Dirección: Bernardo Bertolucci. País: Italia. Año: 2012. Duración: 103 min. Género: Drama. Interpretación: Jacopo Olmo Antinori, Tea Falco, Sonia Bergamasco, Veronica Lazar, Tommaso Ragno, Pippo Delbono. Guion: Niccolò Ammaniti, Umberto Contarello, Francesca Marciano y Bernardo Bertolucci. Producción: Mario Gianani y Lorenzo Milei. Fotografía: Fabio Cianchetti. Montaje: Jacopo Quadri. Diseño de producción: Jean Rabasse. Vestuario: Metka Kosak.
Reseña:
Hermanastros
Lorenzo tiene 14 años. Está en un momento difícil. Es solitario, asocial, tanto en el colegio como en casa con su madre. Con el psicólogo no hace progresos. Vive metido en su mundo, con sus cascos, sus libros, sus animales, etc. Por eso para su madre es una gran noticia que haya decidido ir a esquiar con el colegio durante la Semana Blanca. Lo que no sabe es que Lorenzo no va a ir, sino que en su lugar se esconderá en el sótano de su casa, con la intención de pasar una semana aislado del mundo. Sin embargo, al poco de comenzar su aventura, una vez acondicionado el lugar, la aparición de una hermanastra tirará por tierra sus planes de soledad.
Nueve años llevaba el director Bernardo Bertolucci sin ponerse detrás de las cámaras. Una novela de Niccolò Ammaniti ha sacado del barbecho al cineasta italiano para elaborar Tú & yo, un film casi minimalista por los poquísimos elementos con los que cuenta y por la levedad de la trama. Con un arranque tedioso, que sirve de presentación del arisco personaje y donde los días se suceden sin aliciente, rutinarios, etc., sólo hacia la última media hora del film el espectador advertirá cierto progreso en los personajes, en verdad seres necesitados de cariño, de comprensión, de alguien en quien verter su ayuda, su compromiso, de un objetivo que les señale el norte para retomar (o tomar por primera vez) el rumbo de sus vidas.
Pero hace tiempo que Bertolucci no entrega una película cuya calidad esté a la altura de su prestigio y en este caso tampoco lo logra debido a la escasa entidad de la propuesta. Aunque ciertamente no hay asomo de ligereza o frivolidad, en general todo lo que se cuenta es demasiado exiguo, liviano. Si bien es verdad que estamos ante un film con tono de fondo positivo, esperanzado –algo poco habitual en el cineasta–, que habla de las dificultades, dudas y desconciertos vitales por los que atraviesa la juventud, tema, en este caso sí, recurrente en el director de Soñadores y Belleza robada. Y es que aquí el acercamiento de los hermanastros supondrá para ambos un comienzo hacia la madurez, hacia la aceptación de un mundo que les zarandea. Los actores están correctos. (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS