El Feminismo puede entenderse como un movimiento y como una actitud. Como movimiento, es minoritario y plural y aparece dividido en múltiples grupos, a veces grupúsculos, aunque está extendido por muchos países, sobre todo en América del Norte y Europa Occidental. Como actitud, responde a una ideología bastante generalizada en nuestros días: permisivista, hedonista, materialista, individualista o colectivista.
Tampoco se presenta como un fenómeno aislado. Es un hecho social que se origina y refuerza con otros acontecimientos de tipo político, demográfico o ideológico. En concreto, el socialismo y el marxismo, como ideologías y como concepciones de vida, han influido bastante en los Movimientos Feministas, aunque estos hayan derivado en ocasiones hacia el maoismo y el anarquismo. La Revolución Industrial y el Capitalismo consiguientes, que supusieron para la familia la disgregación entre el hogar y el lugar de trabajo, y en concreto determinaron para la mujer trabajadora su inserción en la clase proletaria, son quizá las causas históricas más relevantes de la Historia del Feminismo actual.
Como fenómeno colectivo los autores están de acuerdo en fijar su origen en 1848, fecha en que fue promulgada la llamada "Declaración de Séneca Falls" (Estado de Nueva York), que contiene doce Decisiones referentes a la igualdad radical entre los sexos, el derecho de la mujer al voto y a la participación social, politica y religiosa. En la Decisión número 12 se habla de "derribar el monopolio de los púlpitos' [1]. Curiosamente, el año 1848 es también el de la publicación del Manifiesto comunista.
De algún modo el acontecimiento de Séneca Falls venía a culminar toda una serie de protestas y reclamaciones que muchos autores, masculinos y femeninos, habían manifestado en épocas anteriores a través de la literatura o el ensayo. Estos testimonios quedarían en el acerbo de la bibliografía feminista, como testimonios aislados pero eficaces de la condición de inferioridad a la que la Historia y la sociedad habían reducido a la mujer.
Así como el descontento procedía en un principio de la exclusión de la mujer del mundo de la cultura y de la actividad social o política, junto con su reducción a un papel reproductor y asistencial (madre-esposa, "reposo del guerrero"), con el impacto de la ideología socialista, y sobre todo marxista, pasaría a cobrar un tinte marcadamente político, de lucha y de reivindicación. Por eso es interesante, antes de pasar adelante, analizar las diversas formas en que se manifiesta el Feminismo actual.
1. El feminismo y sus formas
Es difícil presentar una síntesis coherente de las similitudes entre las múltiples formas que adopta el Feminismo actual. También es difícil clasificarlas en orden a sus diferencias. En parte, porque muchas de ellas no han acabado de definirse, por inmadurez o por contradicciones internas en su planteamiento.
No obstante, podemos aventurar que hay dos tendencias bastante marcadas. Una es la liberal-radical, que pretende una conquista de los derechos de la mujer al igual o por encima de los hombres, sobre todo en el plano sexual, familiar y laboralsocial. Esta tendencia va del reformismo más moderado al maximalismo más radical, pero no suele tener connotaciones políticas. La encontramos sobre todo en los Estados Unidos, pais de larga tradición democrática. Las feministas norteamericanas pretenden influir en la sociedad, no tanto a través del poder, cuanto de las organizaciones y actividades intermedias o autónomas. De hecho es en Norteamérica donde se imparten cursos en la Universidad, se elaboran tesis doctorales y se publican libros de autores y autoras intelectuales sobre el tema de la Mujer y el Feminismo. Las especialidades que más se ocupan de ello son la antropología, histórica y filosófica, y la sociología.
Coincidiendo radicalmente en las ideas básicas pero discrepando en los métodos, se encuentra la segunda tendencia, la política. Esta corriente se ha localizado mayoritariamente en los países de Europa occidental. España es probablemente el último país que se ha incorporado a esta tendencia, a partir de la instauración de la democracia en el año 1975 [2]
La tendencia del Feminismo político es por un lado la radicalidad, el extremismo en las denuncias y la agresividad en las manifestaciones, y su estrecha vinculación a los partidos de izquierda, por otro. Siguiendo la teoría de Marx de que toda organización que aún no está cuajada debe vincularse a los partidos revolucionarios, no se sabe si por táctica o por oportunismo, se promueven muchas agrupaciones feministas que constituyen un ala del partido correspondiente. Y el problema que esta situación les plantea -están unidas a compañeros de mentalidad "machista", que son por lo tanto sus enemigos- les hace buscar la solución, bien inventando autonomías reales o utópicas, bien mediante lo que llaman sus adeptas la "doble militancia". Hay también asociaciones independientes.
Las diferencias entre los diversos movimientos radican fundamentalmente en la edad de sus dirigentes y en su extracción socio-cultural. En general son jóvenes -el dato es interesante por cuanto supone de inexperiencia familiar o de vida- y suelen proceder de los medios obreros. Hay evidentemente algunas universitarias, y mujeres de más edad, pero éstas en franca minoría. Se publican más artículos de revistas y de divulgación que libros, ya que el tema no ha recabado aún la atención de los intelectuales, quizá por considerarlo pintoresco o anecdótico [3]. Por último, da la impresión de que, así como las feministas apolíticas -que por cierto son tildadas de "burguesas" por las políticas-, pretenden cambiar las condiciones de la mujer en la sociedad desde abajo, éstas aspiran a transformar la sociedad y la cultura desde el poder, como condición previa a la mejora de la condición de la mujer. Lo que ya no se sabe es si esa transformación que pretenden es fin y no medio. Es decir, si lo que les interesa no es tanto la mujer como el poder.
Vale la pena, pues, ordenar los objetivos de ambas tendencias feministas.
2. Objetivos del feminismo
Aunque en pocos textos figuran ordenados, se puede construir una lista de objetivos feministas, siguiendo por una parte un orden cronológico, y por otra una jerarquía en las pretensiones. A nuestro parecer, pueden ser expresados del siguiente modo:
1.° Denuncia de las injusticias y discriminaciones de que ha sido objeto la mujer en el pasado
En este campo se recopilan citas, datos y textos que demuestran la secular condición de inferioridad de la mujer, como mito (musa, diosa) o esclava (procreadora, subordinada al hombre y a los hijos, y objeto sexual).
El postulado marxista de la lucha de clases, vendría a añadirse a esta calificación, mediante la definición del hombre opresor y la mujer oprimida. Esta idea se habría de convertir en axioma o dogma desde el que se interpretaría dialécticamente la historia de las relaciones personales y de las instituciones relacionadas con la mujer.
En el caso de la mujer trabajadora se dice que la opresión es doble -"sobreexplotada"- por razón de su sexo y por razón de su trabajo, tanto en el hogar como fuera. El Capitalismo, enemigo público del proletariado, impondría a la mujer un doble yugo: relegándola al hogar, con lo que se evitaba una serie de costos sociales, tales como guarderías infantiles, hospitales para enfermos y ancianos, servicios colectivos de lavandería, restaurante, etc., y explotándola en la fábrica, con salarios de complemento y empleos "de tapadera", que serían los más afectados en épocas de crisis, como la actual.
Hombre opresor, sociedad patriarcal y capitalismo se habrían aliado contra la mujer, en una fabulosa conjura histórica internacional. Es así cómo la feminista adopta a priori una postura defensiva, de quien se sabe agredido. Se entiende así la amargura de su comportamiento, su agresividad destructora, su rechazo global [4]
2.º "Libre disposición del propio cuerpo" o libertad sexual
Para ello, legalización y difusión masiva -con propaganda a través de los medios de difusión y a cargo de la seguridad social de anticonceptivos. Legalización del aborto y de la esterilización, con todas las garantías sanitarias.
El derecho invocado aquí es el de "maternidad libre" ("mi vientre es mio y hago de él lo que quiero"). Aunque el Feminismo condena la pornografía y las violaciones, sin embargo apoya y protege la homosexualidad masculina o femenina, viendo en ella una forma de marginación social.
En este marco rechaza cualquier planteamiento ético que apele al derecho a la vida del niño o a la responsabilidad social. Las críticas a la URSS por su cambio de política familiar están en esta línea [5]
3.º Igualdad con el hombre
Se formula este objetivo de modo funcional, en relación con el empleo, las leyes y la educación (que fueron los tres planos elegidos como objetivo de la igualdad de los sexos por el Año Internacional de la Mujer organizado por la ONU en 1975). A nivel esencial hay varias opiniones, desde quienes consideran que no hay diferencias naturales entre los sexos porque todo es cultura ("la mujer no nace, se hace", "la mujer es producto de la costumbre, no de la naturaleza", dice S. de Beauvoir). Hay quien no acepta más diferencias que la reproducción femenina. Otros, por último, amplían el reconocimiento de las diferencias entre los sexos, pero atribuyen a la Historia y la cultura la mayor parte de ellas. Queda con ello abordado el problema antropológico de naturaleza o cultura.
El tradicional "sexo débil" se convierte en "sexo fuerte" o "primer sexo" [6] Y en determinados sectores se alza para destruir a su secular enemigo, el hombre. Una nueva dictadura de mujeres -ya que no matriarcado- pretende sustituir al patriarcado de la sociedad tradicional de occidente.
4.º Destrucción del sistema de valores de la "clase dominante" y de sus estructuras
Se entiende por clase dominante a la "burguesía capitalista" en denominación marxista. Las estructuras, según el mismo criterio, son las instituciones, en concreto la familia, la Iglesia y el "Stablisment".
Quizá el blanco de todas las iras sea la familia. Trataremos este aspecto con más detenimiento en el punto siguiente.
5.º Reclutamiento y propaganda
Una de las preocupaciones del Feminismo es la "concienciación" de la sociedad, hombres, mujeres y niños, sobre la secular opresión de la mujer. Nótese que éste es el punto importante, no la conquista de sus derechos. Reconocen en sus textos que hay muchos obstáculos y atribuyen a manipulación y engaño la resistencia de muchas mujeres a abandonar el amor a su marido y el cuidado de los hijos. En los hombres, es su situación de privilegio la que les hace oponerse a la liberación de las mujeres tal como la propone el Feminismo.
Tan es así que este objetivo llega en ocasiones a convertirse en prioritario. Los medios más idóneos para conseguirlo son la educación y la propaganda, el escándalo público.
En la escuela se propugna la coeducación y la iniciación sexual de los niños por medies colectivos, y se emplea cualquier medio, clases o edición de libros de texto, donde sean modificados los "roles" tradicionales de la mujer y el hombre y la relación de autoridad-obediencia de los padres y los hijos. Los maestros y educadores deben ser sensibilizados previamente con los de la ideología desestabilizadora. La reciente difusión del llamado "Libro rojo del Cole" entre algunos escolares españoles sigue esta idea.
Tarea parecida se propugna para las mujeres. Aquí hay que convertir a las mujeres "burguesas" que tienen "mecanismos de escape" en su cultura y su dinero, lo que les permite pagar un servicio doméstico o "ir a Londres a abortar" convenciéndolas de su papel de mujeres explotadas por razón de su sexo. Esther Vilar descubriría un argumento sorprendente: el explotado es el varón, no la mujer [7] A la mujer trabajadora, dos veces explotada, se le propone todo un programa de acción: desde huelga de brazos caídos [8] hasta quema de prendas íntimas en manifestaciones públicas.
En síntesis, podemos constatar que los objetivos que propugna el Feminismo actual, sobre todo el radical, apuntan a una erradicación de los valores que a lo largo de los siglos han acompañado a la mujer en el mundo: entrega, generosidad, abnegación, impulso y aliento desde la intimidad del hogar. Quién sabe si, como ha quedado dicho más arriba, interesa más la destrucción de esos valores que la promoción de la mujer. Quizá porque en grado máximo los encarna ella. "La corrupción de lo óptimo es lo pésimo".
3. El feminismo y la familia
El lema que se repite hasta la saciedad en muchos textos feministas es éste "Hay que destruir a la familia". Algunas veces se añade el calificativo "patriarcal", otras se omite. Nos encontramos, pues, remedando a la Historia, con un nuevo "Delenda est Carthago!".
¿Por qué "hay que destruir a la familia"? Porque, siempre en la mentalidad feminista, la familia resume y concreta todos los comportamientos y actitudes de una relación de dominio. El Estado, las leyes o la Iglesia son también reprobables en la medida en que alientan y defienden esta situación.
"Hay que destruir a la familia" por lo que tiene de alienante para la mujer. Y los argumentos se ordenan por conceptos:
1.º Unás tareas tediosas y rutinarias, atomizadas de tal modo que la mujer no llega a especializarse en nada.
2.º Una atadura al hogar por la reproducción y el cuidado de los hijos, que le impiden realizarse en otra actividad, el trabajo o la política.
3.º Una subordinación al marido, del que depende por razón de la autoridad marital y por razón económica.
4.º Una perpetuación de las ideologías dominantes, al prolongar la situación de dependencia de los hijos a la madre y de dominio sobre ellos.
5.º Por último, la familia, siguiendo a Engels "es el último reducto de la propiedad privada". En el plano social, propugna la cohesión íntima de pocos miembros -familia nuclear- y la insolidaridad social. En el aspecto económico es un servicio gratuito que ahorra al capitalismo una serie de costos sociales, como se ha visto más arriba. A la hora de buscarle sustitutivos, se aprecian dos posibles formas en clara correspondencia con las dos tendencias arriba descritas, la liberal-radical y la socialista.
Se trata en ambas de colectivizar la vida familiar, unas a conveniencia de los adultos o para respetar la libertad de los niños, otras siguiendo una rígida planificación estatal. En unos casos se propugna la promiscuidad entre padres e hijos. Germaine Greer piensa en una granja en el sur de Italia donde los niños serían atendidos por los adultos que voluntariamente se prestasen a ello, sin distinguir quién de ellos sería su padre o su madre [9] Y en otro:, sería la colectivización de los servicios domésticos al mismo nivel que la actividad laboral, tal como se hace en los Kibbutz israelíes. En el extremo estaría la "liberación" total de las cargas de la maternidad con los niños-probeta, en una fiel reproducción de "El mundo feliz" de Huxley.
De modo parcial, como primer paso, se promueven la independencia de la mujer respecto del hombre mediante el trabajo, que le proporciona dinero y en ocasiones le otorga el prestigio que la familia no le da, y el divorcio, que reduce la vida conyugal a un contrato temporal. Se pide también la creación de guarderías infantiles gratuitas y... "obligatorias", lo mismo que la inserción de los ancianos y enfermos en los hospitales y la colectivización de los demás servicios.
En suma, y de eso se trata, todo apunta a desterrar la idea de intimidad en las relaciones personales. Todo es de todos y nada es de nadie en particular, ni siquiera el amor. Unas lo piden en nombre de la libertad, otras en nombre de la responsabilidad. Ambos conceptos aparecen asi disociados.
4. Crítica y balance del feminismo
Quizá valga la pena hacer una réplica no detallada pero sí ajustada a los diversos aspectos que el Feminismo critica en la familia, tal como se describe en el apartado
1.º No tienen por qué ser tediosas, rutinarias ni atomizadas las tareas domésticas. Lo son si se toman como fines de la vida familiar; no, cuando son medios para una convivencia grata y educativa. En ese caso demandan una jerarquización en un orden de importancia: las personas antes que las cosas, lo importante antes que lo urgente. Y las "tareas" (trabajos materiales) se convierten en un medio para educar en una serie de hábitos virtuosos: ni manías, ni negligencias; orden, puntualidad, delicadeza, buen gusto, etc.
Ver las "tareas" como ocasión de adquirir una buena disciplina, para lograr un mayor aprovechamiento del tiempo y del esfuerzo, educa a quien las desempeña, y ennoblece las tareas mismas, al conferirles valor de trascendencia. "El trabajo, todo trabajo, es testimonio de la dignidad del hombre, de su dominio sobre la creación. Es ocasión de desarrollo de la propia personalidad" [10]
2.º "La cadena ata, pero también une". La vinculación de la madre a los hijos es un hecho universalmente aceptado por la experiencia, pero es también un fenómeno derivado de la propia biología. Si es la madre quien ha llevado durante nueve meses al niño en su seno, es natural que sea ella quien tenga más contacto con él después de nacer, incluso más que el padre. Pero esa relación, que efectivamente reduce sus posibilidades de hacer a la vez y al mismo tiempo otra cosa, es también un reto a la organización del tiempo y a la jerarquización de las tareas. Y, sobre todo, es una vivencia que enseña mucho, más que todos los libros del mundo, sobre los sentimientos y la relación humana.
Sobre el amor. De tal modo que de ese aprendizaje puede derivarse una actuación social -incluso laboral, política, por qué no- que lleve a la sociedad esos valores familiares, vividos, sentidos y asumidos en la propia experiencia de una madre.
Se dice que en el ejercicio de una profesión es preciso aglutinar ciencia-teoría -Y experiencia-práctica-. Pero no se especifica el orden. ¿Por qué no puede una madre vivir primero la experiencia, y luego adquirir los recursos técnicos y la sabiduría teórica que le permitan sistematizar su experiencia y transmitirla a los demás, en forma de docencia o de orientación?.
Es decir, la "realización" no va únicamente por la línea del trabajo o la política. Es esa una generalización que no resiste la crítica más simple. La "realización" está en la línea del despliegue de las cualidades personales absolutamente originales y propias, y este despliegue puede darse -y se da- en la conjunción de la actividad -la que sea- con la deliberada intención de perfeccionar esa actividad, de perfeccionarse en ella, y de perfeccionar a otros mediante esa actividad.
3.º La subordinación de la esposa al marido, por razón de autoridad o por dinero, es hoy un anacronismo. Es más frecuente la situación inversa, la del "padre ausente", junto con la tarea de reincorporarlo al hogar, motivo de quejas y de descontento de muchas esposas. En cualquier caso, la autoridad real suele ser compartida, y la esposa suele administrar el dinero que gana el marido -o los dos-. Aunque aquí puede haber también problemas. Pero el que los haya es normal en toda convivencia humana, no un síntoma de fracaso. Habrá que verlo también como un reto a la superación.
4.º Los hijos reclaman la autoridad de los padres, porque necesitan de su aprobación o negativa para algo tan básico en su desarrollo psicológico como es su seguridad. La natural dependencia y subordinación de los hijos pequeños a sus padres es algo, no sólo inevitable, sino saludable. Y así como los padres son el marco de referencia de la valoración de las cosas para los hijos pequeños, los padres aprenden también a ir adaptándose a los cambios que sobrevienen a los hijos en su desarrollo biológico, mental, afectivo y espiritual. Pero, no porque es difícil mantener el timón de la familia, tiene sentido abandonar la autoridad, pretextando que supone un dominio sobre los hijos.
5.° Es difícil de creer que la sociedad está compuesta de células cerradas e insolidarias entre sí, como se reafirma en Leibniz. El bien, como el amor, es difusivo, y donde el amor se vive con generosidad, como por ejemplo, en las familias numerosas, se comprueba cómo, a pesar de las dificultades materiales que ello comporta, esos hijos son desenvueltos, decididos, se integran con facilidad en la escuela, tienen amigos, colaboran.
Por último, el ser humano necesita de unas relaciones personales donde pueda volcar su intimidad. Y eso se da con la mayor naturalidad en el seno de la familia, no en el foro público ni en la estación de ferrocarril. Las relaciones familiares, cuyas características son la intimidad, la reiteración, la relación directa y complementaria entre pocas personas, fijas y permanentes, y, por último, la afectividad, se ha descubierto que son el elemento clave en toda educación.
Sostener la familia y favorecer el desarrollo de su intimidad -que no excluye, sino que favorece su apertura social- es también la mejor inversión social que pueda hacer cualquier sistema político y económico, en legitimo provecho del bien común. Más aún, la familia, la maternidad son la razón de ser de la tarea política y social.
Al hacer un balance sobre el feminismo radical, subrayaría dos aspectos. Por un lado, es una alternativa totalitaria y reductora para la propia mujer y, por el enorme influjo que la mujer ejerce en la familia, para la sociedad. Donde además el afán propagandístico es desestabilizador y violento, puede arrastrar a una serie de víctimas al fracaso y la desesperanza. Entre esas víctimas están potencialmente los jóvenes, idealistas, fascinables y proclives a adoptar soluciones extremas.
Por otro lado, supone un reto: plantea la necesidad de clarificar posturas entre las mujeres, los hombres, y esa masa conformista que siempre es compañero de viaje de los que predican la ley del mínimo esfuerzo.
Ya se ven los resultados. El tema de la mujer ha pasado a protagonizar unos cuantos estudios, y realizaciones. El de la familia, -la contestación de los jóvenes no es ajena a este problema- ocupa la atención de políticos, científicos, educadores y moralistas. Es tema, junto con el matrimonio, que ha sido elegido para el Sínodo de Obispos que habrá de celebrarse próximamente. Se me ocurre también, en este punto, aportar un par de sugerencias:
1.ª Hasta ahora los problemas -las situaciones desviadas o dolorosas- han llamado la atención de la gente. Hay en ello como una tónica apesadumbrada, de enderezamiento de las cuestiones problemáticas. Pues bien, puesto que disponemos de tantos testimonios positivos y felices, de mujeres "realizadas" en su hogar o en su trabajo, sin que necesariamente participen de los planteamientos feministas, ¿por qué no aprender de ellas? ¿por qué no darles publicidad?
Es hora ya de tomar como objeto de estudio, no los casos anormales y patológicos, sino los casos normales.
2.ª Sin tener que adoptar la postura reactiva "lo contrario del Feminismo es lo bueno", conviene conocer la parte de verdad que hay en su denuncia (efectivamente hubo discriminación histórica de la mujer), pero remediarlo en el sentido más digno y humano. Podrá ser mediante la igualdad de oportunidades, o por el reconocimiento concreto y práctico de la dignidad de la mujer, o a través de la valoración personal y social de sus funciones, tanto el hogar como el trabajo. Y otras medidas que las circunstancias vayan planteando, de tal modo que no se presente el Feminismo como el único Movimiento que se ocupa de la mujer, ni termine captando a las que se encuentran solas, sin ayuda ni orientación.
Es necesario dar a conocer las iniciativas que ya existen para asistir a la mujer en esta difícil época que le está tocando vivir. Es preciso también potenciar, con un alarde de realismo e imaginación. muchas fórmulas más.
Se trata de arrebatar al Feminismo, aun aceptando el incentivo de su reto, el aparente monopolio de la "liberación de la mujer".
Ana Mª Navarro, en dadun.unav.edu/
Notas:
1. Amalia MARTÍN GAMERO, Antología del Feminismo, Alianza Editorial, Madrid 1975, pp. 51-57.
2. En Diciembre de 1975 aparece el Seminario Colectivo Feminista, organizando las Primeras Jornadas por la Liberación de la Mujer. En junio de 1976 le seguirán las Jornadas Catalanas de la Dona. Después, una prolifera ción de organismos y actividades. (Cfr. Magdalena VELASCO, ¿Qué hay detrás de los Movimientos Feministas? en "Mundo Cristiano", abril 1978).
3. Cfr. Carpeta Langaiak. Distribuido por IPES (Instituto Promoción Es tudios Sociales), Navarra 1980. Contiene unas cuantas fotocopias de los dis cursos pronunciados en un Cursillo sobre Feminismo que, con gran afluencia de jóvenes de ambos sexos, están teniendo lugar en Pamplona en los me ses de marzo y abril de 1980. Los títulos son significativos: Notas sobre el tema Feminismo y lucha de Clases (Empar PINEDA): Sobre los conciptos utilizados en el Feminismo (contradicción, clase, etc.) (Gretel AMMAUN MARTÍNEZ); La toma de poder. Dictadura de la mujer (Ana EsTANY); El Feminismo como opción política (s. a.).
4. Una feminista declaraba en 1979 ante las cámaras de TVE que el piropo debía ser castigado por la ley.
5. "Marx nos ha vendido", dice la declaración del grupo italiano "Rivolta feminile".
6. S. DE BEAuvom, La deuxieme sexe, Gallimard, 1949 (2 tomos); Ashley MONTAGU, Le premier sexe, Laffont, Paris 1970.
7. Esther VILAR, El varón domado, Plaza y Janés, 1973. Cfr. J. M.ª IÑIGO,
La bomba Ester Vilar, Plaza y Janés, Barcelona 1975.
8. Para el 8 de marzo, declarado como Día Internacional de la l'.'.Iujer trabajadora, se dictaminó una huelza de brazos caídos en el hogar y en el trabajo. Tanto en Norteamérica como en España tuvo muy poco eco esta iniciativa.
9. Cfr. A. STASSINOPOULOS, La mujer femenina, Grljalbo, Barcelona 1974.
10. J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, Madrid 1973, n. 47.
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