Almudi.org. Providencia
Leí el siguiente relato: “Hoy , cuando me levanté, repentinamente
me di cuenta que ¡este es el mejor día de mi vida! Ha habido ocasiones en que
me he preguntado si podré ir adelante en el día de hoy... y lo he hecho. Creo
que esto es más que suficiente para celebrarlo. Hoy voy a celebrar la increíble
vida que he tenido llena de bendiciones y aún con las adversidades que me han
servido para hacerme más fuerte.
Yo voy a vivir este día con la f...
Almudi.org. Providencia
Leí el siguiente relato: “Hoy , cuando me levanté, repentinamente
me di cuenta que ¡este es el mejor día de mi vida! Ha habido ocasiones en que
me he preguntado si podré ir adelante en el día de hoy... y lo he hecho. Creo
que esto es más que suficiente para celebrarlo. Hoy voy a celebrar la increíble
vida que he tenido llena de bendiciones y aún con las adversidades que me han
servido para hacerme más fuerte.
Yo voy a vivir este día con la frente bien en alto y un corazón
feliz. Me sorprenderé de los "simples" regalos que Dios me ha dado:
una mañana tranquila, el sol, las nubes, los árboles, las flores, los pájaros.
Hoy ninguna de estas minúsculas creaciones van a escapar de mi vista. Hoy
compartiré mi emoción por la vida con otra gente. Voy a hacer sonreír a
alguien.
Voy a realizar un inesperado acto de bondad con alguien aunque no lo
conozca.
Hoy daré apoyo a alguien que se sienta deprimido. Le diré a los niños
cuan especiales son y le diré a ese Alguien que me contempla que sí, que estoy
aquí y lo noto, le haré saber lo mucho que significa para mí.
Hoy es el día que dejaré de preocuparme por lo que no tengo y empezaré
a ser agradecido con Dios por todas las cosas maravillosas que me ha dado. Tendré
presente que la preocupación es solo una pérdida de tiempo porque mi fe en
Dios y su Plan de divinidad me asegura que en un futuro todo estará bien. Y hoy
antes de ir a dormir observaré la noche y elevaré mis ojos al cielo para
admirar la belleza de las estrellas, la luna y elevaré una oración a Dios por
esos magníficos tesoros.
Cuando el día finalice y ponga mi cabeza en la almohada, agradeceré
al Todopoderoso por el mejor día de mi vida y dormiré el sueño de un niño
feliz, emocionado por la esperanza de saber que mañana será el mejor día de
mi vida!
A pesar del mal en el mundo, la mirada de fe nos hace entrever a un
Dios que no abandona su criatura a ella misma. No es absurdo nada, aunque no
entendamos tantas cosas: hay tanto misterio... la fe nos hace ver que Dios no sólo
da el ser y el existir a todo, sino que lo mantiene todo a cada instante en el
ser, le da el obrar y lo lleva a su término. Es la providencia, que nos hace
entrever que media un abismo entre el absurdo y el misterio. El misterio es éste:
sin el Creador la criatura se diluye; y en cambio reconocer esta dependencia
completa con respecto al Creador es fuente de sabiduría y de libertad, de gozo
y de confianza.
Dios está como el alfarero modelando el barro informe y construyendo
la historia, también a base de los trozos rotos que a veces hacemos saltar,
pero él reconduce todo hacia el bien. Algunos están amargados porque no
entienden el mal que hay en el mundo, y lo peor es que dicen que está todo
escrito, que no hay que luchar por la vida porque ya se sabe lo que va a pasar.
Esto es una tontería, pues no hay libro escrito sino que se va escribiendo a lo
largo de la historia. Es verdad que Dios lo conserva y lo dirige con su
Providencia. ¿Qué es pues la Divina Providencia? una especie de reciclaje, en
el que Dios conduce todas las cosas hacia el bien, como el alfarero va modelando
el barro cuando se deja hacer, como decía Cervantes: “Oficio noble y bizarro
/ entre todos el mejor / pues Dios fue el primer alfarero / y el hombre el
primer cacharro”. Y así, la creación no salió perfectamente acabada de las
manos del Creador. Por tanto, con el bien físico existirá también el mal físico,
mientras la Creación no haya alcanzado su perfección. También el mal moral
entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico. No es que
Dios sea nunca la causa del mal moral como ahora una guerra o el terrorismo o
cualquier forma de violencia, no lo quiere, pero lo permite, respetando la
libertad de su criatura, y, misteriosamente, sabe sacar de él el bien. La Fe
nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien
del mal mismo, por caminos que nosotros sólo conoceremos plenamente en la Vida
Eterna, dice Tomás de Aquino, quien añade: "Todo hombre, con tal que sea
amigo de Dios, debe tener gran confianza en ser librado por Él de cualquier
angustia... Y como Dios ayuda de modo especial a sus siervos, muy tranquilo debe
vivir quien sirve a Dios ". Así decía Teilhard: “creo que más que
hacer las cosas, Dios hace que las cosas se hagan y que la creación no se pare
nunca”, la providencia divina podría bien ser un proyecto vivo, que engloba
un “gran reciclaje”, que desde dentro de la historia va ayudando a que todo
se proyecte en provecho del que ama.
Llucià Pou Sabaté