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Reseña:
Dirección: James Wan
Intérpretes: Kevin Bacon, Garrett Hedlund, Kelly Preston, Jordan Garrett, Stuart Lafferty, Aisha Tyler, John Goodman.
Guión: Ian Jeffers
Música: Aisha Tyler
Fotografía: John R. Leonetti
Distribuye en Cine: Tri Pictures
Duración: 106 min.
Género: Drama, Thriller
Ojo por hijo
James Wan dirigió Saw, un sorprendente y violento thriller que inició una de las franquicias más rentables de los últimos tiempos. Tras la infumable Silencio desde el mal, el cineasta nacido en Malasia, aunque se crió en Melbourne, se propone homenajear al cine de los 70, y sobre todo a El justiciero de la ciudad, polémica reflexión sobre la injusticia, la delincuencia y la venganza, que se basaba en una novela de Brian Garfield. Para ello, adapta una novela del mismo autor, prácticamente idéntica a la que dio lugar a la famosa cinta protagonizada por Charles Bronson.
Nick Hume acompaña a su hijo a un partido de su equipo de hockey. Durante el regreso a casa, se queda sin gasolina y paran a repostar. Unos agresivos delincuentes atracan la gasolinera. En el asalto, el hijo de Nick resulta mortalmente herido al recibir un disparo. Sólo es detenido uno de los asaltantes, porque al intentar huir es atropellado por un vehículo. Pero cuando éste es procesado, Nick se da cuenta de que puede quedar en libertad, pues él es el único testigo.
Como mucho, su abogado puede llegar a un acuerdo con la defensa, y que le caiga una condena mínima. Para sorpresa de los letrados y del juez, Nick testifica que no está seguro de haber visto bien al acusado la noche de los hechos, y éste queda automáticamente en libertad. En realidad, Nick se ha propuesto tomarse la justicia por su mano.
Parte de una obra que critica los fallos del sistema legal, y expone las consecuencias de la violencia, pues el protagonista se ve inmerso en una auténtica guerra que no puede parar. Pero Wan no parece tomarse en serio estos temas, se prodiga en homenajes a títulos de la época, como Harry el sucio y Taxi Driver, y acaba derivando hacia un tono casi paródico.
Obtiene algún momento hilarante, como cuando Kevin Bacon, el protagonista, acude a comprar armamento a John Goodman -un competente actor muy desaprovechado-. No acaba de resultar creíble en ningún momento, pues le falta tensión dramática, acumula situaciones poco creíble y recuerda a las producciones de serie B más casposas. Curiosamente, Wan rueda con solvencia, e incluso se luce con un plano larguísimo que sigue al protagonista, huyendo de sus enemigos, en un aparcamiento. Gracias a su oficio, el cineasta logra que su trabajo, más o menos, funcione, al menos hasta el segundo punto de giro. (Decine21 / Almudí JZM / CB)