Dirección: Michael Moore Guión: Michael Moore Música: Erin O'Hara Distribuye en Cine: Baditri Duración: 123 min. Género: Documental
Todo por la salud
El director Michael Moore pone su punto de mira en el sistema sanitario estadounidense, de gestión privada y regido por empresas aseguradoras. Moore compara la situación de los enfermos en EE.UU. con la de algunos países de Europa y Latinoamérica, viniendo a revelar que, mientras para un ciudadano americano romperse un hueso puede ser motivo de ruina económica, en muchos otros países los gobiernos ayudan a sus ciudadanos, no sólo con la Seguridad Social, sino también con empleados al servicio de madres trabajadoras, de enfermos terminales o de personas con necesidad de atenciones especiales.
Ciertamente, el obeso cineasta de Michigan expone su punto de vista con mucha gracia, y da que pensar sobre el tema, se esté de acuerdo con él o no, a pesar de que esta vez su film es tan localista, que tiene difícil conectar con el público de fuera de los Estados Unidos. Aunque es justo reconocer la habilidad de Moore como documentalista, también se debe advertir que es capaz de agarrarse a un clavo ardiendo, o tejer las más surrealistas argumentaciones para sustentar las tesis de sus películas, por lo que conviene ver sus trabajos con las alertas al máximo.
El primer tercio del film pinta un panorama bastante desolador. Moore recoge numerosos casos de ciudadanos que no han sido atendidos debidamente por los hospitales, por carecer de compañía de seguros o porque ésta se ha lavado las manos, asegurando que la póliza no cubre lo que ellos necesitan.
Por ejemplo, una señora es dada prematuramente de alta, y abandonada en medio de la calle por la ambulancia. Para Moore, las compañías de seguro tienen fichados a auténticos expertos cuya misión consiste en quitarse de encima contra más pacientes mejor. Incluso ilustra su punto de vista con el testimonio de una persona que se dedicó a esta dudosa tarea.
En la segunda parte, Moore recorre Canadá, Francia y Gran Bretaña, que tienen un sistema universal de salud. El cineasta presenta un panorama idílico de estos países, narrando todas las ventajas y suprimiendo posibles partes negativas: largas listas de espera en los hospitales, etc.
La tercera parte, aunque está filmada con gracia, es la más polémica y la que está tan forzada que pinta un panorama surrealista que puede inducir a error. Moore recoge a varios héroes del 11 S que han sido desatendidos por diversos motivos, y se los lleva a la prisión de Guantánamo, pues alega que allí los reclusos -terroristas y combatientes enemigos- sí que tienen derecho a ser atendidos en todo momento.
Como lógicamente, es imposible entrar allí, acaba llevándoselos a Cuba, donde los médicos locales les atienden, sin reparar en que sean extranjeros. El mensaje del cineasta es razonable -a pesar de la represión política en Cuba, que es una dictadura, y de que económicamente sufre muchos problemas, su sistema de salud acoge a todo el mundo, a diferencia de Estados Unidos, etc.-.
Pero un espectador poco avisado puede llegar a entender que por lo que se muestra en la película, en Cuba todo es estupendo, y en Estados Unidos es todo malo... ¡Que pruebe a hacer un documental criticando al gobierno en Cuba, a ver si le dejan! Eso sí, resulta bastante emotivo el tributo que los bomberos cubanos le rinden a los héroes del 11 S en reconocimiento a su trabajo en las Torres Gemelas y en solidaridad con las víctimas.
Moore emplea varios recursos demagógicos y da una visión idílica de los sistemas públicos de sanidad.
Película-reportaje-denuncia de Michael Moore: àcida y cruel pero a la vez certera y divertida. Defiende la asistencia
sanitaria universal y desde luego convence. Compara USA con Canadá hay gente
que cruza la frontera para recibir asistencia médica gratuita-; con Francia
cuando tienes un hijo el Estado te manda alguien a casa dos veces a la semana
para lavar la ropa del bebé-; y con Cuba donde atienden gratuitamente a
voluntarios víctimas del 11 S, que no pueden pagar su atención médica en
Estados Unidos.