Contenidos: Imágenes (varias V, X), Ideas (ideología de género, prostitución con escándalo a menores, ridiculiza la religiosidad popular F+)
Dirección: Mariana Rondón. Países:Venezuela y Alemania.Año: 2013. Duración: 93 min. Género:Drama. Interpretación: Samuel Lange (Junior), Samantha Castillo (Marta), Nelly Ramos (Carmen), Beto Benites (el jefe), María Emilia Sulbarán (la niña). Producción: Marité Ugas. Música: Camilo Froideval.Fotografía: Micaela Cajahuaringa. Montaje: Marité Ugas. Dirección artística: Matías Tikas. Distribuidora: Abordar Distribución – Casa de Películas. Estreno en España: 14 Marzo 2014.
Reseña:
Junior (Samuel Lange) es un chaval venezolano de nueve años que tiene el “pelo malo”, obstinadamente rizado. Él se lo intenta alisar para la foto oficial de su colegio, en la que quiere verse como un cantante de moda. Pero su empeño provoca un enfrentamiento con su madre, Marta (Samantha Castillo), una joven soltera y recientemente desempleada.
Con ella, Junior y su hermanita pequeña malviven en unos inmensos edificios multifamiliares de Caracas, como colmenas, degradaciones infernales de la “ciudad utópica” de Le Corbusier. Desbordada por su angustiosa situación e inquieta por el mesianismo populista generado por la grave enfermedad del presidente Hugo Chávez, Marta se muestra cada vez más intolerante con la obsesión de Junior por su cabello, tras la que adivina una cierta tendencia homosexual.
Formada en Francia y Cuba, la venezolana Mariana Rondón (“A la media noche y media”, “Postales de Leningrado”) consolida su trayectoria con “Pelo malo”, Concha de Oro a la mejor película en el Festival de San Sebastián 2013, y galardonada también en los certámenes de Tesalónica, Mar del Plata, Viña del Mar y Turín. En este duro drama familiar, Rondón muestra grandes cualidades para la dirección de actores —tanto el niño Samuel Lange como Samantha Castillo están espléndidos—, y despliega una eficaz puesta en escena hiperrealista, cercana al reciente neorrealismo iraní en sus planteamientos minimalistas.
Sin embargo, sus elogiables esfuerzos se devalúan por el progresivo endurecimiento del tono de la película —sobre todo en su tratamiento del sexo— y con el creciente protagonismo de la ideología de género en el desarrollo de la trama. Un protagonismo acrítico y complaciente, que va restando autenticidad a los personajes, reduce el valor metafórico del filme y enrarece todavía más su equívoca visión del chavismo, supuestamente crítica, pero extrañamente mezclada en indigesto cóctel con un retrato mordaz de la profunda religiosidad popular de los venezolanos. Una película, en fin, que no se merece tantos reconocimientos. J. J. M.
(Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS