Todos los públicos. K-PAX es el nombre del lejano planeta del que dice venir Prot (Kevin Spacey), un hombre sin identidad y fotofóbico que aparece de la nada en la Grand Central Station de Nueva York. La policía le interna en el Instituto Psiquiátrico de Manhattan, donde es atendido por el Dr. Powell, un prestigioso médico cuya adicción al trabajo está poniendo en peligro su matrimonio. Tras demostrar sus extraordinarios conocimientos de astrofísica, el inquietante y encantador Prot influirá positivamente en el Dr. Powell y en sus enfermos. El guión se sustenta sobre una cuestión básica: ¿Es Prot un extraterrestre o simplemente ha perdido el juicio? El misterio funciona y la expectación se alimenta y crece, apoyada en una elegante puesta en escena, un solvente ritmo, buena fotografía y banda sonora e imprescindibles dosis de sentimentalismo. Hay un momento en el que el protagonista hace un comentario despectivo a la religión y el sentimentalismo a veces aparece marcado por un cierto esoterismo New Age. No tiene escenas inconvenientes. Con un tono idealista a lo Despertares, Patch Adams o Campos de sueños, la película cede a veces a un sentimentalismo vacío, marcado por un cierto esoterismo New Age. Sin embargo, su bien dosificada intriga y su decidido elogio de la caridad están encarnados con una convicción enorme por Kevin Spacey y Jeff Bridges. De este modo, la trama resulta grata y hasta vibrante en varias secuencias emotivas muy bien rodadas. Quizá es menos de lo esperado; pero no es poco.(Aceprensa).