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The fake

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The fake

Contenidos: Imágenes (frecuentes V+, X+), Diálogos (varios D), Ideas (nihilismo, acercamiento lúgubre y sórdido a la religión F)

Dirección y guion: Yeon Sang-ho. País: Corea del SurAño: 2013. Duración: 101 min. Género: AnimacióndramathrillerProducción:Cho Youngkag. Música: Jang Youngkyu. Montaje: Lee Yuenjung. Diseño de producción:Byun Kihyun. Distribuidora: Mediatres EstudioEstreno en Corea del Sur: 21 Noviembre 2013. Estreno en España: 15 Mayo 2014.

Reseña:

   Un pequeño pueblo de Corea del Sur está a punto de ser inundado por la construcción de una presa. Desesperados, muchos de sus habitantes han caído bajo el hechizo de un desaprensivo estafador que, ayudado por un carismático pastor evangélico, les promete un nuevo hogar y un lugar en el cielo a cambio de sus ahorros. 

   En medio de toda esa corrupción, irrumpe Min-chul, un ateo militante, violento, borracho y ludópata, que acaba de salir de la cárcel. Tras diversas broncas con su esposa y su hija, y con la policía, descubre la falsedad del montaje religioso que mantiene hechizado al pueblo. Un montaje que se dispone a destruir como sea.

   Mejor película de animación en los festivales de Sitges y Gijon 2013, este desagradable filme del sucoreano Yeon Sang-ho (“The King of Pigs”) plantea para algunos una demoledora crítica a ciertas sectas protestantes y a la religión organizada en general, a las que presentaría como una manipuladora estafa sacacuartos para gente sencilla, incauta y crédula. Algo de eso hay, pero con matices, pues su guion fluctúa constantemente de punto de vista. 

   De hecho, arremete también contra las mezquinas mentiras del estafador y la irracional brutalidad del protagonista —ambos ateos—, matiza a ratos el comportamiento del pastor protestante —marcado por un dramático hecho pasado, de ambigua moralidad, y que es testigo de un hecho sobrenatural—, elogia el sincero cristianismo de la buena gente —esas sentidas oraciones de las ancianas, ese cadáver sonriente de la mujer del tendero…— y culmina con una curiosa y confusa escena más espiritual que escéptica.

   En cualquier caso, Yeon Sang-ho ofrece un acercamiento lúgubre y sórdido a la religión, tan nihilista como el que plantea respecto al ser humano en general, dominado por sus más bajas pasiones y sin un sentido claro de su existencia. Este enfoque se traduce en una asfixiante puesta en escena —de planificación e iluminación vigorosas, pero con una animación limitada muy tosca—, en unas histriónicas “interpretaciones” —parece que todos los personajes son dementes—, en un humor negrísimo y escaso, en unos diálogos tremendamente groseros y, sobre todo, en un tratamiento brutal de la violencia y morboso del sexo. 

   Todo ello, casi sin contrapuntos luminosos, con abruptos cambios de carácter en los personajes —sin suficiente justificación dramática, pues sólo se esbozan sus circunstancias y motivaciones— y un tono general muy irreal, casi de pesadilla. De modo que el espectador normal se horrorizará enseguida con tan indigesto despliegue de inhumanidad y podredumbre moral.(Cope J. J. M.)