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Dirección: Harald Zwart. Países: USA y Alemania. Año: 2013. Duración: 130 min. Género: Fantástico, romance. Interpretación: Lily Collins (Clary), Jamie Campbell Bower (Jace), Lena Headey (Jocelyn), Jonathan Rhys Meyers (Valentine), Robert Sheehan (Simon), Kevin Zegers (Alec), Jemima West (Isabelle), C.C.H. Pounder (Dorothea), Jared Harris (Hodge), Kevin Durand (Pangborn), Aidan Turner (Luke). Guion: Jessica Postigo; basado en la novela de Cassandra Clare. Producción: Robert Kulzer y Don Carmody. Música: Atli Örvarsson. Fotografía: Geir Hartly Andreassen. Montaje: Joel Negron. Diseño de producción: François Séguin. Vestuario: Gersha Phillips. Distribuidora: eOne Films Spain. Estreno en USA: 21 Agosto 2013. Estreno en España: 30 Agosto 2013.
Reseña:
En busca de la copa perdida
Cazadores de sombras es un tuneo de Crepúsculo con estética gotico-punk y ángeles y vampiros y hombres-lobos.
Ambientada en la Nueva York contemporánea, “Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso” sigue a Clary Fray, en apariencia una adolescente normal y corriente que acaba descubriendo que es la descendiente de una línea de Cazadores de Sombras, un grupo secreto de jóvenes guerreros enfrascados en una vieja batalla para proteger nuestro mundo de los demonios. Tras la desaparición de su madre, Clary debe unir fuerzas con un equipo de Cazadores de Sombras, quienes la introducen en una Nueva York alternativa y peligrosa conocida como Submundo, repleta de demonios, brujos, vampiros, hombres lobo y otras criaturas.
Adaptación del primero de una serie de best-sellers juveniles de Cassandra Clare, el claro objetivo de Cazadores de sombras: Ciudad de Hueso es revalidar el éxito de la saga Crepúsculo y compañía. Pero a diferencia de los personajes creados por Stephenie Meyer, aquí todo es más aturullado y confuso, con interminables escenas de acción en que no progresa la trama. Hay momentos risibles –se lleva la palma la alusión a las cualidades de la música de J.S. Bach para poner nerviosos a los demonios, mucho más eficaz que el ajo con los vampiros, palabras casi textuales-, y chicos guapillos, con miradas lánguidas y enamoramientos, con los inevitables triángulos, donde aquí se introduce la "novedad" de una atracción homosexual.
Más allá del empacho de efectos visuales y de los trucos facilones que quieren atraer al público adolescente que vibró con la no-obra maestra pero sí netamente superior Crepúsculo, falta sentido de la medida en el director holandés Harald Zwart, especialista en títulos para jovencitos algo sosillos (Superagente Cody Banks, The Karate Kid). Difícil destacar a alguien en el reparto, ningún actor sobresale del resto, si acaso llama la atención la presencia de Jared Harris, conocido por Mad Men y más perdido en esta película que un pulpo en un garaje (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS