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Si la cosa funciona

Si la cosa funciona

Whatever Works
Contenidos D (varios diálogos), X (algunas escenas), F (nihilismo, hedonismo, insistente y agresivo rechazo de las propuestas de sentido de la vida metafísicas y religiosas)

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Reseña:

Dirección: Woody Allen
Intérpretes: Ed Begley Jr., Patricia Clarkson, Larry David, Conleth Hill, Michael McKean, Evan Rachel Wood, Carolyn McCormick
Guión: Woody Allen
Fotografía: Harris Savides
Distribuye en Cine: Tri Pictures
Duración: 92 min.
Género: Comedia

La vida que se va 
    Un Allen menor en una película con destellos de su genialidad, que arranca muy bien y se va desinflando hasta un desenlace pobre.

    Boris es un tipo de cierta edad, profesor de física jubilado que pudo haber sido premio Nobel, divorciado, que intentó una vez suicidarse, y con una increíble labia con la que expresa su visión desencantada de la vida. Para él la mayoría de los mortales son simples gusanos, muy por debajo de su nivel clarividente. Una noche ayuda a una jovencita, la sureña Melodie, que ha huido de su conservador hogar hasta Nueva York. 

    La chica se queda a vivir en su casa, aunque él al principio la mira por encima del hombro, no le parece atractiva, y la ve ingenua y no demasiado inteligente. Pero con el roce de la convivencia surge algo entre ellos, e incluso el compromiso. Un día, inesperadamente, irrumpirá en sus vidas la madre de ella. 

    El Woody Allen de siempre. Buen contador de historias, ingenioso en algunos recursos -el protagonista hablando a cámara en varios momentos, incluido inicio y desenlace-, divertido... pero también cínico y desesperanzado, a vueltas con el amor y el desamor, la felicidad y la desdicha, el sentido de la vida y la religión. 

    Si acaso algo cambia en la mirada de Allen es la senectud del protagonista: Boris, interpretado por Larry David, cómico conocido sobre todo por la 'sitcom' Seinfeld, y que deviene aquí en 'alter ego' de Woody Allen, incluso con innegables paralelismos autobiográficos, apuntados por los personajes de Evan Rachel Wood y Patricia Clarkson. 

    Un psicoanalista podría hablar seguramente de narcisismo y de coartada pergeñada por Allen para justificarse en el otoño de la vida -hace dos años morían sus admirados maestros Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni-, ese principio que da título al film y que repite continuamente el protagonista, "si la cosa funciona"... 

    La idea sería que cualquier decisión que se tome en esta vida sería correcta, sin con ella se alcanza cierta tranquilidad, paz, equilibrio... aunque nada garantice que las relaciones o compromisos nacidos de tales decisiones vayan a durar un tiempo ilimitado. 

    De modo que Allen da un giro argumental a las vidas de los distintos personajes del film, para ilustrarla, riéndose del racionalismo de Boris, y dándole finalmente la razón existencial al puro azar. No obstante, resulta significativo que, en plan iconoclasta, se conceda el beneficio de la duda de "si la cosa funciona" a una relación homosexual y a un 'ménage-à-trois', y no en cambio al cristianismo conservador de los personajes sureños, que Allen ridiculiza presentándolo como poco menos que un estadio mental infantil y frustrante (Decine21 / Almudí JD-AC)