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Érase una vez en Anatolia

Érase una vez en Anatolia

Bir zamanlar Anadolu’da
  • Público apropiado: Jóvenes-adultos
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2013
  • Dirección: Nuri Bilge Ceylan
Contenidos: ---

Dirección: Nuri Bilge Ceylan. Países: Turquía y Bosnia Herzegovina. Año: 2011. Duración: 150 min. Género: Drama. Interpretación: Muhammet Uzuner (doctor Cemal), Yilmaz Erdogan (comisario), Taner Birsel (acusador), Ahmet Mumtaz Taylan (chófer), Firat Tanis (sospechoso), Ercan Kesal (Mukhtar). Guion: Nuri Bilge Ceylan, Ebru Ceylan y Ercan Kesal. Producción: Zeynep Ozbatur Atakan. Fotografía: Gökhan Tiryaki. Montaje: Bora Göksingöl. Diseño de producción: Cagri Erdogan. Distribuidora: Surtsey Films. Estreno en Turquía: 23 Septiembre 2011. Estreno en España: 22 Marzo 2013

Reseña:

    Tras despertar interés con “Lejano”, el interesante pero de culto —o sea, minoritario— cineasta turco Nuri Bilge Ceylan ganó el Premio al mejor director en Cannes 2008 con su película “Tres monos”. El año pasado volvió a conquistar Cannes ganando el Gran Premio del Jurado con “Érase una vez en Anatolia”, una coproducción entre Turquía y Bosnia-Herzegovina, cuyo guión lo firman Ercan Kesal, el propio director y su habitual colaboradora, su esposa Ebru Ceylan.

    El argumento se organiza en torno a una comitiva policial, que avanza por la noche por una carretera secundaria de Anatolia en busca del cadáver enterrado de un hombre asesinado. La comitiva la componen el presunto asesino (Firat Tanis), un médico forense (Muhammet Uzuner), un procurador (Taner Birsel) y un comisario (Yilmaz Erdogan), amén de un grupo de soldados y policías. A lo largo de esas interminables horas, vamos conociendo el mundo personal de cada de uno de los personajes, sus dolores, sus heridas, sus anhelos.

    Típicamente festivalera, lenta, contemplativa y excesivamente larga, aunque rodada con estilo y dirigida con talento, “Érase una vez en Anatolia” es de esas películas que funcionan por “empapamiento”. El espectador va impregnándose de esos rostros duros, desabridos, de la hostilidad del entorno, de lo precario de los medios, de lo primitivo de los procedimientos… Y acaba entrando en el alma de unas gentes recónditas, de la zona más remota de un enclave entre dos mundos, como es la Turquía profunda. Un ensayo antropológico, sombrío y ciertamente no optimista, aunque interesante, y con destellos de verdadera humanidad.(Cope  J. O.)