Luis Cano, investigador del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá, explica en esta entrevista cómo las Cartas del fundador del Opus Dei son una herramienta que ayuda al cristiano a profundizar en su relación con Dios
Hace más de dos décadas que el Instituto Histórico San Josemaría Escrivá, con sede en Roma, se ocupa de preparar la edición de las Obras completas de san Josemaría. Un grupo de investigadores ha estudiado y clasificado el abundante material en cinco series: Obras publicadas; Obras no publicadas; Epistolario; Autógrafos y Predicación oral.
Entre las obras no publicadas de este santo hay un buen número de Cartas, cuyas reflexiones espirituales y prácticas permiten ahondar en la llamada universal a la santidad.
Las Cartas, que se dirigen expresamente a los miembros del Opus Dei, iluminan todo el itinerario de la vida cristiana. Por eso san Josemaría quiso que pudieran ser accesibles a quienes se interesen en conocer y vivir el mensaje de santidad en medio del mundo.
En esta entrevista realizada por el CEJE, el investigador Luis Cano detalla algunas claves de las Cartas y explica su proceso de redacción y la importancia de su contenido de cara al centenario del Opus Dei.
Desde hace unos años el Instituto Histórico San Josemaría Escrivá (ISJE) trabaja en la edición y publicación de las Obras Completas del fundador del Opus Dei. ¿Podría explicar qué se propone este proyecto?
Desde el ISJE, uno de nuestros objetivos es sacar a la luz las obras inéditas de san Josemaría, las cuales aún son numerosas. Queremos que estén disponibles no sólo para las personas vinculadas al Opus Dei, sino para todo el mundo. Nuestra meta es garantizar que las ediciones que publicamos sean fieles a los manuscritos originales que él dejó. Este proceso implica una labor exhaustiva de comparación de todas las correcciones que realizó el autor, pues muchos de estos manuscritos fueron revisados por san Josemaría en múltiples ocasiones a lo largo de varios años. Es lo que llamamos una edición crítica.
No son textos complicados que requieran un gran esfuerzo para entenderlos. Por esta razón los presentamos en su forma original, solo agregando notas explicativas en ocasiones para contextualizar ciertos aspectos que podrían no ser conocidos hoy en día. Básicamente, nuestro objetivo es obtener un texto fiel y limpio de posibles errores, con una breve contextualización y, cuando sea posible, contar la historia que hay detrás de ese texto.
Entre esas obras hay un buen número de Cartas de san Josemaría, que no llegó a publicar en vida. ¿Cuál es su relevancia en la actualidad?
Cuando mencionamos las Cartas de san Josemaría no nos referimos a su epistolario personal, el cual es bastante extenso, sino a un género literario particular. Estas Cartas, algunas de gran extensión, abordan temas concretos.
En su escritura, san Josemaría adopta un tono cercano. Su estilo se parece más al de una conversación familiar que el fundador mantiene con los miembros del Opus Dei de todos los tiempos. El tono es semejante al que empleaba en las tertulias con personas de la Obra, en las que les transmitía de viva voz el espíritu, la historia y las tradiciones de la institución.
Las Cartas de san Josemaría nos ayudan a crecer en la vida cristiana.
Su contenido sigue teniendo gran relevancia actual porque tratan asuntos claves para seguir a Jesucristo en el mundo contemporáneo, ofreciendo perspectivas variadas para distintos caminos de vida.
Son enseñanzas de gran riqueza, en las que encontramos reflexiones sobre diferentes cuestiones: la humildad en la vida espiritual, la libertad y el respeto, el espíritu de servicio, entre otros aspectos que constituyen la vida de un cristiano.
¿Podría proporcionar más detalles sobre cuándo escribió y envió san Josemaría esas Cartas?
Disponemos de poca información sobre este proceso. Sabemos que san Josemaría desarrolló los temas de estas Cartas a lo largo de toda su vida. Durante los años 30 del siglo XX empezó a recopilar material y quizá también escribió algunas de las ideas centrales. Más tarde, en los años 40, 50 y, sobre todo, en los 60, trabajó en su redacción. Algunas veces utilizaba un grabador, y posteriormente, una persona le ayudaba a transcribir y corregir los textos. Otras veces, pedía que le realizaran un borrador con el material que él tenía. Luego, se ocupaba de editarlos y revisarlos, una y otra vez, hasta dejarlos como deseaba. Este proceso probablemente continuó hasta principios de los 70.
A cada Carta, san Josemaría le asignó, como es común en este género literario, una fecha. En realidad, su contenido es atemporal y hace escasas referencias a sucesos contemporáneos, y las fechas no siempre corresponden al momento exacto de su redacción final. Más bien, estas fechas le servían para recordar los momentos en los que había considerado los temas tratados en las Cartas, o los había predicado, aunque no en su forma definitiva.
¿Queda aún material inédito sin publicar?
Todavía queda mucho material inédito. Hasta la fecha, hemos publicado ocho Cartas en los volúmenes de las Obras Completas, y en 2023 salió la Carta número 29 en la revista Studia et Documenta. Actualmente, estoy trabajando en el tercer volumen, con cinco Cartas que espero finalizar pronto. Sin embargo, calculamos que aún nos faltan diez o doce volúmenes más, solo de Cartas. Estos textos requieren una lectura profunda, por lo que planeamos publicarlos con cierta periodicidad para que el lector pueda asimilar mejor su contenido.
Además del material mencionado, contamos con una considerable cantidad de transcripciones de charlas, meditaciones y tertulias de san Josemaría, así como su epistolario que permite conocer más a fondo a san Josemaría desde el punto de vista biográfico. También, hay una serie de escritos misceláneos que incluyen sus apuntes íntimos y otros textos. Para abordar este material, hemos desarrollado una metodología de trabajo que nos permite avanzar hacia nuestro objetivo de dar a conocer textos inéditos del fundador, en ediciones críticas.
Es importante señalar que la publicación de este material se realiza sin muchos comentarios o aclaraciones, a diferencia de otros trabajos que se han realizado en los últimos años, como las ediciones crítico-históricas de libros de san Josemaría que ya estaban publicados, como Camino, Es Cristo que pasa, Santo Rosario, entre otros.
Actualmente, el Opus Dei camina hacia el centenario de su fundación, un momento importante para comprender la propia identidad e historia. ¿Cómo contribuyen las Cartas de san Josemaría en este desafío?
En mi opinión, las Cartas desempeñan un papel fundamental en este proceso. En primer lugar, ofrecen una orientación clara para comprender la misión que Dios ha confiado al Opus Dei y el motivo por el que Dios ha querido esta gran familia. Esa comprensión nos proporciona una base sólida que permite afrontar los desafíos con confianza.
En segundo lugar, las Cartas nos recuerdan que la evangelización es una tarea de todos y para todos. Ello requiere una implicación muy grande de los cristianos en la sociedad a través de la secularidad activa y la búsqueda de Dios en todas las circunstancias de la vida diaria. Este mensaje transformador ha impactado profundamente a muchas personas, al mostrarnos que nuestras acciones cotidianas son muy gratas a Dios y podemos convertirlas en oración.
El Opus Dei no es solo una organización, sino como decía san Josemaría es ante todo una «partecica de la Iglesia». En realidad, se podría decir que cada una de las personas de la Obra “es” Opus Dei allí donde se encuentra. Tiene una misión concreta que llevar a cabo, un mensaje claro, una ayuda espiritual que le llega de otras muchas personas y que le ayuda a ser fiel a Jesús. La organización no actúa, lo hace la persona, con su propia responsabilidad. Es como si hubiera no uno, sino 90.000 pequeños Opus Dei ─tantos como miembros─ diseminados por el globo terráqueo. Lo mismo que cada cristiano “es” Iglesia, también cada miembro “es” Opus Dei en su pueblo, en su lugar de trabajo, en su sitio. Allí debe intentar llevar la luz de Cristo a todos los lugares, como recuerdan las ideas centrales de las Cartas que san Josemaría nos ha dejado. Él era consciente de que con el tiempo cabía el riesgo de que este mensaje tan maravilloso pudiera caer en el olvido o ignorarse. Por eso hizo un esfuerzo muy grande para dejar sus palabras inspiradoras en esos textos formados por miles de páginas.
Me parece que de cara al centenario cada uno puede lograr hacer una síntesis personal de su contenido, que logre penetrar y cambiar su interior, para impulsarlo a llevar a Cristo a todas las gentes y a todas las partes, allí donde vive y trabaja.
Redacción de unav.edu
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