Contenidos: Imágenes (varias S, X), Diálogos (varios D), Ideas (amoralidad, permisivismo sexual, exaltación de la poliandria y poligamia F+)
Dirección: Frédéric Fonteyne. Países: Francia, Bélgica y Luxemburgo. Año: 2012. Duración: 98 min. Género: Drama. Interpretación: François Damiens (Jean-Christophe), Sergi López (Fernand), Jan Hammenecker (Dominic), Anne Paulicevich (Alice), Zacharie Chasseriaud (Antonio), Christian Kmiotek (Michel), David Murgia (Luc). Guion: Philippe Blasband y Anne Paulicevich. Producción: Patrick Quinet y Claude Waringo. Fotografía: Virginie Saint-Martin. Montaje: Ewin Ryckaert. Diseño de producción: Véronique Sacrez. Vestuario: Catherine Marchand. Distribuidora: Paco Poch Cinema. Estreno en Francia: 28 Noviembre 2012. Estreno en España: 3 Mayo 2013.
Reseña:
Guardia en una prisión belga, el solitario y taciturno J.C. (François Damiens) sólo rompe su penosa existencia durante las clases de tango a las que asiste todas las semanas. Allí conoce a Alice (Anne Paulicevich), una bella mujer, de la que se enamora tras bailar con ella. Al día siguiente, J.C. ve de nuevo a Alice en la sala de visitas de la cárcel, saludando primero a un preso, y después a otro… Resulta que Alice es la pareja, al mismo tiempo, de los reclusos Fernand (Sergi López) y Dominic (Jan Hammenecker), a quienes sigue de prisión en prisión en compañía del adolescente Antonio (Zacharie Chasseriaud), hijo de ella y Fernand. Las reglas prohíben a los guardias socializar con los familiares de los presos. Pero, J.C. decide romperlas por primera vez en su vida.
Escudándose en el supuesto espíritu libertario del tango, el belga Frédéric Fonteyne (“Una relación privada”) desarrolla una sórdida exaltación de la poliandria y la poligamia más esperpéntica y libertina que verdaderamente trasgresora, sobre todo en su ridículo desenlace. La puesta en escena es brillante a ratos, sobre todo cuando Fonteyne recurre a los montajes paralelos al ritmo de la música. Por su parte, las interpretaciones son aceptables, dentro de su premeditado y discutible contraste entre la inexpresividad de François Damiens, Jan Hammenecker e incluso Anne Paulicevich, y el histrionismo de Sergi López y los reclusos argentinos. Pero el conjunto se viene abajo por la vacuidad dramática y moral de su guión, que sólo aporta un poco de autenticidad a través del sufrido hijo adolescente de Alice, alucinado del permisivismo sexual de su madre. Ese personaje, los viejos tangos del uruguayo-argentino Francisco Canaro y las preciosas canciones folk de la danesa Agnes Obel son lo único salvable de esta deplorable película. (Cope J. J. M.)