Contenidos: Diálogos (algunos D)
Dirección: Christian Vincent. País: Francia. Año: 2012. Duración: 95 min. Género: Biopic, comedia. Interpretación: Catherine Frot (Hortense Laborie), Jean D’Ormesson (presidente), Hippolyte Girardot (David), Arthur Dupont (Nicolas), Jean-Marc Roulot (Jean-Marc Luchet), Arly Jover (Mary), Brice Fournier (Pascal). Guion: Etienne Comar y Christian Vincet; basado en un argumento de Danièle Mazet-Delpeuch. Producción: Etienne Comar y Philippe Rousselet. Música: Gabriel Yared. Fotografía: Laurent Dailland. Montaje: Monica Coleman. Diseño de producción: Patrick Durand. Vestuario: Fabienne Katany. Distribuidora: Golem. Estreno en Francia: 19 Septiembre 2012. Estreno en España: 22 Marzo 2013.
Reseña:
Mientras realizan un reportaje televisivo en una base francesa de la Antártida, dos periodistas australianos conocen a Hortense Laborie (Catherine Frot), una renombrada cocinera del Périgord, que ha pasado un año trabajando allí, y que ahora retorna a Francia. Por los trabajadores de la base, los periodistas irán conociendo la alucinante historia de la discreta Hortense, una sencilla mujer de campo, que ejerció durante más de dos años como chef particular del veterano Presidente de la República Francesa (Jean D’Ormesson). En el impresionante Palacio del Elíseo, ella, su joven ayudante Nicolas Bauvois (Arthur DuPont) y el entrañable maître Jean-Marc Luchet (Jean-Marc Roulot) se esforzaron por agradar al presidente y sus invitados con sus esmerados platos tradicionales, sorteando las trabas de los burócratas politicastros del gabinete presidencial y los obstáculos que les pusieron los cocineros del comedor general del palacio, liderados por el envidioso Pascal Lepiq (Brice Fournier).
Rodada en parte en el mismo Palacio del Elíseo, esta agradable tragicomedia del cineasta y enólogo parisino Christian Vincent (“La discreta”, “Les enfants”) se inspira libremente en la historia real de Danièle Mazet-Delpeuch, que fue cocinera personal del presidente François Miterrand entre 1988 y 1990. El guión de Etienne Comar y el propio Vincent es tal vez demasiado escueto en sus conflictos dramáticos, y poco contundente en sus golpes de humor. En este sentido, “La cocinera del presidente” se queda un poco por debajo de otras películas recientes también basadas en famosos personajes públicos, como “Su Majestad, Mrs. Brown”, “The Queen”, “La Reina Victoria”, “El desafío. Frost contra Nixon”, “El discurso del rey”, “Mi semana con Marilyn”, “De Nicolas a Sarkozy” o “Hitchcock”. Sin embargo, goza de una fresca puesta en escena, un tono general elegante —sólo roto por un par de groseras bromas sexuales— y unas excelentes interpretaciones, sobre todo de la estupenda actriz Catherine Frot y del casi nonagenario y prestigioso escritor, filósofo y periodista Jean D’Ormesson, que debuta como actor con una caracterización sorprendentemente veraz del imaginario presidente francés del filme.
Queda así una película muy humana y nada ideológica, crítica con la clase política y la cocina sofisticada, elogiosa del trabajo bien hecho y de las relaciones sencillas entre las personas, que —al igual que las magistrales “El festín de Babette” y “Comer, beber, amar”— presenta acertadamente la gastronomía como un arte en el que el propio cocinero se realiza como creador agradando a sus comensales. Eso sí, hay que ver “La cocinera del presidente” bien comido y bebido, pues los numerosos guisos, postres y vinos que aparecen en pantalla incitan sin piedad las papilas gustativas del desvalido espectador. No en vano Christian Vincent ha contado con el asesoramiento culinario de Gérard Besson —antiguo chef con varias estrellas Michelín del restaurante homónimo situado en la calle parisina Coq Héron—, Guy Legay —otro antiguo chef con estrellas del Hotel Ritz— y Elisabeth Scotto, estilista culinaria que colabora en la revista Elle. En fin, una película para chuparse los dedos. (Cope J. J. M.)