Director: Hardy Martins. Guión: Bastian Clevé, Bernd Schwamm
y Hardy Martins. Intérpretes: Bernhard Bettermann, Michael
Mendl, Anatoli Kotenyov, Iris Böhm. 158 min.
Contenidos: 2-3 V
Hardy Martins (Baden-Württemberg, Alemania,
1963) tiene una curiosa procedencia: se formó como
especialista en Los Ángeles y en París. Después de trabajar
como especialista y como coordinador de especialistas
entre 1986 y 1993, en 1996 fundó su propia productora y
en 1997 fue el productor, director y actor principal en
Cascadeur. Hasta donde los pies me lleven es su segunda
película como director, estrenada en diciembre de 2001 en
Alemania y premiada en varios festivales.
Basada en el best seller de Josef Martin Bauer, esta
notable y hermosa película-río cuenta la odisea –verdaderamente
homérica– de un teniente alemán católico, Clemens
Forell, para regresar a casa desde un campo de prisioneros
en Siberia, donde soldados alemanes son obligados
a trabajar como mineros, tras la conclusión de la II
Guerra Mundial.
Rodada en bellísimas localizaciones de Alemania,
Bielorrusia y Uzbekistán, la película comienza cuando
Forell parte hacia el frente ruso en la fase final de la guerra.
En su Baviera natal deja a su hija pequeña y a su esposa,
quien al darle el beso de despedida le comunica que
está embarazada. Con la alegría de la noticia y el dolor de
la separación, se marcha dejando una promesa: “Volveré
en Navidades”. Pero pasa el tiempo, acaba la guerra, y el
militar no vuelve ni da señales de vida. Su mujer ve pasar
el tiempo sin noticias del marido, del que la Cruz Roja no
tiene constancia como baja o prisionero. Pero la hija de 7
años pide a la Virgen que se lo devuelva por Navidad.
La solvencia de los intérpretes, una puesta en escena
muy eficaz y la arrebatadora belleza de los parajes naturales
muy bien fotografiados por el ruso Pavel Lebeshev
son valores sólidos de una película llamativa, que recuerda
a la inolvidable Dersu Uzala, de Akira Kurosawa. Pero
lo verdaderamente sorprendente es la tensión dramática
de una historia de amor capaz de superar 15.000 kiló-metros
de sufrimiento, con uno de los retratos más con-movedores
de la religiosidad que se han visto últimamente.
Los 158 minutos de metraje contagian al espectador
las penurias sin cuento de un agotador calvario, en el que
no faltan comportamientos de grandiosa humanidad que
se mezclan con lo más ruin de la condición humana, mostrado
a veces con cierta crudeza. Si es cierto que algún recurso
narrativo (el peso del antagonista Kamenev, un
magnífico Anatoli Kotenyov) podría estar mejor perfilado,
el conjunto tiene un nivel envidiable.
Sería una lástima que la escasa distribución de esta película
haga que muchos espectadores se pierdan una obra
distinta, sugestiva, emocionante (Se recomienda visitar la
web oficial www.soweitdiefuessetragen.de). Algun detalle S al inicio del campo de concentración, sin mayor relevancia (31' a valorar según el público asistente). (Aceprensa / Almudí FET-JMF)