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- Dirección: Ridley Scott
- Intérpretes: Mark Wahlberg, Michelle Williams, Christopher Plummer, Romain Duris, Charlie Plummer, Timothy Hutton, Stacy Martin, Olivia Grant, Andrew Buchan, Marco Leonardi, Adam Astill, Charlie Shotwell, Charlotte Beckett, Francesca Inaudi
- Argumento: John Pearson (libro)
- Guión: David Scarpa
- Música: Daniel Pemberton
- Fotografía: Dariusz Wolski
- Distribuye en cine: Diamond Films
Reseña:
Roma, 1973. Unos hombres enmascarados secuestran a un adolescente llamado Paul (Charlie Plummer). Su abuelo, J. Paul Getty (Christopher Plummer), es el hombre más rico del mundo, un magnate petrolero tan multimillonario como avaro. El secuestro de su nieto favorito no es razón suficiente para renunciar a parte de su fortuna.
“Todo el dinero del mundo” cuenta la historia de Gail (Michelle Williams), la persistente y tenaz madre de Paul para quien, al contrario que Getty, sus hijos son lo más importante. La vida de su hijo depende de un tiempo que se acaba, y los secuestradores se muestran cada vez más determinados, inestables y violentos. Cuando Getty envía a su enigmático hombre de seguridad, Fletcher Chace (Mark Wahlberg), a velar por los intereses de su nieto, él y Gail se alían en una carrera contrarreloj que revelará el valor del amor frente al dinero.
Ridley Scott recrea este episodio aportando un sesgo muy realista en la puesta en escena setentera y en la consecución de los hechos, servidos sin ninguna espectacularidad, incluso con escaso gancho. Aquí tenemos sobre todo los hechos desnudos: la angustiosa espera de una madre que no puede recuperar a su hijo y la vida de éste en su reclusión en Calabria. Y entre medias un abuelo multimillonario encastillado en su avaricia. El contexto humano se logra con oficio, gracias a algunos iniciales flash-backs que recogen la vida de los componentes de la familia, sus relaciones y problemas.
Revolotea continuamente en Todo el dinero del mundo una clara referencia cinematográfica que lo impregna todo: Ciudadano Kane. John Paul Getty (1892-1976) vendría a ser una suerte de Charles Foster Kane del mundo del petróleo, un hombre ambicioso que al parecer fue capaz de acumular más dinero que nadie en la historia. Recuerda al famoso magnate de la prensa también en su insaciable afán por poseer objetos de arte –“los únicos que siempre dicen la verdad”–, mientras que se va convirtiendo en un hombre solo, sin familia, sin amor. Las interpretaciones son muy buenas. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ