Ser, hombre o mujer, del sí

Homilía del papa Francisco en Santa Marta

A lo largo de la historia de la salvación encontramos una cadena de “síes” que empieza con Abraham. Hoy, solemnidad de la Anunciación, recordemos esa multitud de hombres y mujeres que, incluso ancianos como Abraham o Moisés, dijeron sí a la esperanza del Señor.

Pensemos también en Isaías, que, cuando el Señor le pide que vaya a decir las cosas al pueblo, responde que tiene los labios impuros. El Señor purifica los labios de Isaías e Isaías dice “sí”. Lo mismo Jeremías, que decía que no sabía hablar, pero luego dice “sí” al Señor. Y hoy el Evangelio nos dice el final de esa cadena de “síes” y el inicio de otro “sí”, que comienza a crecer: el “sí” de María. Y este “sí” hace que Dios no solo mire cómo va el hombre, no solo camine con su pueblo, sino que se haga uno de nosotros y tome nuestra carne. El “sí” de María que abre la puerta al “sí” de Jesús: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad, este “sí” que va con Jesús durante toda la vida, hasta la Cruz. Ese “sí” de Jesús que pide al Padre alejar de Él el cáliz, pero añade “hágase tu voluntad”. En Jesucristo, pues, está el “sí” de Dios: Él es el “sí”.

Este es un buen día para agradecer al Señor que nos haya enseñado la senda del “sí”, y también para pensar en nuestra vida. Me dirijo en particular a los sacerdotes presentes que celebran su 50º aniversario de ordenación. Todos, cada día, tenemos que decir “sí” o “no”. Pensar si siempre decimos “sí”, o si muchas veces nos escondemos, con la cabeza baja, como Adán y Eva, para… no decir “no”, pero sí hacerse un poco como el que no entiende, como quien no comprende lo que Dios le pide. Hoy es la fiesta del “sí”. En el “sí” de María está el “sí” de toda la historia de la salvación, y ahí comienza el último “sí” del hombre y de Dios.

Ahí Dios recrea, como al principio con un “sí” hizo el mundo y el hombre, la hermosa creación, y ahora con este “sí”, recrea más maravillosamente el mundo, nos recrea a todos. Es el “sí” de Dios que nos santifica, que nos hace seguir adelante en Jesucristo. Es un día para dar gracias al Señor y preguntarnos: ¿Yo soy hombre o mujer del “sí”, o soy hombre o mujer del “no”, o soy hombre o mujer de los que miran a otra parte para no responder? Pues que el Señor nos dé la gracia de entrar en esa senda de hombres y mujeres que han sabido decir el “sí”.

Ahora, las monjas vicentinas que sirven en Santa Marta renovarán sus votos. Lo hacen cada año porque San Vicente era inteligente y sabía que la misión que les confiaba era muy difícil, y por eso quiso que cada año renovasen sus votos.