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Dirección: Mike Gunther. País: USA. Año: 2011. Duración: 85 min. Género: Acción, thriller. Interpretación: Bruce Willis (Biggs), Ryan Phillippe (Vincent), 50 Cent (Sonny), Jenna Dewan (Mia), James Remar (William), Randy Couture (Petey), Shaun Toub (Roth). Guion: mike Gunther y Mike Behrman. Producción:Randall Emmett, George Furla y 50 Cent. Música: The Newton Brothers. Fotografía:Steve Gainer. Diseño de producción: Bruton Jones. Vestuario: Mia Maddox.Distribuidora: Paycom Multimedia. Estreno en España: 7 Febrero 2014.
Reseña:
Sonny (Curtis “50 Cent” Jackson), Vincent (Ryan Phillippe) y Dave (Brett Granstaff) son tres amigos de Detroit que roban a punta de pistola unos diamantes valorados en 5 millones de dólares. Pero su aparente éxito enseguida se ve enturbiado por la traición de uno de ellos y por la violenta reacción de los poderosos dueños de los diamantes y del cruel Sr. Biggs (Bruce Willis), el principal mafioso de la ciudad.
El desconocido realizador estadounidense Mike Gunther (“Beatdown”) fracasa en este cóctel de acción trepidante, violencia brutal, humor negro y reflexiones existenciales, en el que imita descaradamente el estilo de su compatriota Quentin Tarantino (“Reservoir Dogs”, “Pulp Fiction”, “Jackie Brown”) y, sobre todo, del inglés Guy Ritchie (“Lock & Stock”, “Snatch: cerdos y diamantes”), al que copia incluso los efectistas rótulos de presentación de los personajes. El guion está plagado de convencionales arquetipos, diálogos insustanciales, situaciones artificiosas y elipsis inverosímiles. Ningún actor —ni siquiera Bruce Willis— logra transmitir autenticidad, y al inexpresivo rapero “50 Cent” y al descafeinado Ryan Phillippe les quedan grandísimos sus personajes. Además, la televisiva puesta en escena de Gunther sólo brilla en un par de secuencias de acción y en alguna panorámica más o menos lograda.
Es una pena, pues a pesar de su tópico planteamiento formal y narrativo, la película intenta profundizar en el remordimiento del criminal ante el peso de sus acciones, y hasta muestra de un modo sugerente los sinceros sentimientos religiosos del protagonista —que reza a Dios por el alma de un amigo muerto y le pide no dejarse llevar por su instinto de venganza— e incluso del sanguinario Sr. Biggs, que llega a afirmar: “Rezo todas las noches, porque necesito un Dios con una gran capacidad de perdonar”. En fin, que en manos de otros guionistas, otro director y otros actores, esta historia podría haber dado mucho juego dramático. J. J. M.