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Millennium 2

Millennium 2

Luftslottet som sprängdes
  • Público apropiado: Adultos con reparos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2010
  • Dirección: Daniel Alfredson
Contenidos V (varias imágenes), X (varias imágenes), F (corrupción moral, lesbianismo)

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Reseña:

Dirección: Daniel Alfredson
Intérpretes: Michael Nyqvist, Noomi Rapace, Lena Endre, Georgi Staykov, Per Oscarsson, Michalis Koutsogiannakis, Jacob Ericksson, Sofia Ledarp, Micke Spreitz, Yasmine Garbi, Paolo Roberto, Peter Andersson, Johan Kylén
Argumento: Stieg Larsson (Novela "Luftslottet som sprängdes")
Guión: Jonas Frykberg
Música: Jacob Groth
Fotografía: Peter Mokrosinski
Distribuye en Cine: Vértigo
Duración: 129 min.
Género: Thriller

Cuentas pendientes 

    Adaptación cinematográfica de la segunda novela de la trilogía 'Millennium', escrita por el sueco Stieg Larsson, tras 'Los hombres que no amaban a las mujeres'. 

    De nuevo seguimos a los dos personajes principales creados por Larsson, Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, a lo largo de una sórdida trama de corrupción moral y asesinatos que, además de indagar en el terrible pasado de Salander, pone en solfa el funcionamiento, supuestamente perfecto, de la sociedad sueca, también en sus facetas política, institucional y policial. El resultado de la película es muy inferior a la primera entrega de la saga dirigida por Niels Arden Oplev. 

    Los componentes de la revista Millennium, con Mikal Blomkvist y Erika Berger a la cabeza, comienzan a trabajar en un nuevo artículo que pondrá patas arriba a la opinión pública en torno a un delicado tema social: el "traffiking". El material ha sido ofrecido por dos jóvenes inquietos llamados Dag y Mia, quienes llevan años investigando el asunto. 

    La intención es desenmascarar a personajes de cierta relevancia pública (abogados, policías, periodistas, políticos) que han obtenido favores sexuales de prostitutas menores de edad, traídas de países del este y obligadas a ofrecer su cuerpo en contra de su voluntad. Pero cuando la investigación está a punto de cerrarse para la publicación, Dag y Mia son asesinados en su casa. 

    La policía encuentra indicios de que la autora podría ser Lisbeth Salander, ya que también ha sido encontrado el cadáver de Bjurman, el abogado encargado de la tutela legal de Salander. De la noche a la mañana, la joven se convierte en la persona más buscada de Suecia. Por su parte, Blomkvist -quien no ve a Salander desde hace un año- no cree que sea culpable e intecta contactar con ella, al tiempo que investiga por su cuenta el caso. 

    Es éste un ejemplo de película que deja claro que la literatura y el cine son ámbitos completamente distintos. Hay que elegir uno u otro, no mezclarlos. Más les hubiera valido al guionista Jonas Frykberg tener esto bien claro. Adaptar la voluminosa novela de Larsson implicaba una reelaboración completa y no una simplificación como la que aquí se hace. 

    En La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina la acumulación de elementos sueltos es ya excesiva. El nuevo director de la saga Daniel Alfredson presta demasiado interés a cuestiones secundarias (las prácticas lésbicas de Salander, por ejemplo) y desprecia material importante (la investigación de la policía, el supuesto papel de Salander en los asesinatos, su relación con Blomkvist) que hubieran aportado mayor coherencia al conjunto. 

    Muchas cuestiones se dan por supuestas y permanecen ajenas a quienes no hayan leído la novela o estén familiarizados con los personajes, aquí apenas esbozados. La trama peca por tanto de episódica, prefabricada y poco consistente, sensación que se acrecienta por la historia misma, con los dos hilos narrativos paralelos que dispersan la acción. 

    Alfredson tampoco ha acertado en el apartado visual, ya que la película transmite un gran aire de telefilme y esto acaba por influir en que no se logre el nivel de tensión deseada en un thriller violento y oscuro como pretende ser éste. En fin, quizá la cosa no sea totalmente lamentable, pero el resultado, desde luego, podría a haber sido mucho mejor. (Decine21 / Almudí)