Tragicomedia bélica. Violencia. Expresiones soeces. Jóvenes y mayores. La acción de la película transcurre durante la guerra en Bosnia de 1993. En uno de los frentes, un soldado bosnio y otro serbio caen en la misma trinchera, situada en tierra de nadie. Para resolver sin muertos la delicada y esperpéntica situación, un sargento de las fuerzas de intervención de la ONU incumple las órdenes de sus superiores y toma la iniciativa. Le acompaña en su aventura una periodista británica, que transforma la anécdota en un show mediático internacional. Al articular esta inteligente metáfora del sin sentido de la guerra, acierta el director en su medida puesta en escena realista y, sobre todo, en la elección de un tono tragicómico, casi absurdo. Este tono hace llevadera la violencia externa e interna de la película, y reduce al máximo la tentación de convertirla en un panfleto maniqueo. De este modo, resultan cercanos los personajes –todos ellos, muy bien interpretados– y se aceptan los alegatos de la película contra el odio racial y religioso, la pasividad internacional y la frívola irresponsabilidad de ciertos medios de comunicación. La violencia y los diálogos soeces no hacen referencia a la sensualidad. (Aceprensa)