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Un lugar donde quedarse
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Un lugar donde quedarse

This Must Be the Place
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2012
  • Dirección: Paolo Sorrentino
Contenidos: Imágenes (algunas S)

Reseña:

Dirección: Paolo Sorrentino. Países: Italia, Francia e Irlanda. Año: 2011. Duración: 118 min. Género: Comedia dramática. Interpretación: Sean Penn (Cheyenne), Frances McDormand (Jane), Eve Hewson (Mary), Judd Hirsch (Mordecai), Kerry Condon (Rachel), Harry Dean Stanton (Robert Plath), Joyce Van Patten (Dorothy Shore), David Byrne (él mismo), Olwen Fouéré (madre de Mary), Shea Whigham (Ernie Ray). Guion: Paolo Sorrentino y Umberto Contarello; basado en un argumento de Paolo Sorrentino. Producción: Francesca Cima, Nicola Giuliano y Andrea Occhipinti. Música: David Byrne, con letras de Will Oldham. Fotografía: Luca Bigazzi. Montaje: Cristiano Travaglioli. Diseño de producción: Stefania Cella. Vestuario: Karen Patch. Distribuidora: Alta Classics. Estreno en Italia: 14 Octubre 2011. Estreno en España: 11 Mayo 2012

La antigua estrella
Una vistosa biografía a viñetas del director italiano de Il divo y Las consecuencias del amor.

   “Un lugar donde quedarse (This must be the place)” nos cuenta la historia de Cheyenne, un judío cincuentón, antigua estrella del rock, que sigue la estética gótica y lleva una vida aburrida de prejubilado en Dublín. La muerte de su padre, con el que hacía tiempo que no se trataba, le lleva de vuelta a Nueva York, donde, a través de la lectura de algunos diarios, reconstruye la vida de su padre en los últimos treinta años, en los que se dedicó a buscar obsesivamente a un criminal nazi que se había refugiado en Estados Unidos. Con una inexorable lentitud y sin capacitación alguna como investigador, Cheyenne, contra toda lógica, decide continuar la tarea de su padre y emprende la búsqueda del nonagenario alemán a través de Estados Unidos.

   El director Paolo Sorrentino (Il Divo, Las consecuencias del amor) escribe y dirige una película bastante original, con personajes marginales y un protagonista rarito, muy rarito. El espectador se sentirá sin duda exigido por el lánguido “tempo” del film y más de una vez tendrá unas ganas impresionantes de zarandear y abofetear al protagonista, que siempre parece un pelele empastillado hasta las trancas, como un muerto viviente. Pero si tiene paciencia, verá cómo la historia va ganando enteros a cada minuto, cómo una galería de personajes ricos van entrando en escena y cómo el guión ofrece poco a poco unas cuantas lecciones de humanidad que acaban por conceder al conjunto un calado poco previsible. Y frente a temas de trágico realismo, como el del Holocausto y sus consecuencias, el del amor y desamor paterno-filial, el de las consecuencias de la fama, el del perdón y la culpa, el del silencio de Dios y el de la difícil aceptación, se introducen logrados momentos de humor –alguno tronchante– que vienen como anillo al dedo.

   Desconcertante, curiosa, también interesan­te y bien filmada; responde al estilo del di­rector italiano, amante de la desmesura y del preciosismo, sin importarle el público, o -tal vez- dedicándose a un público al que gus­ta el estilo barroco de un director que ado­ra a Fellini. Se trata de una cinta que apreciarán sólo unos pocos, tal vez entusiastas de los Talking Heads o de Sean Penn. Cinéfilos (Decine21 / Almudí JD). LEER MÁS