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- Dirección: Haifaa Al-Mansour
- Intérpretes: Elle Fanning, Douglas Booth, Maisie Williams, Stephen Dillane, Joanne Froggatt, Bel Powley, Tom Sturridge, Ben Hardy, Hugh O'Conor, Ciara Charteris
- Guión: Haifaa Al-Mansour, Emma Jensen
- Música: Amelia Warner
- Fotografía: David Ungaro
- Distribuye en cine: Filmax
Reseña:
La historia de la joven Mary Wollstonecraft Godwin (Elle Fanning) y su ardiente y tempestuosa relación con el poeta romántico Percy Bysshe Shelley (Douglas Booth). Ambos sienten un flechazo inmediato al conocerse y ante la oposición de la familia de Mary a su noviazgo, la pareja decide huir, acompañados por la hermanastra de ella, Claire (Bel Powley).
Los altibajos en su relación se agudizan durante su estancia en la casa de Lord Byron (Tom Sturridge) en Ginebra y es allí donde Mary concibe la idea de Frankenstein, cuando, como juego, se propone a todos los invitados escribir una historia de fantasmas. Pero la sociedad de ese momento concede un nulo valor a las mujeres escritoras y con tan solo 18 años, Mary se verá obligada a desafiar estos prejuicios para proteger su trabajo y forjar su propia identidad.
El film se centra sobre todo en la peripecia personal de la protagonista. En su estilo de vida libertino, la chispa incontenible de la pasión, arrastrará consigo a su hermanastra, lo que tendrá consecuencias imprevistas, quizá sea la hora de madurar.
Todo este torbellino de emociones, se nos quiere señalar, contribuyen a la creación de Frankenstein, el monstruo nacido con pedazos de distintos cadáveres, la propia autora se vería reflejada en ese monstruo, sensible pero con sentimientos e inclinaciones contrapuestas.
La cinta aborda muy diferentes cuestiones y todas ellas desde una órbita profunda y sin miedo a que las respuestas no sean tranquilizadoras. Es sobrecogedor cómo se afronta la cuestión de la libertad y sus consecuencias, tanto en la vida de los protagonistas –con esa inicial apuesta de romper con la moral– como en la creación artística. Es muy interesante cómo se describe la relación entre el arte y la vida, y es de suma actualidad –aunque quizás es el tramo más convencional– la visión eminentemente feminista de la cinta.
Y, sobre todas estas cuestiones, Mary Shelley funciona como contexto de lujo para acercarse a Frankenstein. A pesar de algunos momentos artificiosos, es un ejercicio notable de crítica literaria. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ