Homilía de la Misa en Santa Marta
Viernes, 23 de octubre de 2015
Los tiempos hacen lo que deben: cambian. Y los cristianos deben hacer lo que quiere Cristo: evaluar los tiempos y cambiar con ellos, quedando firmes en la verdad del Evangelio. Lo que no es admisible es el tranquilo conformismo de quedarse quietos.
En la Epístola a los Romanos (7,18-25), San Pablo predica con tanta fuerza la libertad que nos salvó del pecado. Y luego está la página del Evangelio (Lc 12,54-59) en la que Jesús habla de los signos de los tiempos, llamando hipócritas a los que saben comprenderlos pero no hacen lo mismo con el tiempo del Hijo del Hombre. Dios nos ha creado libres y, para tener esa libertad, debemos abrirnos a la fuerza del Espíritu y comprender qué pasa dentro de nosotros y fuera de nosotros, mediante el discernimiento. Tenemos libertad para juzgar lo que pasa fuera de nosotros. Pero para juzgarlo, tenemos que conocerlo bien. ¿Y cómo se puede hacer eso? ¿Cómo se puede hacer lo que la Iglesia llama conocer los signos de los tiempos? Los tiempos cambian. Es propio de la sabiduría cristiana conocer esos cambios, conocer los diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos. Qué significa una cosa y la otra. Y hacerlo sin miedo, con libertad.
No es fácil, porque son muchos los condicionantes externos que apremian a los cristianos, induciendo a muchos a un más cómodo no hacer nada. Es algo que habitualmente no hacemos: nos conformamos, nos tranquilizamos con me han dicho, he oído, la gente dice, he leído… Así nos quedamos tranquilos… Pero, ¿cuál es la verdad? ¿Cuál es el mensaje que el Señor quiere darme con ese signo de los tiempos? Para entender los signos de los tiempos, antes que nada es necesario el silencio: guardar silencio y observar. Y luego reflexionar dentro de nosotros. Un ejemplo: ¿por qué hay tantas guerras ahora? ¿Por qué ha pasado algo? Y rezar… Silencio, reflexión y oración. Solo así podremos entender los signos de los tiempos, lo que Jesús quiere decirnos.
Y entender los signos de los tiempos no es un trabajo exclusivo de una élite cultural. Jesús non dice: mirad cómo hacen los universitarios, mirad cómo hacen los doctores, mirad cómo hacen los intelectuales… Jesús habla a los campesinos que, en su sencillez, saben distinguir el grano de la cizaña. Los tiempos cambian y los cristianos debemos cambiar continuamente. Tenemos que cambiar permaneciendo firmes en la fe en Jesucristo, firmes en la verdad del Evangelio, pero nuestra actitud debe moverse continuamente según los signos de los tiempos. ¡Somos libres! Somos libres por el don de la libertad que nos dio Jesucristo. Pero nuestro deber es ver qué pasa dentro de nosotros, discernir nuestros sentimientos, nuestros pensamientos; y ver qué pasa fuera de nosotros, para discernir los signos de los tiempos. Con el silencio, con la reflexión y con la oración.