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Dirección: Erik Poppe. Países: Noruega,Suecia e Irlanda. Año: 2013. Duración: 117 min. Género: Drama. Interpretación: Juliette Binoche (Rebecca), Nikolaj Coster-Waldau (Marcus), Lauryn Canny (Stephanie), Adrianna Cramer Curtis (Lisa), Maria Doyle Kennedy (Theresa), Larry Mullen Jr. (Tom), Mads Ousdal (Stig), Chloe Annett (Jessica). Guion: Erik Poppe y Harald Rosenløw Eeg.Producción: Finn Gjerdrum y Stein B. Kvae. Música: Armand Amar. Fotografía: John Christian Rosenlund. Montaje: Sofia Lindgren. Diseño de producción: Eleanor Wood.Vestuario: Judith Williams. Distribuidora: Golem. Estreno en Noruega: 18 Octubre 2013.Estreno en España: 8 Agosto 2014.
Reseña:
Tomar partido
Rebecca es una de las fotorreporteras más prestigiosas del mundo. Mientras cubre un reportaje sobre terroristas suicidas en Afganistán está a punto de perder la vida. De vuelta a casa en Irlanda, su marido Marcus, con el que tiene dos hijas, la adolescente Steph y la niña Jessica, le plantea un ultimátum: no puede volver a trabajar en una zona de guerra, su familia la necesita y no puede vivir en la perpetua angustia de verla regresar en una "caja de pino".
Aunque periodista de raza y muy concienciada sobre las injusticias del tercer mundo, pasadas por alto con demasiada frecuencia en Occidente, está dispuesta a llevar una vida más tranquila, y ejercer más de madre de familia. Sin embargo un trabajo de Steph en la escuela sobre los refugiados en África, que las llevaría a ella y a su madre a Kenia, podría hacer aflorar de nuevo los viejos dilemas de familia o trabajo.
Primer título estrenado en España del noruego Erik Poppe, director y coguionista, tiene a su favor el hecho de poner sobre el tapete interesantes cuestiones para el debate: la imposible neutralidad del periodista en algunos casos, a la hora de cubrir informaciones que suponen la muerte de inocentes; la complicidad de los países ricos en las zonas más desfavorecidas; la difícil conciliación de familia y trabajo, corregida y aumentada cuando el progenitor ejerce una profesión de alto riesgo que podría dejar a sus hijos huérfanos; el necesario diálogo y confianza entre padres e hijos, de modo especial en edades complicadas como la adolescencia.
En manos de un cineasta más sólido –viene a la cabeza la Susanne Bier de En un mundo mejor–, Mil veces buenas noches podría ser un título más que notable. Aquí hay momentos potentes –el inicio y el final, que proporcionan una estructura circular; el incidente en Kenia–, pero otros peor resueltos, especialmente una de las crisis familiares, bastante pasada de rosca. Juliette Binoche es una actriz prodigiosa, y sabe dar a su personaje todo tipo de matices, acerca de sus luchas interiores, pero Nicolaj Coster-Waldau es más limitado, aunque justo resulta también reconocer que su personaje presenta rasgos algo planos. En cambio la "teenager" Lauryn Canny, en su primer papel para la gran pantalla, constituye una grata sorpresa. (Decine 21 / Almudí JD) LEER MÁS