Mayores. Una madre y sus hijos sufren por situaciones sobrenaturales en su hogar.
A finales de la Segunda Guerra Mundial, en la isla de Jersey cerca de las costas de Inglaterra, Grace (N. Kidman) y sus hijos Anne y Nicholas ( A. Mann y J. Bentley) viven en una antigua mansión victoriana. La historia comienza cuando llegan tres nuevos sirvientes para reemplazar a los que inexplicablemente desaparecieron. De manera cortante Grace explica a la nueva servidumbre las firmes reglas de la casa y el por qué de ellas. La pequeña Anne cuenta a la Sra. Mills (F. Flanagan), la nueva ama de llaves, sobre apariciones inexplicables que son negadas por Grace, una creyente católica para quien los fantasmas están fuera de sus creencias. Sin embargo situaciones extrañas también le suceden a Grace y el miedo se apodera de ella. La fe de Grace está impregnada por el temor al infierno; aún así, es constante y decidida. Así que es de lo más intrigante ver su lucha entre el miedo y sus creencias.Película que emplea una atmósfera de suspenso, creando ansiedad y terror sin que el espectador vea fantasmas en los pasillos. La actuación de Kidman es convincente, sus emociones salen a flor de piel al igual que los niños quienes aparecen por primera vez en un largometraje. El guión de Amenabar es una reminiscencia de la novela "The Turn of the Screw" de 1897 escrita por Henry James y la narrativa de la película pone en boca de niños inocentes preguntas tan fuertes como el por qué de la guerra y cómo saber que hay vida después de la muerte. El director crea un conflicto entre las creencias religiosas sobre la muerte y lo que viene después y los fenómenos sobrenaturales para los cuales no hay una explicación cierta. Acerca de la calidad de la película sugerimos consultar http://www.aceprensa.com/peliculas/81018741.htm. Por la forma de tratar la religión la película es recomendable para personas que tienen una cierta formación y que, por tanto, no se dejarán influenciar por la caricatura que el director realiza de algunos aspectos de la fe y la piedad católica. Moralmente sólo habría que saltar una escena (por otra parte no demasiado explícita). Cuando regresa el marido a casa (avanzada la mitad de la película), hay un diálogo en la habitación: la primera parte, mientras la protagonista está llorando en la cama no ofrece inconvenientes. Después, cuando ya se acerca el marido, se podría saltar hasta el momento en que se despierta y ve que el marido ha vuelto a abandonarla".