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Reseña:
Una pequeña aldea al sur de Francia es, desde 1858, el destino de unos inverosímiles viajes: hombres y mujeres con todo tipo de dolencias y enfermedades que, por sí mismos o llevados por otros, llegan en peregrinación a la conocida como Gruta de Lourdes. Estas peregrinaciones hoy se siguen haciendo, pero nunca antes se habían grabado... desde dentro.
Hospitalarios: Las manos de la Virgen muestra una realidad asombrosa, en la que la belleza de la entrega irrumpe en la dureza de la vida golpeada por la enfermedad, para colmarla de dignidad, amor y visibilidad, como testimonio también de que, desde la enfermedad o la discapacidad, hay mucho que ofrecer al mundo.
Se hace hincapié en la búsqueda de sentido para el sufrimiento en personas con parálisis cerebral y otras dolencias que les impiden valerse por sí mismos, y que en muchas ocasiones están a punto de sufrir graves depresiones antes de viajar a la localidad del sur de Francia, donde acaban recuperando la alegría. El realizador no pretende hablar de los milagros ocurridos allí y reconocidos por la Iglesia Católica, pues prefiere poner de manifiesto que la mayoría de peregrinos reciben un beneficio aún mayor, porque gracias a la experiencia aprenden a encarar su desgracia con optimismo, y con fe.
Lo que se vive en el lugar también resulta beneficioso para los voluntarios, que según sus propias palabras se dan cuenta de la importancia de desprenderse de lo innecesario; pues en la sociedad occidental los ciudadanos sufren por problemas que resultan absurdos cuando se comparan con los de personas que deben afrontar terribles enfermedades, y sufren graves problemas de movilidad, entre otros hándicaps. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ