País: EE.UU. Dirección: Martin Campbell Guión: Roberto Orci, Alex Kurtzman Fotografía: Phil Meheux Montaje: Stuart Baird Música: James Horner Intérpretes: Antonio Banderas, Catherine Zeta-Jones, Rufus Sewell, Nick Chinlund, Adrián Alonso, Raúl Méndez, Pedro Armendáriz Jr., Michel Bos, Michael Emerson Distribuidora: Sony
El Zorro es un personaje creado en 1919 por Johnston McCulley en la novela La maldición de Capistrano. Sólo un año después, Fred Niblo dirigió La marca del Zorro con Douglas Fairbanks como protagonista
Después de un serial en los años 30, fue Tyrone Power quien se puso la máscara en El signo del Zorro, con el gran Rouben Mamoulian como director. Después hubo películas de poco fuste hasta llegar al filme producido por Spielberg y dirigido por Martin Campbell, que lanzó al estrellato a Banderas y Zeta-Jones, en 1998.
En esta nueva aventura, los guionistas han cambiado. Ahora son los autores de los textos de La isla, de un montón de capítulos de la serie de TV Alias, y de Mission: Impossible III, que se estrenará en mayo de 2006 (dirige J.J. Abrams, creador de Alias... pequeño que es el mundo). Viene a cuento lo de Alias, como se verá más adelante.
California, 1850. Votaciones para ver si se incorporan a los USA como estado nº 31. El Zorro, a favor del sí, tendrá que velar para que los partidarios del no se porten adecuadamente. El alter ego del Justiciero de negro, D. Alejandro de la Vega, tiene problemas familiares a cuenta de la educación de su hijo de diez años.
Campbell rueda una buena película de acción que insiste en unas interpretaciones premeditadamente histriónicas, cosa que me parece innecesaria y, a ratos, perjudicial. El peso del conflicto familiar es grande, quizás porque Campbell se dio cuenta que el valor más fuerte que tenía en la película era el niño (bueno, y el caballo). En ese sentido, es sorprendente cómo se les va la mano en un par de situaciones demasiado duras para niños (dos asesinatos).
Al igual que en los guiones de Alias, se opta por un plato combinado que incluye teoría de la conspiración, acción coreografiada para que todo encaje al milímetro, cosa sentimental y descansillos de humor.
La película es lo que es (sería un error pedirle peras a un olmo) y funciona porque es simpática y entretenida, con buenas secuencias de acción, muy de cómic. (Filasiete / Almudí)
