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3/16: Cómo hablar claro en medio de un ruido ensordecedor [16 cartas a Benedicto 16]
Gracias, santo Padre, por ir de frente a los problemas
Querido Benedicto XVI,
no me extrañaría que haya quien, habiendo leído la carta de ayer, piense que no estoy escribiendo al Papa, sino a otra persona. Que al Papa no se le conoce en la opinión pública por esas cosas tan bellas sobre la fe y la amistad con Jesús. Que este Papa ha tenido muchos otros temas de los que ocuparse.
Lo curioso del asunto es que son ciertas las dos cosas. Usted ha dejado dichas y escritas reflexiones y propuestas que tienen un enorme poder de atracción, pero también es cierto que el ruido mediático ha sido en muchas ocasiones ensordecedor; tantas veces han coincidido las dos cosas, que uno se llegaba a preguntar si esto segundo −la batalla de opinión pública− no tendría una relación directa con lo primero −los mensajes atractivos. A un Papa que habla tan claro, hay que evitar que se le oiga, y mucho menos que se le escuche. No lo sé, y en realidad tampoco tiene mucha importancia ni utilidad, más que para elaborar teorías conspirativas que suelen acabar alimentando inoperancias.
Usted no se ha quedado inoperante. Ha continuado trabajando y ha escuchado de la opinión pública aquello que pudiera ser útil para mejorar a la Iglesia y para mejorar el testimonio que se da de lo que se cree.
El caso paradigmático ha sido la gestión de la dolorosa crisis de la pederastia en la Iglesia. El tema fue ampliamente recogido en este blog: nadie duda que ha sabido escuchar el clamor de las víctimas, buscar la verdad y la justicia con caridad y poner los medios para prevenir. Pero esta labor de reacción −defensiva, ante escándalos destapados aquí y allá− no le ha detenido en su particular batalla para la renovación cultural del viejo continente, del que depende la renovación del mundo.
Ha ido de frente ante las dos plagas del mundo de hoy: el materialismo económico y el relativismo ético. Ha señalado con claridad los tres retos a los que tienen que hacer frente los cristianos: “la búsqueda a menudo exasperada del bienestar económico, en una fase de grave crisis económica y financiera, el materialismo práctico y el subjetivismo dominante”. Y ha propuesto la alternativa de la fe: “la fe otorga a la vida una base nueva, un nuevo fundamento sobre el que el hombre puede apoyarse, de tal manera que precisamente el fundamento habitual, la confianza en la renta material, queda relativizado”.
Gracias, santo Padre, por ir de frente a los problemas.
Hasta mañana,
Marc
Barcelona, 15 de febrero de 2013
Marc Argemí
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