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Reseña:
Año de producción: 2011
País: EE.UU.
Dirección: Andrew Niccol
Intérpretes: Justin Timberlake, Amanda Seyfried, Cillian Murphy, Olivia Wilde, Alex Pettyfer, Matt Bomer, Johnny Galecki, Elena Satine
Guión: Andrew Niccol
Música: Craig Armstrong
Fotografía: Roger Deakins
Distribuye en Cine: Fox
Duración: 109 min.
Género: Ciencia ficción, Thriller
La eternidad no siempre es suficiente
El neozelandés Niccol empieza muy bien, con una película de planteamiento poderoso, para terminar entregando un thriller convencional.
“In time” se desarrollará en una sociedad en la que se ha conseguido anular el gen que provoca el envejecimiento, de ahí que todas las personas aparenten tener 25 años. Ahora bien, el tiempo se utiliza como moneda de cambio para evitar la superpoblación, de ahí que la gente adinerada pueda vivir para siempre (por el contrario, los pobres han de negociar para que prosiga su existencia). Will (Justin Timberlake) es un hombre sin recursos que, después de ser acusado falsamente de haber cometido un crimen, decide huir, secuestrando en su camino a una joven heredera (Amanda Seyfried).
Como creador de originales fábulas de corte fantástico y ciencia ficción, más pegadas al mundo de lo real de lo que podría pensarse a simple vista, Andrew Niccol no tiene quizá parangón en el cine actual. A él se deben las tramas de títulos como Gattaca, El show de Truman y S1m0ne. En In Time también es muy sugerente su propuesta de una sociedad distópica, en que a las tradicionales desigualdades sociales basadas en la acumulación de bienes y el acceso a la cultura, se suma el hecho de que los ricos pueden vivir para siempre, o casi, mientras que los pobres tienen los días más contados que nunca. Esta posibilidad de alcanzar la eternidad en este mundo es cuestionada a través del personaje de Sylvia, hija de un millonario: aunque se le prometa una vida sin fin, ella es consciente de que hay vidas que no son vida, encerrarse en el propio cascarón del egoísmo sin interactuar con los demás, arriesgarse, comprometerse, no merece la pena.
Niccol, guionista, productor y director, logra un film entretenido, con abundantes dosis de acción. Pese a todo, y más tratándose de un film de Niccol, la sensación que puede experimentar el espectador es la de que le han colocado la miel en los labios, pero no le han dejado saborearla. Para entendernos, a este film, pese a la brillantez e ingenio de algunos pasajes, le pasa un poco lo que a La isla, que plantea interrogantes éticos, pero enseguida los deja de lado para emprender fórmulas más rutinarias. Parafraseando al film, podríamos decir que a la postre Niccol no arriesga el todo por el todo (Decine21 / Almudí JD). LEER MÁS