Director: Ken Loach. Guión: Paul Laverty. Intérpretes: Atta Yaqub, Eva Birthistle, Ahmad Riaz, Shamshad Akhtar. 104 min.
CONTENIDOS: VXD+F
Loach, conocido por su cine social afín a la izquierda más reivindicativa, vuelve a la carga con una denuncia nueva: la intolerancia religiosa. Casim es un paquistaní británico que vive con su familia musulmana en Glasgow. Siguiendo la tradición social férrea del islam, sus padres ya le han buscado una novia, otra musulmana de una familia también paquistaní. Pero él se enamora de Roisin, una católica irlandesa separada que da clase a su hermana. El brutal rechazo de la familia de Casim trae sobre él la más implacable condena de la comunidad musulmana. Pero ella también va a toparse con la dureza de corazón de su párroco que le va a poner las cosas muy difíciles.
El dibujo del interior de una familia musulmana no está mal, pero Loach y su guionista habitual, Paul Alberti, caricaturizan el catolicismo, aparentemente basado en papeles y normas burocráticas.
Además, así como el padre de Casim es un hombre bueno, movido sólo por lo que piensa que es lo mejor por sus hijos, el párroco de Roisin es un energúmeno que en ningún momento le ofrece una compañía real a ella ni una ayuda para sus problemas.
La puesta en escena es, como siempre, muy realista, muy urbana, con unos actores impecables. La clave conclusiva de Loach no es nueva: las tradiciones religiosas son hoy un lastre para la verdadera libertad. Dicho de otra forma, el laicismo es la única salida para superar la intransigencia propia de las religiones institucionales. Ken Loach, marxista trasnochado, sigue a lo suyo y el peso de la ideología es un lastre demasiado indigesto. (Aceprensa / Almudí)