Contenidos: Imágenes (algunas V, varias X+), Diálogos (varios D), Ideas ( excesivo regodeo —a veces, morboso— en la homosexualidad, la bipolaridad y la adicción a las drogas de Yves Saint Laurent F)
- Dirección: Jalil Lespert
- Intérpretes: Pierre Niney, Guillaume Gallienne, Laura Smet, Charlotte Le Bon,Marie de Villepin, Nikolai Kinski, Rubén Alves, Astrid Whettnall, Marianne Basler,Xavier Lafitte
- Argumento: Laurence Benaïm (Libro)
- Guión: Jacques Fieschi, Jérémie Guez, Marie-Pierre Huster, Jalil Lespert
- Música: Ibrahim Maalouf
- Fotografía: Thomas Hardmeier
- Distribuye en cine: Vértigo
Reseña:
El hombre de las gafas
Un retrato duro, distante, frío, sin muchos matices dramáticos y morales, más bien patético, bastante aburrido
Se aguardaba con ciertas esperanzas el primero de los dos biopics rodados casi a la vez de Yves Saint Laurent, diseñador fallecido en 2008, que revolucionó el mundo de la moda. Sobre todo porque a pesar de su relevancia profesional, su discreción y timidez tuvo como consecuencia que su vida privada apareciera muy poco en los medios de comunicación. Aquí lleva al cine su periplo vital Jalil Lespert, conocido sobre todo como actor, aunque ya contaba en su filmografía con dos largometrajes como realizador.
Aborda la figura de Yves Saint Laurent desde que comienza su carrera en Christian Dior, firma que acaba dirigiendo a nivel creativo, cuando muere el fundador. Llamado a filas tras el estallido de la Guerra de la Independencia de Argelia, sufre un ataque de estrés, por lo que le recluyen en un hospital militar. Tras este incidente, la casa Dior le rescinde el contrato, por lo que con el asesoramiento de su pareja, Pierre Bergé, funda su propia firma.
Género especialmente difícil, escasean los biopics compactos, y magistrales, estilo El orgullo de los yankees, Escrito bajo el sol, Lawrence de Arabia, Truman Capote o La red social y abundan los que se componen de estampas mal articuladas de episodios de la vida del protagonista, como Jobs, La dama de hierro, El mayordomo, Amelia, J. Edgar, Diana, Grace de Mónaco o la indescriptible Sin límites, donde Robert Pattinson cometió la osadía de encarnar a Salvador Dalí.
Yves Saint Laurent se acerca más al segundo grupo, en la línea de Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel, en torno a la otra gran figura de la moda francesa del siglo XX. El guión, que toma como referencia el libro de la periodista francesa especializada en alta costura Laurence Benaïm, no puede ser más pobre, centrándose sobre todo en su relación homosexual con el citado Bergé, y sus problemas con las drogas y el alcohol, quedando así su compañero como el gran salvador que supo llevarle por el camino recto. Se entiende que éste haya sido el único que ha alabado públicamente la cinta. La película aparece lastrada por un excesivo regodeo —a veces, morboso— en la homosexualidad, la bipolaridad y la adicción a las drogas de Yves Saint Laurent.
Al menos, Bergé ha tenido la gentileza de ceder numerosos modelos de la colección del modisto, por lo que el film se detiene en varias ocasiones en los desfiles de moda, a los que se saca bastante partido visual. Otra nota positiva es la interpretación de Guillaume Gallienne, autor y protagonista deGuillaume y los chicos a la mesa, que interpreta con convicción al propio Bergé, por lo que sobresale llamativamente con respecto a su compañero de reparto, Pierre Niney, que parece haber sido fichado sobre todo por su enorme parecido físico con Saint Laurent.
Tras esta cinta se ha rodado otra biografía sobre el mismo personaje, Saint Laurent, de Bertrand Bonello, denostada por los críticos a su paso por el Festival de Cannes.