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The Reader (El lector)

The Reader (El lector)

The Reader
Contenidos Imágenes (frecuentes S X), Ideas (amor erótico sin compromiso, pederastia explícita y morbosa, nihilismo fatalista, ausencia de redención y perdón F+)

Reseña:

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Dirección: Stephen Daldry
Intérpretes: Kate Winslet, David Kross, Ralph Fiennes, Lena Olin, Bruno Ganz, Matthias Habich, Susanne Lothar, Karoline Herfurth.
Argumento: Bernhard Schlink (novela)
Guión: David Hare
Música: Nico Muhly
Fotografía: Roger Deakins, Chris Menges
Distribuye en Cine: On Pictures
Duración: 124 min.
Género: Drama

Traumas 

    La historia de "The reader (El lector)" comienza en la Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Volviendo del colegio, el adolescente Michael Berg (David Kross) se siente de pronto enfermo y Hanna (Kate Winslet), una desconocida que le dobla la edad, le ayuda a llegar a su casa. Una vez recuperado, Michael busca a Hanna para darle las gracias. 

    Comienza así un apasionado y secreto idilio entre ambos. Michael descubre que a Hanna le encanta que le lea y su relación física se hace más profunda. Hanna encuentra un inmenso placer en las lecturas que le hace Michael de fragmentos de “La odisea”, “Las aventuras de Huckleberry Finn” y “La dama del perrito”. Sin embargo, pese a la intensidad de su relación, Hanna desaparece un día misteriosamente dejando a Michael confuso y desconsolado. 

    Ocho años más tarde, siendo estudiante de Derecho, Michael asiste a los juicios por los crímenes nazis y se queda atónito al encontrarse de nuevo con Hanna, esta vez, como acusada en un juicio. A medida que se va revelando el pasado de la mujer, Michael descubre un profundo secreto que tendrá un gran impacto en la vida de ambos.

    El director de Billy Elliot (Quiero bailar) continúa la línea de historias traumáticas y deprimentes marcada por su anterior film, Las horas. Stephen Daldry repite colaboración con el guionista David Hare a la hora de adaptar una novela del alemán Bernhard Schlink, que bucea en las heridas no cicatrizadas del traumático pasado nazi de su patria. 

    Aunque Hare da algunas vueltas a la estructura narrativa, con saltos al pasado y al presente, la historia que se nos cuenta tiene tres etapas bien determinadas. Está esa apasionada relación entre un jovencito y una treintañera, narrada con consciente morosidad e innegable insistencia erótica, aunque se "revista" -es un decir, los actores aparecen desnudos en gran parte de estos pasajes- de preciosismo esteticista; un amor sin compromiso, corrupción de un menor inexperto, por tanto, poco amor, traspasado de gélida frialdad, porque no existe entrega mutua plena, Michael y Hanna son unos desconocidos el uno para el otro. 

    Esto influye sobremanera en la segunda parte del film, alrededor del juicio, donde las sorpresas sobre la identidad de Hanna afectan aún más a un Michael que ya da la impresión de estar muy vacío en sus capacidades amatorias, véase la relación con sus padres y con una compañera de la universidad, su futura esposa. 

    El tercer tramo de la historia es el que podría denominarse "carcelario", donde la relación de los protagonistas continúa de una manera peculiar, los libros grabados en cassette; puede considerarse una idea bonita, al final lo que queda del "amor" es la búsqueda común en la superación del analfabetismo, más que una relación física, inevitablemente efímera.

Deja este film un regusto amargo, hay en él una especie de nihilismo fatalista que impregna cada fotograma. De algún modo se apunta a una culpa colectiva en el drama de la Alemania nazi, que no admite absolución, sólo queda pasar página, tratar de olvidar, meta imposible, y esperar que las nuevas generaciones, libres de dicha culpa, lo hagan mejor. 

    Por lo visto, sus artífices, por razones difíciles de entender, decidieron dejar fuera de la trama cualquier mención expresa a la redención o al perdón. Lo que no deja de ser paradójico, porque la escena final del encuentro de Michael con una víctima del holocausto está pidiendo a gritos ambas actitudes, y de hecho, tácitamente se hallan presentes. Queda pues una película bien narrada, con buenas interpretaciones, sobre todo de Kate Winslet, David Kross y Ralph Fiennes, pero que no conduce a ninguna parte. (Decine21)

    Al igual que en Billy Elliot (Quiero bailar) y Las horas, Stephen Daldry afronta en El lector un espinoso melodrama moral, habitado por personajes traumatizados. El cineasta y dramaturgo inglés vuelve a demostrar su excelencia para la dirección de actores, que ya le ha valido a Kate Winslet el Globo de Oro, el Premio Bafta y la candidatura al Oscar. Y también confirma su sentido de la densidad narrativa y dramática, reforzada por una fotografía, una ambientación y un vestuario sobresalientes. 

    Sin embargo, esta vez Daldry no ha sabido dosificar sus sabrosos ingredientes. Por un lado, su narración se torna reiterativa, tediosa y esteticista. Y, sobre todo, la primera mitad del filme muestra la pederastia de un modo tan frío, explícito y morboso que acaba resultando irritante. Después, la película mejora, pero no logra levantar el vuelo, que además se ve lastrado por un pesimismo deprimente. (La Gaceta JJM / Almudí JD-AC)