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Zarafa
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Zarafa

Zarafa
  • Público apropiado: Todos
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2013
  • Dirección: Rémi Bezançon y Jean-Christophe Lie
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Dirección: Rémi Bezançon y Jean-Christophe Lie. Países: Francia y Bélgica. Año: 2012. Duración: 78 min. Género: Animación, aventuras, familiar. Guion: Rémi Bezançon y Alexander Abela. Producción: Valérie Schermann, Christophe Jankovic y Vivien Aslanian. Música: Laurent Perez. Montaje: Sophie Reine. Distribuidora: Sherlock Films. Estreno en Francia: 8 Febrero 2012. Estreno en España: 19 Julio 2013.

Reseña:

   El exitazo internacional de las dos partes de “Gru, mi villano favorito”, de Pierre Coffin y Chris Renaud, es la más reciente confirmación del excelente estado de salud del cine de animación francés. Un cine que prácticamente se ha quedado solo con el japonés en la realización de largometrajes en animación tradicional en 2D, aportando en la última década las elogiadísimas y multipremiadas “Bienvenidos a Belleville” y “El ilusionista”, ambas de Sylvain Chomet; la original “Un gato en París”, de Jean-Loup Felicioli y Alain Gagnol, y las exóticas “Kirikú y la bruja”, de Michel Ocelot, y “Kirikú y las bestias salvajes”, de Michel Ocelot y Bénédicte Galup. Ahora se estrena en España otra ambiciosa película realizada con esta técnica tradicional 2D: “Zarafa”, de Rémi Bezançon (“Un feliz acontecimiento”, “El primer día del resto de nuestra vida”) y Jean-Christophe Lie (“El hombre del gordini azul”), que adaptan libremente la historia real de la primera jirafa llegada a Francia, en 1826.

   Los niños de una aldea sudanesa se reúnen bajo un gran baobab, donde el anciano del lugar les cuenta la maravillosa historia de la inquebrantable amistad entre Maki, un niño de 10 años, y Zarafa, una jirafa huérfana. Hassan, príncipe del desierto, salva a Maki del negrero que ha matado a la madre de Zarafa, y se lleva a la jirafa y al niño a Alejandría, a la corte del Pachá de Egipto, que lleva meses asediada por los navíos turcos. El Pachá encargará a Hassan la peligrosa misión de llevar a Zarafa a París, como regalo al Rey de Francia Carlos X, al que solicita ayuda para liberar su país de los otomanos. De este modo, Hassan, Zarafa, Maki y las vacas tibetanas Mounh y Sounh se embarcarán rumbo a París en el frágil globo aerostático del alocado científico Malaterre, seguidos en todo momento por el malvado negrero. Durante su odisea, se enfrentarán con piratas griegos, sobrevivirán de milagro en Marsella e intentarán salvar la imponente muralla helada de los Alpes. Y, en todo momento, el pequeño Maki sólo tiene una idea en la cabeza: llevar a Zarafa de vuelta a África.

   Si se compara “Zarafa” con las últimas superproducciones de Hollywood, a ratos pesa un poco la escasez de presupuesto de la película —ocho millones de euros—, así como su limitado equipo de 250 personas, distribuidos, además, por diversos países, entre ellos, España, representada por los prestigiosos The SPA Studios, con Sergio Pablos como director creativo y Fernando Moro como director de animación. Sin embargo, este aparente defecto casi juega a favor de la película, pues sus responsables sacan un partido enorme a cada euro invertido en ella, ofreciendo así una magnífica planificación, unos espléndidos diseños de personajes, una animación de altísima calidad y, sobre todo, unos fondos preciosos, que exprimen al máximo unos paisajes fascinantes. 

   Además, todo ese meritorio despliegue técnico se pone al servicio de una historia enormemente imaginativa y entrañable, tan divertida como emotiva, crítica con el tráfico de esclavos y con la frivolidad de la corte francesa, y muy positiva en su encendido elogio del amor a los animales, la valentía, la amistad, la lealtad y la capacidad de sacrificio. También cabe elogiar el respeto del filme hacia la religiosidad animista, islámica y budista de los protagonistas, que incluye una concesión a la reencarnación, enmarcada en el tono mágico del filme. Elogio especial merece la bellísima y variada banda sonora de Laurent Perez, sobre todo en sus pasajes en el desierto, con brillantes y personalísimos ecos de la magistral partitura del francés Maurice Jarre para “Lawrence de Arabia”, del inglés David Lean.(Cope  J. J. M.)