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Dirección: Pascal Plisson
País: Francia
Año: 2015
Duración: 86 min.
Género:Documental
Guión: Pascal Plisson
Música: Krishna Levy
Fotografía: Simon Watel
Estreno en España: 29-01-2016
Reseña:
En Mongolia conoceremos a Deegii, una nina de tan sólo 11 años que quiere convertirse en contorsionista profesional y formar parte de uno de los mejores circos del mundo en Singapur. Si supera la audición tendrá acceso a un programa de formación donde podrá continuar sus estudios y entrenamiento. Albert, también de 11 años, vive en la parte pobre de La Habana y sueña con convertirse en el mejor boxeador de su generación. Pero para conseguirlo tendrá que ser aceptado en la Academia de Estudios del Deporte, donde podrá adquirir los conocimientos necesarios sobre este deporte y continuar con su formación escolar.
En Uganda, Tom de 19 años quiere ser guarda forestal. Después de dos largos años de preparación y estudio llega el momento de realizar el examen de ingreso. Si lo supera verá cumplido su sueño de trabajar en su pasión: la protección del medioambiente y la fauna de su país. Nidhi es una chica india de 15 años que quiere ser ingeniera, pero su família no tiene los recursos para facilitarle el acceso a la Universidad. Sin embargo tiene la posibilidad de superar el “Súper 30”, una prueba a la que anualmente se presentan más de 5.000 aspirantes y que únicamente superan los 30 mejores. Aprobar, les permitirá prepararse durante un año para el examen de ingreso en la Universidad.
La película trae cuatro historias de superación provenientes de contextos difíciles, donde es más complicado avanzar hacia un objetivo que en la sociedad occidental más cosmopolita. Las historias narradas son reales. La película recrea el camino real que hicieron los personajes protagonistas, y cuenta con las personas que les acompañaron. Las historias que nos cuentan no son, pues, un discurso motivacional insincero: son testimonios auténticos.
La película habla del valor de la educación o de la importancia de la familia como sostén y apoyo, entre otros temas. Se construye un discurso didáctico sobre el valor del esfuerzo, sobre la ruptura de la barrera de las circunstancias, sobre la consecución de los logros mediante el trabajo duro, sobre lo importante de seguir una pasión… En definitiva, la película está muy orientada al conseguir como factor fundamental de la vida. Conseguir un empleo, conseguir aprobar un examen… Pese a ello, en las historias no se desestima el componente teológico que sostiene a los protagonistas. Todo parece estar orientado hacia conseguir, pero deja espacio a una dependencia de la persona frente a un componente divino.
El gran día retrata historias reales, construye un discurso didáctico que va más allá de lo motivacional. Un relato que puede resultar más cautivador por los difíciles contextos de los que vienen los protagonistas y por el valor real que tienen las historias. Más allá de esto, sigue estando en pie el debate de si es la consecución de los objetivos lo único a lo que debemos aspirar en la vida, lo más importante. En la película hay amor implicado en las tramas: familias o amigos que sostienen a sus hijos, que les apoyan y acompañan en sus travesías. Pero el amor o el afecto no es considerado como lo realmente importante. El discurso se salta el valor del afecto y lo enfoca todo hacia la consecución de objetivos; y esto puede resultar valioso o destructivo. Pues no es, efectivamente, la consecución de objetivos lo que da la felicidad: después de un objetivo siempre vendrá otro. Y la insatisfacción termina por cansarse de entrar por los mismos recovecos. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ