Homilía I: con textos de homilías pronunciadas por S.S. Juan Pablo II
Homilía II: a cargo de D. Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva
Homilía III: basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
(Is 62,1-5) "Porque el Señor puso en ti su complacencia"
(1 Cor 12,4-11) "Hay diversidad de gracias, pero uno mismo es el Espíritu"
(Jn 2,1-12) "Haced lo que Él os diga"
Homilía I: con textos de homilías pronunciadas por S.S. Juan Pablo II
En la Parroquia de la Inmaculada y San Juan Berchmans (20-I-1980)
--- Presencia de Cristo
--- Eucaristía
--- Matrimonio. Escuchar a la Virgen
--- Presencia de Cristo
En el Evangelio de hoy leemos que el Señor Jesús fue invitado a participar en la boda que tenía lugar en Caná de Galilea. Esto sucede al comienzo mismo de la actividad magisterial, y el episodio se grabó en la memoria de los presentes, porque precisamente allí Jesús, reveló por vez primera la extraordinaria potencia que, desde entonces, debía acompañar siempre su enseñanza. Leemos: “Éste fue el primer milagro que hizo Jesús, en Caná de Galilea, y manifestó su gloria y creyeron en Él sus discípulos” (Jn 2,11).
Aunque el acontecimiento tiene lugar al comienzo de la actividad de Jesús en Nazaret, ya están en torno a Él los discípulos (los futuros Apóstoles), al menos los que habían sido llamados primero.
Con Jesús está también en Caná de Galilea su Madre. Incluso parece que precisamente Ella había sido invitada principalmente. En efecto, leemos: “Hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la Madre de Jesús. Fue invitado también Jesús con sus discípulos a la boda” (Jn 2,1-2). Se puede deducir, pues, que Jesús fue invitado con la Madre, y quizá en atención a Ella; en cambio los discípulos fueron invitados juntamente con Él.
Debemos concentrar nuestra atención sobre todo en esta invitación. Por vez primera Jesús es invitado entre los hombres, y acepta esta invitación, se queda con ellos, habla, participa en su alegría (las bodas son un momento gozoso), pero también en sus preocupaciones; y para remediar los inconvenientes, cuando faltó el vino para los invitados, realizó el “signo”: el primer milagro en Caná de Galilea. Muchas veces más será invitado Jesús por los hombres en el curso de su actividad magisterial, aceptará sus invitaciones, estará en relación con ellos, se sentará a la mesa, conversará.
--- Eucaristía
Conviene insistir en esta línea de los acontecimientos: Jesucristo es invitado continuamente por cada uno de los hombres y por las diversas comunidades. Quizá no exista en el mundo una persona que haya tenido tantas invitaciones. Más aún, es necesario afirmar que Jesucristo acepta estas invitaciones, va con cada uno de los hombres, se queda en medio de las comunidades humanas. En el curso de su vida y de su actividad terrestre, Él debió someterse necesariamente a las condiciones de tiempo y lugar. En cambio, después de la Resurrección y de la Ascensión, y después de la institución de la Eucaristía y de la Iglesia, Jesucristo de un modo nuevo, esto es, sacramental y místico, puede ser huésped simultáneamente de todas las personas y de todas las comunidades, que lo invitan. En efecto, Él ha dicho: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos morada” (Jn 14,23).
Jesús fue invitado a Caná de Galilea, para tomar parte en la boda y en la recepción nupcial. Aun cuando diversos acontecimientos están vinculados con el comienzo de la actividad pública de Jesús de Nazaret, podemos deducir justamente del texto evangélico que este episodio precisamente, de modo particular, determina el comienzo de su vida apostólica. Es importante notar que precisamente en las circunstancias de las bodas Jesús comienza su actividad. Las palabras de la primera lectura del libro del profeta Isaías comprueban esto con la particular tradición profética del Antiguo Testamento.
--- Matrimonio. Escuchar a la Virgen
Pero incluso independientemente de esta tradición, el hecho mismo nos ofrece mucho para meditar. Jesucristo, al comienzo mismo de su misión mesiánica, toca, en cierto sentido, la vida humana en su punto fundamental, en el punto de partida. El matrimonio, aun cuando es tan antiguo como la humanidad, significa siempre, cada vez, un nuevo comienzo. Éste es sobre todo el comienzo de la nueva comunidad humana, de esa comunidad que se llama “familia”. La familia es la comunidad del amor y de la vida. Y por eso a ella ha confiado el creador el misterio de la vida humana. El matrimonio es el comienzo de la nueva comunidad del amor y de la vida, de la que depende el futuro del hombre sobre la tierra.
El Señor Jesús une el comienzo de su actividad a Caná de Galilea, para demostrar esta verdad. Su presencia en la recepción nupcial pone de relieve el significado fundamental del matrimonio y de la familia para la Iglesia y para la sociedad.
En Caná se reveló también María en la plena sencillez y verdad de su Maternidad. La Maternidad está siempre abierta al niño, abierta al hombre. Ella participa de sus preocupaciones aún las más ocultas. Asume estas preocupaciones y trata de ponerles remedio. Así ocurrió en la fiesta de las bodas de Caná. Cuando llegó “a faltar el vino” (Jn 2,3) el maestresala y los esposos se encontraron ciertamente en gran dificultad. Y entonces la Madre de Jesús dijo: “No tiene vino” (Jn 2,3). El desarrollo posterior del acontecimiento nos es bien conocido.
Al mismo tiempo María se revela en Caná de Galilea como Madre consciente de la misión de su Hijo, consciente de su potencia.
Precisamente esta conciencia la apremia a decir a los servidores: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5). Y los servidores siguieron las indicaciones de la Madre de Cristo.
¿Qué cosa os puedo desear sino que escuchéis siempre estas palabras de María, Madre de Cristo: Haced lo que Él os diga?
Y que las aceptéis con el corazón, porque han sido pronunciadas por el corazón. Por el corazón de la Madre. Y que las cumpláis: “A la santificación precisamente os llamó por medio de nuestra evangelización, para que alcanzaseis la gloria de nuestro Señor Jesucristo” (2 Tes 2,14).
Aceptad, pues, esta llamada con toda vuestra vida. Realizad las palabras de Jesucristo.
DP-18 1980
Homilía II: a cargo de D. Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva
Acabamos de escuchar un relato en el que advertimos cómo toda la actuación del Señor trasciende el puro suceso externo. Veámoslo esquemáticamente. Es un convite nupcial que alude a las bodas de Cristo con su Iglesia. Aquí se transforma el agua en vino; en el banquete eucarístico, anticipo del eterno, el vino se convierte en la Sangre que el Señor derramará en la Cruz por amor a nosotros. No falta la mención a la colaboración de los hombres al plan de Dios, prestación que ha de ser completa: llenaron las tinajas “hasta arriba”. Hay también una referencia al fin de la vida humana con ese vino de gran calidad que recuerda al cristiano que Dios le tiene preparado lo mejor para el final. María interviene de modo decisivo en todo esto.
El Evangelio subraya una verdad que va a calar muy hondo en el corazón del pueblo cristiano: el poder de intercesión de María. Ciertamente, será cuando llegue “su hora”, la hora de la muerte en Cruz, cuando María se convierta en Madre y Corredentora nuestra -Alma Redemptoris Mater- pero el papel de María es claro.
Detengámonos hoy en las únicas palabras que el Evangelio pone en boca de María para dirigirse a nosotros: Haced lo que Él diga. Es decir, cumplid la voluntad de Dios. ¿Y cuál es su voluntad? “Ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación” (1 Tes 4,3). En pocas palabras, cumplir acabadamente -como los servidores anónimos de las Bodas de Caná- los mandamientos de Dios. Y, como allí, ese empeño será mejorado por el Señor concediéndonos beber con Él del fruto de la vid en el Reino de los Cielos.
¿No es cierto que haríamos las cosas que llevamos entre manos, nuestro trabajo, las obligaciones familiares y sociales, de una forma más acabada si no perdiéramos de vista que ellas constituyen un mandato suyo? ¿Por qué no tenemos más presente los beneficios que se derivarían para la sociedad entera si le planteáramos una seria batalla a la chapuza y a la pereza? Si hoy, los que trabajan en los hospitales, en las fábricas, en la enseñanza, en el hogar, en los negocios, en la política, etc., lo hicieran con la certeza de que Dios les ha pedido eso, mañana nos levantaríamos en un mundo distinto y, al final de nuestra vida, Él llenaría nuestra vasija con un vino exquisito y de encendido aroma. Haced lo que Él diga, nos ha dicho María: es el consejo de quien ha experimentado lo importante que es cumplir el querer de Dios.
Homilía III: basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
La Familia, Iglesia Doméstica
I. LA PALABRA DE DIOS
Is 62, 1-5: El marido se alegrará con su esposa
Sal 95, 1-3.7-8a.9-10a y c: Contad las maravillas del Señor a todas las naciones
1 Co 12, 4-11: El mismo y único Espíritu reparte a cada uno, como a él le parece
Jn 2,1-11: En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos
II. LA FE DE LA IGLESIA
«El Reino de los cielos ha sido inaugurado en la tierra por Cristo. Se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la presencia de Cristo. La Iglesia es el germen y el comienzo de este reino. Sus llaves son confiadas a Pedro» (567).
«El sacramento del Matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna» (1661).
III. TESTIMONIO CRISTIANO
«!Qué matrimonio el de dos cristianos... Los dos hijos de un mismo Padre, servidores de un mismo Señor; nada los separa, ni en el espíritu ni en la carne; al contrario, son verdaderamente dos en una sola carne. Donde la carne es una, también es uno el espíritu» (Tertuliano) (1642).
«La casa familiar es llamada justamente "Iglesia doméstica", comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad cristiana» (1666).
IV. SUGERENCIAS PARA EL ESTUDIO DE LA HOMILÍA
A. Apunte bíblico-litúrgico
En las bodas de Caná comenzó el Señor «sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en El». Comienza así la liturgia del TIEMPO ORDINARIO en este ciclo el recorrido de la vida pública de Jesús.
Isaías profetiza lo que el Evangelio manifestará. La venida del Mesías será como la de un novio regio que alegrará y elevará a su esposa a su pueblo.
La segunda lectura presenta la primera carta del Apóstol S. Pablo a los Corintios que seguirá durante seis domingos. Es un texto importante para conocer la naturaleza de la Iglesia y la obra del Espíritu Santo.
B. Contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica
La fe:
Los signos del Reino de Dios: 547-550.
El Sacramento del Matrimonio: 1601-1617.
– El matrimonio en el plan de Dios.
– Los efectos del Sacramento: 1638-1642.
La respuesta:
La Iglesia doméstica: 1655-1658.
«La casa familiar es llamada justamente "Iglesia doméstica", comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad cristiana» (1666).
C. Otras sugerencias
Tras la manifestación del Hijo de Dios en Jesús, en Belén, Nazaret y el Jordán, inicia su vida pública, con un signo del Reino en Caná de Galilea, participando activamente en unas bodas.
La familia que nace del matrimonio cristiano es como un signo e instrumento del reino de Dios, inaugurado por Cristo: Iglesia doméstica.
La familia nace del matrimonio cristiano. Características. Dificultades actuales. La gracia del sacramento.
¿De dónde venimos, qué somos, a dónde vamos? |
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
La Justicia Restaurativa en España y en otros ordenamientos jurídicos |
Justicia Restaurativa: una respuesta democrática a la realidad en Méxicoxico |
Tengo derecho a no perdonar. Testimonios italianos de víctimas del terrorismo |
Construyendo perdón y reconciliación |
El perdón. La importancia de la memoria y el sentido de justicia |
Amor, perdón y liberación |
San Josemaría, maestro de perdón (2ª parte) |
San Josemaría, maestro de perdón (1ª parte) |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |