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Yo

Yo

Yo
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2007
  • Dirección: Rafa Cortés
Dirección: Rafa Cortés
Intérpretes: Álex Brendemühl, Margalida Grimalt, Rafel Ramis, Heinz Hoenig, María Lanau, Aina de Cos, Manel Barceló, Carme Feliu.
Guión: Álex Brendemühl, Rafa Cortés
Música: Óscar Kaiser
Fotografía: David Valldeperez
Distribuye en Cine: Sherlock
Duración: 100 min.
Género: Drama

Cuando Hans conoció a Hans 

    Otra ópera prima española. Mucho se podría escribir sobre los pros y los contras del alto porcentaje de primeras películas en la producción bruta de los últimos años. Le toca ahora a Rafa Cortés (Palma de Mallorca, 1973), que después de rodar un par de cortos y varios spots y videoclips, se estrena en el largo con Yo, film difícilmente clasificable que cuenta la llegada de Hans, un trabajador alemán, a un pequeño pueblo de Mallorca. La mayoría de los vecinos le acogen con una frialdad casi hostil influidos por el recuerdo de otro Hans, que desapareció en medio de extrañas circunstancias. 

    Junto al actor catalán Alex Brendemühl, que protagoniza la película, Cortés ha escrito un guión que permite que su película funcione como un reloj durante la primera hora. La historia avanza con fluidez, a pesar de la lentitud del ritmo y de que la información sobre los personajes se reparte con cuentagotas. El realizador mallorquín parece haber encontrado la difícil fórmula que permite a un director demorarse sin aburrir al público. 

    Una fórmula que, en el fondo, es tan fácil –o tan difícil– como dosificar bien la intriga. Además de intrigar al público, Cortés consigue trasmitir una continua sensación de asfixia a través de una planificación opresiva y muy rígida –sólo primeros y medios planos y rodados siempre desde el ángulo derecho del protagonista– y una oscurísima fotografía que a veces apenas deja intuir la acción. 

    Lástima que parte de los innegables logros de Yo se diluyan en la última media hora. Parece que a Cortés y Brendemühl les asusta llevar demasiado lejos su experimento formal y tiran por la calle de en medio en un final que, aunque mantiene la estética, rompe el tono y el ritmo de la narración. La historia, que –según los autores– pretende ser una reflexión sobre la identidad, se atasca y derrapa. El que más sufre este descalabro es el personaje principal –magníficamente interpretado por Alex Brendemühl–, que ve cómo su oscura y misteriosa historia acaba resolviéndose de manera arbitraria. Imágenes. (Aceprensa / Almudí)