Contenidos: Imágenes (algunas X), Ideas (nihilismo y ateísmo F)
Reseña:
Marc Jarvis (Tom Hughes), un joven exitoso y ambicioso, sufre un terrible shock cuando le pronostican menos de un año de vida por culpa de una enfermedad incurable. Incapaz de aceptar su muerte, decide crionizar su cuerpo. El amor de su vida, Naomi (Oona Chaplin), se convertirá en su gran apoyo, a pesar de no estar de acuerdo inicialmente. Setenta años después, en 2085, en las instalaciones de Prodigy Health Corporation, Marc se convertirá en el primer hombre de la historia resucitado tras una crionización. Pero su resurrección no se producirá de la forma idílica que Marc había imaginado antes de morir.
No acaba de funcionar este drama futurista. Aunque inicialmente es atractiva, la narración en torno a la creación de la vida y la búsqueda de la inmortalidad no encuentra aquí el equilibrio en ningún momento y carece de la entidad requerida. El director ofrece además una visión tremendamente nihilista de la existencia, ambientada en uno de esos futuros asépticos y deshumanizados en donde la tecnificación ha anulado el sentido común y ha convertido los actos humanos en simples hechos físicos.
Ante ese panorama no compensa ni siquiera vivir para siempre: extinguirse en la nada sería la mejor salida. Y visto lo visto, está claro que así es. Pero no deja de sorprender la insistente explicitud con que el guión afirma su ateísmo, se niega cualquier asomo de duda de que los humanos seamos algo más que pura materia.
Es ineresante su crítica a una sociedad que –hipnotizada por la publicidad y anestesiada por la ultratecnología– se ha creído el mito que identifica felicidad y juventud. “No soportaba no vivir en ese Olimpo de belleza y salud que me vendía la publicidad: el paraíso de los incrédulos”, llega a confesar el protagonista. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ