Historia inspirada en hechos reales de dos niños, uno cristiano y otro judío, cuya amistad logra sobrevivir por encima de los prejuicios, el odio y el paso del tiempo. Unos niños a los que les tocó vivir los convulsos acontecimientos de la Revolución Rusa y las atrocidades de la Primera Guerra Mundial.
Conmovedora última película del realizador georgiano Zaza Urushadze, responsable de Mandarinas, y fallecido prematuramente a la edad de 54 años. Adapta una novela del escritor canadiense Dale Eisler, que se inspira en hechos reales ocurridos a su propia familia.
Hay películas en las que se reconoce su buen pulso desde el primer fotograma, y Anton, su amigo y la revolución es una de ellas. La cinta funciona muy bien en su humanidad, al pintar familias cuyos miembros se quieren y que tratan de llevar una vida feliz, pero la alargada sombra de la tiranía despótica hace mella, e invita a la resistencia.
El film utiliza bien la predicación inicial de un sacerdote, que comenta el pasaje evangélico en que Jesús habla de “hacerse como niños”, como subtexto que choca con la realidad de un astuto personaje que se aprovecha de la inocencia y bondad de unos pequeños. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ