Contenidos: El acercamiento a la profunda espiritualidad de la santa es confuso y un tanto morboso, sobre todo en la segunda parte de la cinta.
Reseña:
Año de producción: 1986
País: Francia
Dirección: Alain Cavalier
Intérpretes: Catherine Mouchet, Hélène Alexandridis, Aurore Prieto, Clémence Massart-Weit, Sylvie Habault, Nathalie Bernart, Mona Heftre
Guión: Alain Cavalier, Camille de Casabianca
Fotografía: Philippe Rousselot
Distribuye en Cine: Karma Films
Duración: 94 min.
Género: Biográfico, Drama
Una vida plena
25 años ha tardado en llegar a los cines españoles la ganadora del premio del Jurado en Cannes y triunfadora absoluta en los Cesar.
Sensible acercamiento a la figura de santa Teresa de Lisieux. Alain Cavalier entrega un film sobrio, con una austeridad muy acorde con la severa regla de la orden del Carmelo a la que perteneció la santa, y a la vez con una visión muy cercana y humana, en parte gracias a la composición de Catherine Mouchet, que encarna a Teresa como una mujer joven, alegre y enamorada. Enamorada, se entiende, del Señor, que sabe le ha llamado a la vocación religiosa.
La película muestra la vida cotidiana de Teresa, desde que decide ingresar en clausura, hasta su muerte. La joven supera los obstáculos de su juventud para hacerse carmelita, acudiendo incluso al Papa. Y se muestra también su etapa de sufrimiento por su tuberculosis, que sabe llevar con buen ánimo. Se dibujan muy bien las hermosas ceremonias litúrgicas de ingreso en la orden, y hay momentos muy bellos, como el de la gozosa secuencia de la celebración de la Navidad. Únicamente la lectura de su autobiografía hará entender el panorama y rellenar los huecos del alma, que el director no ha sabido mostrar sin darle el sentido, entre otras cosas, al sufrimiento de la santa
El ejemplo de vida está muy bien reflejado en la película, por ello resulta una verdadera pena que la descripción de la vida espiritual de la santa se rodee de situaciones y personajes (que conoció en el convento) que rozan lo morboso e, incluso, lo escatológico que distorsionan lo que a priori debía ser una gran película, con una factura visual muy bella y un contenido espiritual a toda prueba. Esos aspectos que chirrían son, por ejemplo, como se plasma, la amistad que una hermana joven sentía por ella (que puede parecer una pasión pecaminosa) o descripciones muy chocantes de lo que las hermanas del Carmelo entendían como amor al prójimo, es decir, beberse el agua con el que habían lavado a enfermos, alguno de ellos leprosos… Esos elementos perfectamente eliminables, que parecen salidos más de la subjetividad del director que de la vida de la santa, sacan al “espectador” de la trama fundamental de la película: la vida ejemplar de Santa Teresita de Lisieux.
Hace 25 años Thérèse ganó en el Festival de Cannes el premio a la mejor película, pero esos elementos subjetivos introducidos por el director la convierten en un largometraje en algunos momentos desasosegante que es todo lo contrario a la paz que conlleva leer los manuscritos autobiográficos de Teresa de Lisieux, declarada Doctora de la iglesia en 1997. Cinta para público formado que sepa separar lo accesorio de lo fundamental.
(Decine21 / Almudí JD/JS). LEER MÁS