Los errores hay que corregirlos, y por tanto hay que decirlos a aquellas personas que pueden ayudar, facilitar u obligar a corregir esos errores. Pero cuidado con dañar la buena fama de la gente
A veces, en las redes sociales, cuando uno lee una noticia con la que no está de acuerdo, en vez de exponer su opinión, empieza a insultar gratuitamente al autor de la noticia, al protagonista de lo que se cuenta o a un colectivo de personas sobre las que se habla. Hay que tener mucho cuidado con esto. Insultar no ayuda nadie, solo envilece al que insulta y daña al insultado.
Hay que tener mucho cuidado, pues si lo que se dice de alguien es mentira se está calumniando, y esto es una falta muy grave contra las personas. Si lo que se dice es verdad, también hay que tener mucho cuidado, pues se está difamando a esa persona y todos tenemos derecho a la buena fama. No somos perfectos. Todo el mundo mete la pata una vez u otra, y los errores no hay que exponerlos al escrutinio público.
¿Significa esto que hay de pasar por alto los errores de la gente y dejar que los siga cometiendo? No, ni mucho menos, los errores hay que corregirlos, y por tanto hay que decirlos a aquellas personas que pueden ayudar, facilitar u obligar a corregir esos errores. Pero cuidado con dañar la buena fama de la gente.
Si siempre hablas bien de todo el mundo, si evitas airear los errores serás una persona en la que se puede confiar. La gente acudirá a ti a pedir consejo, pues confiarán en ti, y podrás hacer mucho bien.