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aquí Dirección: Frank Miller
Intérpretes: Gabriel Macht, Scarlett Johansson, Samuel L. Jackson, Eva Mendes, Jamie King, Paz Vega, Eric Balfour.
Guión: Frank Miller
Música: David Newman
Fotografía: Bill Pope
Distribuye en Cine: Sony
Duración: 103 min.
Género: Acción, Cómic
¿Quién soy yo?
Basada en la novela gráfica de Will Eisner, la historia de "The Spirit" se centra en un policía que finge su propia muerte para poder luchar contra el crimen en el anonimato.
The Spirit es un tipo que siempre quiso ser policía. Regresó misteriosamente de la muerte, y trabaja al servicio de las fuerzas del orden en Central City, tocado siempre con su sombrero y su antifaz. Todas las chicas están locas por él, y se enfrenta a tremendos villanos como Octopus, que quiere conseguir una antigua pieza griega que podría ser la clave de una vida inmortal.
Además, se va a reencontrar con su inolvidable amor de juventud, Sand Saref, rota cuando mataron a su padre policía, y que al otro lado de la ley, le vuelven loca los diamantes.
La trama que ofrece Miller es bastante simple, en realidad una excusa para un despliegue estético deslumbrante. Acierta al escoger un actor desconocido, Gabriel Macht, para encarnar al protagonista, dejando los nombres que suenan para el villano (Samuel L. Jackson) y para la pléyade de guapas chicas Spirit (Eva Mendes, Scarlett Johansson, Paz Vega, Sarah Paulson, Stana Katic).
Decepciona bastante esta primera gran aventura fílmica del fantasmal policía, creado para el cómic por Will Eisner. Por un lado, el guión es una pura confusión, sobre todo para los desconocedores de la historieta gráfica.
Y, además, el dibujante y cineasta Frank Miller (Sin City) da primacía a la atmósfera de cómic sobre la cinematográfica, fragmentando totalmente el montaje, imponiendo hasta el agotamiento una iluminación expresionista a contraluz, y abusando de una voz en off solemne y enfática, que parece sustituir a los bocadillos con los pensamientos de los personajes.
Además, Miller carga la mano en un crudo tratamiento de la violencia y el sexo, que acaba irritando por su exposición explícita y su absoluta vacuidad dramática. Un fallido ejercicio de estilo, por tanto, que enturbia bastante las posibles aportaciones del cómic al lenguaje cinematográfico. (La Gaceta JJM / Almudí JD-AC)