Introducción
Estamos asistiendo en las últimas décadas a una profunda transformación tecnológica que esta cambiando en gran medida la sociedad de los países desarrollados, y entre ellos se encuentra España. Esta evolución social afecta a una de sus estructuras fundamentales, la familia, y las relaciones entre sus miembros. Nuestro interés se centra precisamente en los cambios familiares y en las relaciones que mantienen sus componentes, específicamente en las relaciones intergeneracionales entre abuelos y nietos, y como queda definido el nuevo rol o funciones del abuelo con su nieto. Estos cambios aparecen como cambios sociodemográficos como el envejecimiento poblacional conformado por el aumento de la esperanza de vida y la disminución en la natalidad, entre otras, gracias a los avances científicos y tecnológicos que permiten prolongar la vida y controlar la concepción.
También existe un nuevo concepto de familia que supera el de los lazos consanguíneos, permitiendo catalogar como familia a otros grupos sociales que antes no se contemplaban como tal, a saber: parejas con hijos de anteriores matrimonios, matrimonio entre homosexuales, adopción de hijos, familias comunales.
No obstante el cambio fundamental es la incorporación de la mujer en el ámbito laboral, reconceptualiza su papel de esposa y madre, modifica su imagen y le permite la adquisición de otros roles al tiempo que modifica los de los demás miembros de la familia. (González, De la Fuente 2010)
En una revisión teórica llevada a cabo por Barranti (1985) se encontraron las diferentes funciones llevadas a cabo por los abuelos:
Radcliffe-Brown (1952) de forma teórica y con un estudio con tribus primitivas anteriores a la escritura, extrajo la siguiente conclusión: la relación abuelo-nieto se puede definir como de igualdad amistosa: abuelo como aliviador de las tensiones en las relaciones padre-hijo.
Albrecht (1954), en una investigación mediante cuestionarios, con una muestra de 700 abuelos al azar encontró los siguientes modos de comportarse: placer sin responsabilidad. Política de no hacer nada.
Apple (1956) mediante un estudio etnográfico y en 75 sociedades encontró las formas de relación con los nietos: indulgencia, relaciones cálidas y disasociación del poder del abuelo y de la autoridad de la familia.
Un estudio clásico, quizás el que más repercusión ha tenido, es el de Neugarten y Weinstein (1964) mediante entrevista a 70 parejas de abuelos en el que encontraron cinco tipos:
Formal: los abuelos tienen ya un rol prescrito, con interés constante en los niños y líneas marcadas entre los abuelos y los padres.
Abuelo divertido: informal, y relación caracterizada por una satisfacción mutua.
Sustituto del padre: rol del abuelo identificado con el hecho de asumir responsabilidades del cuidado de los niños.
El guardián de la sabiduría familiar: el rol del abuelo identificado como el dispensador de habilidades especiales y las líneas de autoridad muy marcados entre las generaciones.
Figura distante: contacto con el niño poco frecuente aunque el abuelo es benevolente.
También Triadó, et al. (2000), basándose en el estudio de Van Ranst, et al. (1995), llegaron a determinar que las funciones que comúnmente desempeñan los abuelos son alianza fiable, soporte emocional, reforzador de la propia valía, soporte financiero, vínculo con el pasado, conocimiento de vejez, consejero y modelo de rol, guardián de la familia, mediador de los conflictos entre padres e hijos, cuidador sustituto y figura distante, para llegar a estas conclusiones utilizaron un cuestionario del cual, algunos ítems aparecen a continuación ya que nos parecen clarificadores para explicar las funciones del abuelo:
Alianza fiable: “Pase lo que pase sé que puedo contar con mi abuelo” Fuente de afecto y ayuda emocional: “Sé que mi abuelo me quiere mucho” Reforzador de la propia valía: “Sé que mi abuelo está orgulloso/a de mi”
Provisor de ayuda económica: “Mi abuelo me da algún dinero regularmente”
Vínculo con el pasado: “Explicándome cosas de su juventud mi abuelo me permite aprender cosas sobre épocas pasadas”
Conocimiento de la vejez: “Por mi abuelo entiendo mejor a la gente mayor en general” Consejero y modelo de conducta: “Me gustaría parecerme a mi abuelo en algunos aspectos”
Guardián de la esencia familiar: “Mi abuelo me hace tomar conciencia de que formo parte de una familia”
Mediador en los conflictos entre el adolescente y sus padres: “Por mi abuelo he aprendido a aceptar mejor a mi padre/madre”
Cuidador sustituto de los padres: “Mi abuelo ha tenido un papel importante en mi crianza” Imagen de una figura distante: “Tengo poco contacto con mi abuelo”
Nos gustaría realizar una breve reseña: en esta revisión casi todos los autores señalan la forma de ejercer de abuelo como un vestido propio de la persona mayor, y nosotros aunque nos hacemos eco de las diferentes tipologías consideramos que estas se pueden dar en cada persona, puesto que cada abuelo y abuela se comporta de forma diferente con cada nieto, y con el mismo nieto a lo largo de las diferentes edades.
Funciones que desempeñan los abuelos
A continuación, dada la importancia que tienen para nuestra investigación se clasifican y describen en mayor profundidad las funciones más importantes que la mayoría de los autores atribuyen al rol de abuelo, tomando las que utilizan Rico et al. (2001), que son las que utilizaremos para llevar a cabo nuestro estudio y son: cuidador, compañero de juegos, historiador familiar, transmisor de conocimientos y valores morales, modelo de envejecimiento y ocupaciones, amortiguación entre padres e hijos, influencia a través de los padres, ayuda en momentos de crisis, amor incondicional, mimar y malcriar, confidentes y compañeros, y por último, abuelos indiferentes.
Función de cuidador
Es una de las funciones que aparece con mayor frecuencia en las diversas investigaciones, haciendo de padres sustitutos. En este sentido aparece en los estudios de Cherlin y Furstenberg, (1986) y de Kornhaber y Woodward (1981).
Esta función se lleva a cabo más frecuentemente en casos de familias uniparentales, madres adolescentes, o cuando ambos padres trabajan fuera de casa (Radin, Oyserman y Benn 1989, citados en Smith 1991).
El estudio de FOESSA (1994 citado por Hernández 2001), señala que entre la diversidad de tareas que las personas mayores realizan con sus descendientes, destacan las de cuidar y atender a los menores, e indica diferencias de género; los abuelos predominan normalmente cuando salen los padres, y las abuelas en el resto de situaciones: diariamente, cuando los padres trabajan, llevarles y recogerles del colegio, darles de comer, cuando los nietos están enfermos, o en vacaciones.
Por otra parte, Fernández et al. (2003) manifiesta que el papel principal de los abuelos es el de abuelos sustitutos y cuidadores, y que el 58% de los nietos son cuidados cuando están enfermos.
La mayoría de las investigaciones incluyen el rol de cuidador como una de las funciones de los abuelos, mediado por diversos factores que van a determinar el tiempo que los abuelos estén en este rol; entre ellos, que la madre trabaje fuera de casa, que el abuelo viva en la misma casa que el nieto, que la madre sea adolescente, o que la familia sea monoparental. Todas estas variables condicionadas por la edad del nieto salvo que hablemos de nietos con discapacidad, aspecto este muy interesante y abordado en páginas anteriores, dentro del apartado de personalidad del nieto. Sería conveniente contar con un mayor número de estudios o proponer para estudios posteriores la insatisfacción de los abuelos en el papel de cuidador, como hemos apuntado anteriormente.
Función como compañero de juegos
También aparecía en el estudio clásico de Neugarten y Weinstein (1964), con el estilo denominado búsqueda de diversión, un estilo no autoritario, formado por abuelos jóvenes, compañeros de juegos de sus nietos.
Un estudio que recoge las variables sexo y edad es el de Lázaro y Gil (2002), los cuales hacen notar que los abuelos suelen participar en los juegos de sus nietos pequeños más a menudo que las mujeres. Y señalan que no existen variaciones en cuanto a la variable edad.
Función de historiador familiar
Este era un papel fundamental en sociedades más antiguas donde la transmisión de conocimientos, costumbres y tradiciones se hacía de forma oral. Actualmente con la generalización en el uso de las nuevas tecnologías se ha transformado, hacia un papel más vinculado a narrar historias personales y familiares que sólo se hallan en la memoria del anciano.
Neugarten y Weinstein (1964) nombran al guardián de la sabiduría familiar, que incluye a un grupo de abuelos de la muestra que hablan a los nietos de la historia de la familia. Este grupo estaría más representado por abuelas que por abuelos.
En estudios más recientes, Triadó y Villar (2000) destacan la función del abuelo como portador de la memoria familiar entre otras. El abuelo, quizá a diferencia de los padres, representaría la memoria de la familia y el vínculo entre su pasado (sus propias vivencias de juventud) y su futuro (los nietos) Esta función puede repercutir tanto en la integración de la familia como en el propio bienestar personal del abuelo, contribuyendo a dar significado a la propia trayectoria vital en una etapa, la vejez, en la que es precisamente esta una de las tareas que la persona ha de afrontar.
Función como transmisor de conocimientos y valores morales
Otra función de las que participa el abuelo es la de dar consejos, orientar y transmitir conocimientos y valores a los nietos.
En cuanto a la incidencia del sexo del abuelo en esta función, Roberto y Stroes (1992), en un estudio realizado mediante cuestionario, obtuvieron diferencias en la cantidad de influencia del abuelo según el sexo, siendo las abuelas las que más influyen en las creencias de los nietos.
Otro estudio jerarquiza la importancia de las funciones realizadas por el abuelo, es el caso de Kalliopuska (1994), el cual llegó a la conclusión de que los abuelos dan a sus nietos, por orden de importancia, amor, cuidados, valores morales y experiencia.
Función como modelo de envejecimiento y ocupaciones
Dentro del aprendizaje por modelado se encontraría el cómo los abuelos enseñan conductas a sus nietos, les modelarían formas de vida, formas de actuar. Si bien esta función no aparece en muchos estudios, es un factor demasiado importante como para olvidarlo (Van Ranst, et al. 1995).
Por otra parte Rice (1996, citado en Rico et al., 2001), señala la importancia de esta función y manifiesta que este papel de los abuelos como modelos puede proporcionar a los niños una actitud más sana hacia las personas mayores, sobre todo en nuestra cultura, donde la juventud es idolatrada. Los abuelos actúan como futuros modelos de rol de sus nietos cuando sean abuelos y como modelo de relaciones familiares. Además de conocer a los mayores, aprenden que son buenos y pueden amarlos y respetarlos.
Función como amortiguación entre padres e hijos
Es una función dedicada a eliminar tensiones y que conduce a la estabilización de la familia y en último fin a mantenerla unida y que no se disgregue.
Aunque el abuelo se encuentra con la limitación que conlleva consigo “la norma de no interferencia”, que significa no poder criticar la educación que reciben sus nietos por parte de sus hijos y contribuir de esta manera a tener relaciones armoniosas con los demás miembros de la familia (Belsky, 1996).
Esta función es citada en la investigación de Bengtson y Robertson (1985) quienes apuntan a que el abuelo actúa muchas veces como arbitro en las disputas entre padres e hijos, negociando los valores familiares, conservando la continuidad de la familia y aportando su ayuda en los momentos de conflictos entre generaciones.
Los abuelos, no sólo influyen a los nietos de forma directa sino que también lo hacen a través de los padres, y signo de ello es que la relación de los padres con los hijos esta condicionada por como fueron educados los padres y como fueron modelados por los progenitores, ahora abuelos.
No sólo en la educación de los padres, sino que otra forma de intervención es la que aparece en el estudio de Hagestad (1985), el cual menciona otra forma de influir de forma indirecta, y es proporcionando ayuda económica y financiera a los hijos lo que mejora la calidad de vida de los nietos, especialmente en momentos de dificultades, aunque también se lleve a cabo en momentos de tranquilidad.
Función de ayuda en momentos de crisis
Cherlin y Furstenberg (1985) afirman que si bien en épocas de tranquilidad, los abuelos proporcionan afecto y mantienen una relación informal con los nietos, en tiempos de crisis, los abuelos adquieren un papel fundamental con asistencia de los nietos y manteniendo la familia a flote.
Una investigación que define las cualidades de los abuelos en momentos de crisis es la de Bengtson y Robertson (1985), quienes destacan la disponibilidad en casos de emergencia, y lo definen como función tranquilizadora del abuelo frente a una situación extrema.
Investigaciones más actuales conforman las diferencias en la intervención en tiempos de crisis entre distintos tipos de abuelos, es el caso de Valencia y Viguer (2004). Estas autoras señalan que el abuelo jubilado no apoya en momentos de crisis, y sí lo hace, además de cuidarles, el abuelo o abuela que ven casi todos los días.
Función de amor incondicional
Es esta una de las funciones principales, el soporte emocional que ofrecen a los nietos, es un amor incondicional, parecido al vínculo del apego, o el estar siempre disponible del que habla Bolwy (1969), pues no conlleva la responsabilidad paterna.
Los abuelos dan amor y aceptación para convertir que los niños se conviertan en su propia persona, proporcionando un ambiente seguro y asisten al desarrollo personal de sentido del nieto, en la identidad, en la confianza y en la seguridad (Kennedy, 1992)
Un estudio que confiere a esta función una importancia vital es el de Van Rast et al. (1995). Estos autores llegaron a la conclusión de que el soporte emocional es el mejor predictor de la importancia y cercanía de la relación entre abuelos y nietos.
Así mismo, un estudio que refleja la insatisfacción de los nietos es el de Fernández et al. (2003), quienes afirman que las redes afectivas que establecen los abuelos con los nietos son satisfactorias en la mayoría de los casos, y que la cuarta parte de los nietos no recibe apoyo afectivo satisfactorio, y que éste se muestra en relación con la frecuencia de visitas mutuas.
Función de consentidor
Esta función, unida a la anterior, asocia el clásico rol a los abuelos de que miman en exceso a los nietos y los malcrían una vez desprovistos de la responsabilidad paterna, si bien no hay muchos estudios que recojan esta variable.
El estudio de Tyszkowa (1991), señala como esfera de influencia el impacto negativo de los abuelos, actuando de forma contraria a los padres y con actitudes de sobreprotección.
Es esta una función que siempre se ha criticado a los abuelos por ir en contra de las normas paternas y que se acusa a la falta de responsabilidad.
Función como confidentes y compañeros
En relación a la anterior función, los abuelos se convierten en confidentes y depositarios de secretos, pues se considera que no aplican las normas a rajatabla y por lo tanto los castigos que normalmente llevan asociadas. Y al cambiar el juicio de la conducta por la comprensión, son percibidos por los nietos como quienes más les escuchan y entienden.
Una de las variables para que los abuelos funcionen como confidentes de los nietos es la conclusión a la que llegaron Pérez y Canovas (1995), los cuales manifiestan que en la percepción de atención que prestan los abuelos a los nietos, el 71% está muy de acuerdo o de acuerdo con la afirmación de que los abuelos siempre están dispuestos a escucharte.
Para señalar datos cuantitativos en la importancia de esta función conviene recordar el estudio ya citado de Rubio y Garrido (1995), realizado mediante cuestionario con una muestra de 44 niños y 41 niñas de 4 y 5 años, y que obtuvieron que un 25% de los niños manifiesta prioridad por la compañía de sus abuelos antes que los progenitores o hermanos, aunque era menor aún así que la prioridad por los padres, que es del 42%.
En una investigación reciente, Fernández et al. (2003) recogen la variable de insatisfacción del nieto en cuanto a la dejadez del abuelo en la ejecución de esta función y manifiesta que el 22,4% de los niños no recibe apoyo confidencial suficiente.
Abuelos indiferentes, abuelos sin función
El último factor a tener en cuenta son los abuelos que toman distancia de la relación con los nietos, característica que ya ha aparecido en varios estudios citados con anterioridad, entre ellos el de Neugarten y Weinstein (1964), quienes ya describían este rol como figura distante con poca frecuencia de contacto con el nieto, y que constituían el 19% de la muestra.
La causa de esta distancia puede ser la que señala Robertson (1977), quien afirma que este rol de abuelo indiferente, corresponde a personas poco satisfechas con el rol de abuelos, y las abuelas que cumplían esta función generalmente eran desempleadas y/o viudas.
Un estudio que señala la diferencia entre el origen familiar y el sexo es el de Van Rast et al. (1995). Estos autores relacionan esta función en mayor medida con abuelos que abuelas y más de origen paterno.
Método (participantes, instrumento y procedimiento)
La muestra de esta investigación esta formada por abuelos y abuelas de Burgos capital y provincia. Este estudio ha sido realizado a partir de una muestra de 603 abuelos de Burgos capital y Burgos provincia. A la hora de elegir la muestra podíamos saber que en los mayores de 65 años, el 70% son abuelos, pero no podíamos limitar el ser abuelo a ser jubilado, y a la vez no conocíamos la población que eran abuelos y no tenían cumplidos 65 años, por lo que la selección de la muestra se realizó al azar, proporcional y estratificado por sexo y lugar de residencia. De esta forma se obtuvo una muestra definitiva de 603 personas, 345 de Burgos capital, y 258 de la provincia de Burgos.
El instrumento utilizado para medir las variables del abuelo, del nieto, las características conjuntas y la imagen de la relación es el utilizado por Rico et al. (2001). Partiendo de éste, que medía la relación entre el abuelo y el nieto preguntando a los nietos, elaboramos nuestro propio instrumento modificando los apartados necesarios e introduciendo alguna variable nueva, como fueron la existencia o no de nieto favorito, la existencia o no de discapacidad en el nieto, así como entre que edades están los nietos, la existencia de bisnietos, y el preguntar por las actividades conjuntas cuando el nieto no era adulto.
La recogida de datos tuvo lugar durante el año 2003 y 2004, se recogieron un total de 645 encuestas, si bien luego se trabajó con 603, al eliminar todas aquellas que no ofrecían algún dato, o éste era dudoso. La recogida de encuestas fue llevada a cabo en diferentes municipios de Burgos, y en diferentes lugares, se buscaron locales donde los abuelos tuvieran momentos de ocio, y también se realizaron encuestas en la calle. En primer lugar existía gran reticencia por parte de los ancianos a contestar a las encuestas, nos confunden con vendedores o dicen que no tienen tiempo. Una vez que acceden y les relatamos nuestro interés, llevamos a cabo la encuesta, donde nos encontramos con relatos exhaustivos de la vida de los abuelos y con reticencias a la hora de elegir un nieto favorito, con lo cual, en los casos que manifiestan que todos los nietos son iguales, les pedimos que nos hablen acerca del nieto con le que mayor frecuencia de contacto tienen.
Resultados
Los abuelos tienen una imagen de la relación con su nieto preferido sobre todo de ser mimadores, indulgentes, obsequiando al nieto con dulces y propinas en un 87,6% de los casos, también tienen la imagen de amor incondicional, y de ser abuelos que consuelan al nieto en un 84,7% de los entrevistados, a la vez, se consideran transmisores de conocimientos, valores morales y consejos en un 84,1% y cuidadores, y dar de comer al nieto cuando es pequeño en un 78,9%, y como contadores de cuentos en un 77,6% de los casos.
La imagen que menos tienen es la de ayuda en momentos de crisis, alejando al nieto de discusiones paternas, en un 15,6%; de puente entre padres e hijos, intercediendo a favor del nieto en un 41,5%; y la imagen de ser alguien que les comprenda o entienda, actuando como confidentes en un 45,6% de los casos.
Porcentajes de la imagen que los abuelos tienen de la relación con su nieto favorito
Discusión/Conclusiones
Rico et al. (2001), Smith (1995), Triadó (2000), y Valencia (2004) señalan que cuanto mayor es el abuelo, menor es la imagen que tienen de ejercer de guardianes y guías familiares, limitándose al contacto y a tomar posiciones de ayuda en momentos de crisis y papeles más conciliadores.
Las relaciones significativas encontradas en cuanto a la edad del abuelo con la imagen de la relación, se dan en las siguientes variables: amor incondicional, compañero de juegos, cuidadores, modelo de envejecimiento y ocupaciones, y fuente de comprensión.
Los abuelos más jóvenes se perciben como fuente de amor incondicional, compañeros de juegos y cuidadores, y los abuelos más mayores, se perciben en mayor porcentaje como modelo de envejecimiento y ocupaciones, y fuente de comprensión de sus nietos.
Observamos por una parte como los roles van cambiando y los abuelos con menor edad son los que piensan que realizan la función de cuidadores y también la de compañero de juegos del nieto favorito, además de funcionar como recurso de amor incondicional, por una parte se puede observar como las nuevas generaciones de abuelos participan del rol que la sociedad les asigna con la incorporación laboral de la mujer, teniendo que llevar a cabo la función de canguro o cuidador del nieto favorito, y por otra parte, la función de compañero de juegos es algo que aparece asociado a una edad menor del abuelo. Estos resultados coinciden con los de Triadó et al. (2000), quienes destacan que la cercanía emocional y la función del abuelo como cuidador sustituto tendía a ser más destacada por los abuelos de menor edad, mientras que con la demanda de ayuda sucedía lo contrario.
Por otra parte los abuelos más mayores participan en mayor medida de la función de modelo de envejecimiento y ocupaciones de su nieto favorito y son fuente de comprensión del mismo, consolidando así que la edad parece ser un factor que condicione la relación con el nieto en cuanto a ser comprendido por los abuelos y servir de referencia o modelo, esto coincide parcialmente con el estudio de Pinazo y Berjano (1996, citado en Valencia 2004) sobre la auto percepción de los abuelos en la relación con sus nietos quienes encontraron que la edad de los abuelos influye en la relación con sus nietos en cuanto a comprensión, satisfacción y grado de utilidad percibida. Los abuelos mayores se sienten más comprendidos y perciben mayor satisfacción que los abuelos más jóvenes. Los abuelos de edades entre 56 y 70 anos se perciben mas útiles (entendida la utilidad como la capacidad de dar ayuda cuando la necesitan) en la relación con sus nietos. También puede influir en la percepción de la relación lo que se ha denominado “rol inverso”; los abuelos jóvenes se sienten mas útiles porque pueden dar más de lo que reciben y a medida que aumenta su edad son ellos los que reciben más de lo que dan.
Por lo tanto concluimos que la edad que tenga el abuelo es un condicionante para la relación con el nieto favorito, y observamos como a medida que aumenta la edad del abuelo disminuye el porcentaje de personas que participan en actividades conjuntas, y que la imagen de la relación varía sobre todo por motivos sociales.
Jerónimo González Bernal, Josefa González Santos, Raquel de la Fuente Anuncibay, Soraya Marquínez Meneses, Natalia González Bernal, en redalyc.org/
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