Contenidos: Imágenes (varias V), Ideas (caricatura de la Iglesia Católica)
Reseña:
Año de producción: 2011
País: EE.UU.
Dirección: Scott Stewart
Intérpretes: Paul Bettany, Cam Gigandet, Maggie Q, Karl Urban, Lily Collins, Stephen Moyer, Mädchen Amick, Christopher Plummer
Argumento: Hyung Min-Woo (novela gráfica)
Guión: Cory Goodman
Música: Christopher Young
Fotografía: Don Burgess
Distribuye en Cine: Sony
Duración: 87 min.
Género: Cómic, Fantástico
Vampiros del desierto
Continua el desfile de curas asesinos y vampiros multidientes con fondo de oscurantismo medieval. La mejilla católica sigue acomodándose al golpeo de guiones unineuronales.
Adaptación de una novela gráfica de Hyung Min-Woo. Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha estado enfrentada a los vampiros. Los humanos que han escapado de sus colmillos viven en gigantescas macrociudades dirigidas por la Iglesia, que entrenó a unos particulares sacerdotes para combatir a las hordas de vampiros. Finalmente, los vampiros fueron derrotados y encerrados, y los sacerdotes han quedado relegados a trabajos menores.
Pero uno de estos sacerdotes se entera de que han reaparecido unos extraños vampiros que han secuestrado a su joven sobrina en una zona desértica remota -la Tierra está devastada y se ha convertido en un gran desierto-. Aunque su superior, Monseñor Orelas, se lo prohíbe, tratará de encontrar a la chica con ayuda del novio de ésta y una antigua compañera sacerdotisa.
Paul Bettany, un gran actor, tiene cierta tendencia a escoger proyectos con cierta carga anticlerical. Quien diera vida al famoso monje albino Silas, de El código Da Vinci, protagonizó también Legión, un cómic que no convenía tomarse demasiado en serio, pero en el que interpretaba a un particular arcángel Miguel que se arrancaba las alas y desafiaba a Dios.
Ahora, Bettany vuelve a ponerse a las órdenes del realizador de esta cinta, Scott Stewart, en una cinta en la misma línea, totalmente irreal y 'palomitera', pero de la que en cierto modo se entresaca cierta crítica hacia la jerarquía eclesiástica. En El sicario de Dios, el obispado controla y manipula a la población, dirigiendo una especie de sociedad autoritaria, pero sin embargo los sacerdotes cazavampiros -que vendrían a simbolizar a los curas de a pie- son arriesgados guerreros que se sacrifican para salvar a la humanidad.
Si dejamos de lado este delirante trasfondo crítico, lo cierto es que el film sólo pretende ofrecer una sucesión de secuencias de acción y sobredosis de efectos especiales. Y sin embargo, el film funciona porque proporciona las dosis de espectacularidad que se esperan, y por su dinámico montaje. Además, los diálogos tipo tebeo y sus personajes arquetípicos y exagerados tienen cierto encanto. Con la cinta no se agrede a la fe sino a la inteligencia del espectador (Decine21 / Almudí JD). LEER MÁS