poco a poco, nos hemos ido actualizando, enseñándoles los otros equipos que tenían a la vista: osciloscopios, analizadores, frecuencimetros, etc.
Pepe Rivas y Pascual Ares eran los profesores en el taller de ajuste. Los pocos medios con los que se contaba habían sido donados en su mayoría por distintas empresas. Eran de segunda mano y no exentos de continuas reparaciones para mantenerlos útiles. El orden y limpieza del taller causaba una grata impresión en las autoridades académicas y civiles que lo visitaban. Cualquier cajón que se abriese estaba perfectamente ordenado con sus herramientas. Ello respondía al “cuidado de las cosas pequeñas” que formaba parte de los valores que se inculcaban a los alumnos. Alfonso Ríos, primer director de Relaciones Públicas, ilustra la afirmación anterior:
“Hubo un grupo de personas, en una de estas visitas, que ¡abrieron todos los cajones de las mesas! Había no sé cuántos cajones, más de 20... Y en todos los cajones de las mesas -limas, martillo, sierra...- todas las herramientas estaban perfectamente ordenadas. ¡No había ni una que estuviera fuera de su sitio! Esto era un tema sorprendente para las visitas; y era un tema muy natural, muy lógico, muy normal, para los chavales y para nosotros; para nosotros era una sorpresa encontrar una cosa fuera de su sitio”.
Tajamar avanza en su andadura profesional. Siempre pensando en la promoción de las personas, facilitándoles una cualificación laboral.
Aprovechando el taller de electricidad, y pensando en los chicos que habitaban en las chabolas y no asistían al colegio, se organizaron dos cursos de Electricidad: uno por la mañana y otro por la tarde. Corría el curso 62-63. Estos cursos eran totalmente gratuitos y se consiguió con ello que bastantes de estos alumnos empezaran a trabajar como aprendices en pequeños talleres.
La experiencia profesional que se va logrando: profesores -talleres, laboratorios...- facilita que se vaya conociendo Tajamar en el tejido productivo. La respuesta a la invitación para visitar el Centro que se hace a autoridades, empresarios, directivos y periodistas, tanto nacionales como internacionales, no se hace esperar y es frecuente ver a estas personas visitando los talleres, los recientes espacios verdes, las aulas... Suele ser unánime uno de los comentarios que los visitantes realizan: “Qué bien cuidado está todo”.
Ya están todos los cursos funcionando a pleno rendimiento. En la memoria académica del curso 64/65, en su página 26, se recogen los siguientes datos:
Estadística de matrícula, becarios y calificaciones
En 1967 se crea el Centro de Educación Permanente de Adultos
Comienza la “avalancha de promoción social”. En 1965 se propone al Ministerio de Trabajo ser centro colaborador en la capacitación de obreros en paro o sin cualificación profesional. Esta propuesta se ve con buenos ojos en el Ministerio y así da comienzo los cursos que se insertaban en los planes del PPO, FIP, PPT... [16].
Eran cursos patrocinados por el Ministerio de Trabajo y tenían por objeto una mayor capacitación para obreros en paro real o potencial, siendo la edad mínima exigida de 18 años. Bastantes de estos alumnos ocupaban los talleres y aulas que pocas horas antes habían sido ocupadas por sus hijos. Venían de 6 a 10 de la noche. Su duración oscilaba entre los 3 y los 6 meses, según las especialidades, aunque alguno duraba algo más. Se dieron cursos muy diversos y muchos de ellos se repitieron varias veces, teniendo en cuenta el grado de inserción en las empresas y la aceptación de los alumnos. Desde el curso 64-65 se tuvieron cursos de: torneros, delineación, administración, contabilidad, soldadura, chapistas, dibujo industrial, electricidad, electrónica, reparadores de televisión, etc. Más tarde, en 1967, se creó el Centro de Educación Permanente de Adultos (CEP) con la infraestructura suficiente para coordinar, promocionar y ampliar estas enseñanzas. La junta directiva la formaba Fernando Chiclana (director), Pepe Rivas (subdirector) y Pascual Ares (Jefe de Estudios). Entre diez y quince cursos se realizan cada año [17] y esto, lógicamente tiene una repercusión muy positiva. Cada año se formaban en torno a los 250 trabajadores.
Benjamín desarrolló unos apuntes muy completos de Electrónica Básica y Semiconductores que se entregaban a los alumnos y que, además, eran solicitados por otros centros. Al encontrarme con alguno de aquellos alumnos, aún me comentan “Todavía conservo los apuntes de D. Benjamín”.
Las fotocopias se realizaban en una vieja ciclostil. También, Benjamín preparó una mezcla de “cola de pescado” donde se creaba el “molde” de un original. Después, se iban poniendo las hojas (¡una a una!) y con un pequeño rodillo se presionaba ligeramente sobre el reverso de la hoja y quedaba impreso el contenido del original.
En el taller de forja y soldadura se fabricaron farolas, ceniceros -en aquel entonces se podía fumar en las aulas- y perchas para los despachos de profesores. Se buscaba que todos los trabajos prácticos que realizaban los alumnos tuviesen utilidad, simulando la realidad de una empresa.
Desde el curso 64/65 hasta el 74/75 se impartieron los siguientes cursos:
Los profesores procedían de las empresas, donde ocupaban puestos de mandos intermedios o técnicos superiores. Todos tenían una buena preparación tecnológica para impartir estas especialidades. Algunos conocían Tajamar y otros no. El grado de amistad que se establecía con ellos desde el primer momento y las reuniones informativas y formativas, les hacía sentirse protagonistas responsables del ideario del centro. Miguel Quereda, Guillermo Arredondo, Manuel Ruiz, Antonio Fernández, Antonio Cuenca, Enrique Mateos, Juan Suárez... y tantos otros, fueron testigos directos de esta realidad.Considerando que no puede impartirse una buena formación sin el apoyo y asesoramiento de las empresas, se empezó a visitar las empresas importantes, por su volumen, para colaborar en los planes de formación de sus empleados: Petroquímica Esso, Uralita, Construcciones Aeronáuticas, Renault, Standard, Telefónica, Renfe...
Desde esos momentos, estamos en la década de los 70, Tajamar se convirtió en un referente en la formación para el empleo. Como no podría ser de otra manera, esa relación empresa-escuela se entronca en la forma de concebir la formación en Tajamar.
La experiencia del CEP tuvo mucha difusión en los medios informativos del momento: Pueblo, Ya, Comunicación de Navarra, ABC... Las visitas aumentaban y Tajamar avanzaba en la promoción social de las personas junto a la formación humana.
Tajamar se consolida como centro de formación profesional
Por Orden Ministerial de 30 de junio de 1976, Tajamar obtiene su clasificación definitiva como Centro Privado de Formación Profesional de Primero y Segundo Grado [18]. Antes, el 31 de enero de 1972, se había concedido la autorización provisional para impartir 1º y 2º Grado de Artes Gráficas (BOE 20.02.71).
El Centro de FP es el encargado de impulsar y coordinar todos los estudios con titulación oficial y de mantener las relaciones ordinarias con el Ministerio de Educación, en su momento, y con la Comunidad de Madrid actualmente; así como toda la gestión conducente a los trámites administrativos para la gestión de alumnos, contrato y formación de profesores y relación con empresas para las prácticas de los alumnos.
Por la especificidad de las especialidades que imparte, se ayuda de los distintos institutos que se comentarán más adelante. Con ello se consigue una mayor sinergia en la utilización de equipos, profesores formados, prestigio en las empresas...
En el curso 17/18, se imparten los siguientes estudios oficiales:
1. CFGM Impresión Gráfica
2. CFGM Preimpresión Digital
3. CFGM Sistemas Microinformáticos y Redes
4. CFGS Administración Sistemas Informáticos y Redes
5. CFGS Diseño y Edición de Publicaciones Impresas y Multimedia
6. CFGS Transporte y Logística (On line)
7. CFGS Animación de Actividades Físicas y Deportivas
Este último ciclo, denominado abreviadamente TAFAD, se ha incorporado recientemente.
De Tajamar salieron varios atletas internacionales y campeones del mundo [19]. Por tanto, y aunque hay diversidad de escuelas deportivas y actividades deportivas (cross, carrera 500 km, torneos) no podía dejarse de impartir un título oficial en esta especialidad.
Deporte, cultura, formación humana, espiritual y formación profesional van de la mano en Tajamar para conseguir una formación completa de la persona y unidad de vida:
“...Dios nos quiere muy humanos. Que la cabeza toque el cielo, pero que las plantas pisen bien seguras en la tierra...” [20].
El prestigio alcanzado por la formación profesional, el club deportivo y el resto de enseñanzas del colegio supuso que en la celebración del XXV Aniversario del nacimiento de Tajamar, el Secretario General de la UNESCO, impusiese la Corbata de Alfonso X El Sabio, en reconocimiento a la labor social que estaba desempeñando Tajamar en Madrid y, en especial, en el Puente de Vallecas.
En febrero, los alumnos de los ciclos formativos de grado medio, y en junio los alumnos de los ciclos formativos de grado superior, celebran el Acto de Graduación como culmen de su formación. La mayor parte de los alumnos del ciclo de Grado Medio suelen proseguir estudios de Grado Superior.
Alumnos titulados [21]
1967, inicio de un gran proyecto: el imstituto de Artes Gráficas
El 24 de agosto de 1965 se firma un convenio entre el Ministerio de Trabajo, en el que intervienen el Director General de Promoción Social, D. Torcuato Fernández Miranda, D. Pelegrín Muñoz, Director-Gerente de Tajamar, y D. Abelardo Alonso, Consejero de Tajamar, por el que se constituye un Centro Experimental de Formación Profesional que se denominará Instituto de Artes Gráficas Tajamar. En ese mismo convenio en su apartado segundo se establece que el “Instituto de Artes Gráficas Tajamar” desarrollará las actividades docentes necesarias para la formación completa de profesionales de oficios de Artes Gráficas e Industrias relacionadas con las Artes Gráficas, en forma progresiva y a medida que las circunstancias y las necesidades lo vayan aconsejando”.
En octubre de 1967 comienzan las clases, siendo el primer director e impulsor del instituto el joven ingeniero Martín Vía Gasa.
La formación profesional que se realiza, al depender del Ministerio de Trabajo [22], no es reglada. Se imparte esa formación en tres años [23] y muchos de los alumnos lo compatibilizan con los estudios de bachillerato nocturno que se imparte en Tajamar. Eran jornadas maratonianas, pero merecía la pena ese esfuerzo que se vería recompensado con buenos puestos de trabajo o el acceso a carreras universitarias.
Pronto, el acuerdo del apartado segundo del convenio citado, se haría realidad y el avance que se iba experimentando en la industria gráfica hacía aconsejable atender a nuevas necesidades formativas. El sector iba transformándose vertiginosamente de destrezas manuales a conocimientos técnicos y generalistas para hacer frente a los nuevos retos tecnológicos. Así, paralelamente a las enseñanzas diurnas, se organizan cursos de formación ocupacional en los perfiles más demandados por la empresa: Ténico de Artes Gráficas, Impresión Offset, Pasado de Planchas, Fotografía, Reproducción de Color, Diseño, etc.
Hoy, esos perfiles han quedado totalmente obsoletos, pero en aquel tiempo era todo un gran avance y en Madrid solo se contaba con la escuela oficial de Artes Gráficas y los Salesianos de Atocha, ambos con gran prestigio, pero insuficientes para atender al expansivo sector gráfico.
Las industrias, obligadas por la revolución tecnológica que estaba surgiendo, tenían que prepararse para pasar de una situación cuasi artesanal a otra caracterizada por la implantación de las nuevas tecnologías y la exigencia de mayor calidad en los trabajos que reclamaban los clientes. Esto exigía la capacitación de las nuevas generaciones de trabajadores, técnicos y directivos. A partir de ese análisis, el Instituto se fijó como objetivos la formación, la investigación, el asesoramiento técnico y la información.
Hay dos preocupaciones principales: la formación y actualización del profesorado y tener los adecuados equipos y maquinaria que demanda la empresa.
Para la formación y actualización del profesorado, pronto se empieza a visitar empresas y ferias importantes, tanto nacionales como internacionales, donde se presentan las nuevas innovaciones en el proceso productivo gráfico. Pero esto no es suficiente y Martín Vía en mayo de 1974, con la colaboración de profesores de Electrónica e Informática, desarrolla el proyecto “Edicom 2000”, único sistema nacional de aplicación de la informática a la composición de textos [24]. Además de proporcionar un servicio eficaz al sector, se pretendía:
a) Proporcionar a los profesores -especialmente a los de las áreas tecnológicas- la posibilidad de desarrollar un trabajo, compatible con su dedicación docente, que les mantenga relacionados con el sector industrial para el que intentan formar profesionales.
b) Conseguir la permanente actualización de los conocimientos del profesorado.
c) Generar, en la mayor medida posible, los recursos económicos necesarios para el desarrollo de las actividades docentes de Formación Profesional que son, por sí solas, altamente deficitarias.
Los resultados no se hacen esperar en cuanto a su implantación exitosa en la empresas editoriales: Marca, Diario de Cádiz, La Vanguardia, el Faro de Vigo, Prensa Española...; pero en cuanto a la formación del profesorado, la realidad se impuso: un proyecto como este exigía mucha dedicación para el contacto con la empresa y las soluciones urgentes que surgían por parte de los clientes... Esta situación absorbía hasta el punto de no poder dedicar el tiempo necesario que reclamaba la docencia. Valió la pena intentarlo y se consiguió que se conociese aún más Tajamar.
¿Y cómo se solucionó el problema? Los profesores seguirían su formación en la visita a ferias, en los contactos frecuentes que se tenía con profesionales y empresarios y con el estudio y ensayo de nuevas técnicas.
Conseguir los equipos y maquinaria fue más complicado. El alto coste de estas máquinas es inalcanzable para un centro educativo. Por ello se inician gestiones con los principales proveedores para ofrecerles que puedan depositar estas máquinas en los talleres y laboratorios del Instituto. Pedro José Cerrato, Jefe del Departamento de Impresión, consigue buenos resultados. Proveedores como Henche, Coydis, Depa, Hartmann, Müller, Mitsubishi, prestan sus equipos y donan los materiales. Hay máquinas que superan los 600.00€ [25]. También Benigno Romeo, Jefe del Departamento de Preimpresión, consigue importantes acuerdos con Canon, Crosfield, 3M, entre otros.
Tanto los proveedores como Tajamar salían beneficiados: los proveedores podrían mostrar sus equipos a los potenciales clientes, además de tener personal cualificado en el manejo de esas máquinas -los alumnos- y Tajamar contaba con una tecnología puntera que no hubiese sido posible tenerla por ser un coste inalcanzable para un centro educativo. Además, las empresas en vez de enviar a sus empleados a Alemania o Japón para formarse en el manejo, los enviaban a Tajamar, con el consiguiente ahorro que ello suponía y la cercanía para la resolución de problemas que surgiesen. Lógicamente, se debía ir por delante para que los profesores adquiriesen los conocimientos necesarios: visita a empresas donde se producía con esas máquinas, estudio, ensayo... ¡Muchas horas de dedicación!
El Instituto se convierte en un referente de la formación gráfica. Los cursos a empresas se multiplican. Es un denominador común la satisfacción de los alumnos al encontrarse con esos adelantados medios tecnológicos y con la cercanía de amistad de los profesores. Para corroborar hasta qué punto calaba esa amistad, es significativa una anécdota que dejó escrita Antonio Hernández (profesor):
Se organizaron unos cursos de selección del color, y uno de los alumnos dijo: “Yo soy comunista por convicción, y de religión no quiero saber nada”. Al acabar el curso le dijo al profesor: “Que conste que no he cambiado; solo vengo a decirle que no olvidaré nunca lo que han hecho aquí por mí, y a prometerle que de ahora en adelante no consentiré que nadie ponga ni un pero al Opus Dei: lo que es el Opus Dei ya lo he visto yo”.
Se firman acuerdos de colaboración en los planes de formación con el Ministerio de Trabajo, con la Federación Española de Artes Gráficas, con los gremios de Madrid, Galicia y Andalucía, con el Grupo Recoletos, con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, con Prensa Española, con empresas de fabricación y distribución de maquinaria...
Es poco probable que hoy haya una empresa gráfica en España que no conozca Tajamar. La mayoría de los empleados del sector han pasado por las aulas y talleres de nuestro Instituto.
Con las visitas a empresas y ferias internacionales, se consigue que se conozca aún más al Instituto. En este sentido es destacable la formación que se impartió a tres hermanos libios durante un año. El padre, un empresario libio, conociendo el prestigio de Tajamar, envió a sus hijos a formarse en el proceso gráfico, y con Venezuela, en el año 1978, se colaboró en la formación de 60 alumnos venezolanos, dentro de la Operación 5.000 que el gobierno de esa época estaba desarrollando. Se les formó en Preimpresión y en Impresión.
El SEAF-PPO, organismo dependiente del Ministerio de Trabajo, encargó a Tajamar la elaboración de los cuadernos metodológicos para la formación ocupacional de Técnicos en Artes Gráficas.
Con la entrada en vigor de la Ley General de educación, se solicita al Ministerio acogerse a las nuevas titulaciones que se otorgan a la familia de Artes Graficas, con carácter experimental, con fecha 31/01/1972, dando comienzo así a la nueva FP promulgada en la Ley del 70. Posteriormente, figurará la autorización definitiva en la Orden 30 de junio de 1976. Con ello, los alumnos conseguían el título oficial de Técnico Auxiliar en Artes Gráficas. Este título daba acceso a la Formación Profesional de Segundo Grado.
No obstante, los contenidos curriculares que se establecían no se adaptaban del todo a los perfiles profesionales que la empresa reclamaba. Se decidió entonces elaborar un nuevo currículum para presentar al Ministerio de Educación, tomando como referencia esos perfiles. Los contenidos a elaborar deberían ser generalistas y polivalentes. Se presentó un nuevo plan con la denominación de Procesos Gráficos que fue aprobado con fecha 26/06/1979.
Este nuevo plan tuvo mucha repercusión en la empresa. Efectivamente, se adaptaba a lo que necesitaban. Prácticamente, el porcentaje de empleo de los alumnos estaba cerca del 100%, tanto en el área de Preimpresión como en la de Impresión. Muchos de estos alumnos ocupan hoy importantes puestos directivos.
No obstante, hay profesionales que reclaman una formación más intensiva [26]. Ello da pie a que el Instituto cree dos titulaciones propias: el Graduado en Procesos Gráficos (GPG) y el Máster en Procesos Gráficos.
Graduado en Procesos Gráficos
Este programa va dirigido a personas que ya están, o van a estar, en contacto con el sector. Son personas que quieren obtener una cualificación profesional más acorde con la demanda de la industria gráfica. Varios de estos alumnos suelen ser hijos o familiares de empresarios que quieren formarse para hacerse cargo en un futuro de la empresa. Por su carácter generalista y polivalente, el programa profundiza en el itinerario completo de la producción: Diseño, Preimpresión, Impresión y Postimpresión; y tiene una duración de 800 horas. Sin jactancia, se puede afirmar que este tipo de programas orienta la creación de los nuevos ciclos formativos de la FP reglada actual y reafirma el acierto de la puesta en marcha del GPG [27].
Antonio Ares Rodríguez, en tajamar.es/
Notas:
1. Tajamar es obra corporativa del Opus Dei. 1 San Josemaría Escrivá de Balaguer fundó el Opus Dei el 2 de octubre de 1928.
2. “Una mirada al futuro desde el corazón de Vallecas”, Madrid, 1998, p. 135
3. Como anécdota simpática, baste decir que no hay acuerdo en la fecha de inicio. Manuel Plaza, primer secretario, dejó escrito el 12 y Bernardo Perea, primer director, el 13. Yo entré a trabajar en Tajamar el 12/02/68 y ese día se celebraba el 10º Aniversario...
4. El 25% de la población de inmigrantes que llegaban a Madrid se instalaron en el Puente de Vallecas (publicado en “Vallecas. Todo cultura”).
5. Fundación Dolores Sopeña (OSCUS), creada en 1902, asentada en el barrio de San Diego, de titularidad privada. Escuela de Aprendizaje Industrial (hoy IES Vallecas I), creada en 1940 en la Av. de la Albufera, de titularidad pública. Ciudad de los Muchachos, en el año 1947, en el barrio de Dña. Carlota, de titularidad privada. Fundación Santa María del Pozo (hoy Fundación José María Llanos), en los años 50, para atender a los barrios del Pozo del Tío Raimundo y Entrevías, de titularidad privada.
6. Categoría profesional que se daba a los trabajadores no cualificados que servían como ayudantes, realizando tareas básicas: picar, preparar las mezclas de cemento, transportar los materiales...
7. Es el gimnasio que utilizaba el ya constituido club de atletismo.
8. Término que se utilizaba en Vallecas para denominar a las peleas con piedras.
9. Pequeño boletín que se imprimía al término de los partidos de fútbol. Se repartía en la calle al precio de 0,40 pts. El chaval iba gritando: ¡¡¡la goleadaaa!!!
10. La Ley General de Educación (14/1970 de 4 de agosto) dio paso a los nuevos estudios de Bachillerato Unificado Polivalente y a la nueva Formación Profesional reglada. En Tajamar se fueron implantando estos estudios según el calendario oficial del MEC.
11. Archivo datos secretaría de Tajamar.
12. Administrativa, Industrial-Minera, Agrícola y Marítima.
13. Así se denominaba la prenda que utilizaba el personal de talleres en la industria.
14. No he encontrado fecha concreta del comienzo de 1º Bachiller Laboral, pero por los datos presentados en el cuadro indicado (memoria 64/65), se observa que el curso 64/64 ya existía 4º Técnico (Bach. Lab.) por lo que se deduce fácilmente que 1º comenzaría en el 61/62 en los talleres que se citan y que se ubicaban en los pabellones D y E.
15. Testimonio de Mariano Madrid al autor.
16. Promoción Profesional Obrera (PPO), Formación Intensiva Profesional (FIP), Promoción Profesional de Tabajadores (PPT). En la actualidad, estos cursos los organiza el Servicio Regional de Empleo, del que también Tajamar es centro homologado con el nº 577.
17. Hay años enque se imparten más de 25 cursos.
18. La incorporación de los distintos planes se indican en el AnexoI.
19. Fernando Cerrada y Jesús A. García Bragado, entre otros. También el responsable del deporte en Tajamar -hasta su jubilación- Lázaro Linares, recibió en 2015 la Medalla al Mérito Deportivo.
20. San Josemaría, Amigos de Dios, 75
21. Datos obtenidos de los archivos de “alumni”.
22. El organismo de otorgar los títulos oficiales era el Ministerio de Educación
23. Se accede desde el Bachiller Elemental u otros estudios que demuestren la suficiente madurez para iniciar estas enseñanzas
24. Este proyecto dio origen a la empresa PROTECMEDIA, con más de 150 profesionales dedicados a la investigación, desarrollo e implantación de soluciones editoriales y otros servicios relacionados con la comunicación. Algunos de nuestros antiguos alumnos son directivos y técnicos de esta empresa.
25. 100 millones de las antiguas pesetas.
26. En la FP reglada hay materias que no son específicas de AAGG, como por ejemplo, Formación Humanística o Educación Física.
27. Así era familiarmente conocido por profesores, alumnos y empresarios.
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