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Reseña:
El robo de unos cuadros, obra de la pintora naturalista checa Barbora Kysilkova, en una galería de arte en Oslo da pie a una extraordinaria historia sobre la conexión humana y la amistad. Una historia increíble, pero ante todo, real, protagonizada por uno de los ladrones a quien la propia artista pide retratar y la consecuente relación sentimental que ambos viven a lo largo de los años.
En 2015 la pintora checa afincada en Noruega Barbora Kysilkova hizo una exposición en la Galería Nobel de Oslo y sus dos pinturas más importantes –“El canto del cisne” y “Chloe & Emma”– fueron robadas. Pronto se localizó a los criminales, que fueron juzgados. Fue entonces cuando Barbora hizo una insólita petición a uno de los ladrones, Karl-Bertil Nordland: que se vieran para hacerle un retrato una vez que cumpliera condena. A partir de entonces el cineasta noruego Benjamin Ree (Magnus) filmó la relación entre ellos a lo largo de los meses.
Un documental asombroso. No tanto desde el punto de vista formal, como, sobre todo, por la historia que cuenta, a todas luces sorprendente. Es desde luego bastante extraño que se establezca una relación amistosa entre un criminal y su víctima, pero es que en el caso de La pintora y el ladrón la situación roza ya lo inverosímil por el grado de conexión que se produce entre ambos, casi una dependencia anímica, de ayuda mutua, de tal caridad y comprensión del otro que parece fruto de la fantasía. Pura humanidad sin que medie ningún elemento interesado o levemente sexual, como a priori podría pensarse. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ