Estamos viviendo una realidad inédita, pero es bonita (…) es una gran alegría para todos y es un buen ejemplo de unión en la Iglesia
El 11 de febrero de 2013, Benedicto XVI renunciaba al ministerio petrino. Un gesto inédito que, a distancia de cuatro años, se comprende cada vez más profundamente gracias también a la extraordinaria relación de fraternidad entre Francisco y el Papa emérito.
Para una reflexión sobre el testimonio que Benedicto XVI está dando estos años de retiro en oración, Alessandro Gisotti entrevista al padre Federico Lombardi, presidente de la Fundación vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI:
El modo en que ha vivido y vive estos años corresponde al que nos había dicho, es decir, vivir en oración, en retiro desde un punto de vista espiritual, y con extrema discreción su servicio de acompañamiento en la oración a la vida de la Iglesia y de solidaridad también con su sucesor, precisamente con su responsabilidad. Esto es lo que está sucediendo, con absoluta serenidad.
¿Ha podido estar últimamente con Benedicto XVI? ¿Cómo lo ha visto?
Sí, he tenido algunas ocasiones en los últimos meses. Espero seguir teniéndolas, y más ahora que, habiendo recibido esta responsabilidad de la Fundación Ratzinger, puede haber más motivos para vernos. Lo he visto perfecto desde el punto de vista de la lucidez, de la presencia espiritual y mental, y es un verdadero gusto estar con él.
Naturalmente el tiempo pasa y las fuerzas no van aumentando precisamente, por eso, mientras que las mentales y espirituales son perfectas, las fuerzas físicas van debilitándose un poco. Sin embargo, es una persona que no tiene ninguna enfermedad, solo la fragilidad que aumenta con la edad, pero está de pie, puede caminar en casa. Se le ve como a una persona anciana que está un poco más frágil con el paso del tiempo, pero está perfectamente presente y es muy agradable de visitar.
En el libro Últimas conversaciones, Benedicto XVI afirma que poner en el centro el tema de Dios y la fe en primer plano, fue la orientación fundamental de su Pontificado. En estos cuatro años, ¿cuál es el testimonio más fuerte que nos está dando, en su opinión, el Papa emérito?
Diría que su modo de vivir este tiempo en oración está en perfecta coherencia con lo que acaba usted de decir; es decir, Dios en el centro, la fe como sentido de nuestra vida y, algo que veo también muy bonito, y que también sale en el volumen ‘Últimas Conversaciones’, es su sentido de proximidad al encuentro con Dios, vivir la edad anciana como un tiempo de preparación y familiarización con el Señor, a quien nos disponemos a encontrar.
Me parece un bellísimo testimonio. Creo que de verdad es muy bonito tener al Papa emérito rezando por la Iglesia, por su sucesor. Es una presencia que sentimos, sabemos que está ahí y, aunque no lo veamos con frecuencia, cuando lo vemos nos ponemos todos muy contentos porque le queremos mucho. Así pues, lo sentimos como una presencia que nos acompaña, que nos conforta, que nos da serenidad.
Usted conoce bien al Papa Francisco y a Benedicto XVI. ¿Qué es lo que más le llama la atención de la relación entre los dos, algo que es inédito en la historia de la Iglesia?
Es verdad, es inédito, pero se vive con extrema serenidad y normalidad, porque el motivo y el modo en que pasó fue extremadamente lineal, claro, sereno. Todos recordamos, evidentemente, el último encuentro del Papa Benedicto con los cardenales que estaban llegando a Roma para el Cónclave, en el que sin saber aún quién sería, prometía su obediencia, su respeto por quien fuera elegido su sucesor. El cardenal Bergoglio estaba presente y naturalmente todos nos acordamos de ese momento.
Luego pasó lo que había dicho el Papa Benedicto, con su discreta y serena cercanía espiritual a su sucesor, que siente ciertamente, como nos ha dicho muchas veces, el apoyo de esa presencia y de esa oración, y que cultiva esa relación, a veces con visitas, otras veces con llamadas telefónicas y con muchas señales de familiaridad, de respeto y de apoyo espiritual. O sea que sí, estamos viviendo una realidad inédita, pero es bonita, consoladora; diría que todas las veces que vemos imágenes del Papa Francisco junto a su predecesor, es una gran alegría para todos y es un buen ejemplo de unión en la Iglesia, con su variedad de condiciones.
Entrevista de Alessandro Gisotti.
Fuente: it.radiovaticana.va / romereports.com.
Traducción de Luis Montoya.
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