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Malditos bastardos

Malditos bastardos

Inglourious Basterds
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2010
  • Dirección: Quentin Tarantino
Contenidos Imagen (33:10 - 34:10 V); Imagen (47:36 - 47:40 S); Diálogos (algunos D)


Reseña:

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Dirección: Quentin Tarantino
Intérpretes: Brad Pitt, Diane Kruger, Mélanie Laurent, Christoph Waltz, Daniel Brühl, Eli Roth, Mike Myers, Michael Fassbender, Til Schweiger, Gedeon Burkhard, Jacky Ido, B.J. Novak, Omar Doom, August Diehl, Denis Menochet, Sylvester Groth, Martin Wuttke, Julie Dreyfus
Guión: Quentin Tarantino
Fotografía: Robert Richardson
Distribuye en Cine: Universal
Duración: 153 min.
Género: Acción, Aventuras, Bélico

A la caza del nazi 

    Durante el primer año de la ocupación alemana de Francia, Shosanna Dreyfus presencia la ejecución de su familia a manos del coronel nazi Hans Landa. Shosanna consigue escapar y huye a París, donde se forja una nueva identidad como dueña y directora de un cine. 

    En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine organiza a un grupo de soldados judíos para tomar brutales y rápidas represalias contra objetivos concretos. 

    Conocidos por el enemigo como Los Bastardos, los hombres de Raine se unen a la actriz alemana Bridget von Hammersmark, una agente secreta que trabaja para los aliados, con el fin de llevar a cabo una misión que hará caer a los líderes del Tercer Reich. El destino quiere que todos se encuentren bajo la marquesina de un cine, donde Shosanna espera para vengarse.

    "Érase una vez... en la Francia ocupada por los alemanes de 1940". Así empieza Malditos bastardos, frase de Quentin Tarantino que supone toda una declaración de principios, homenaje a Sergio Leone y compañeros, por su peculiar manera de mirar al western y al cine bélico, subrayado por la partitura musical, casi siempre integrada por viejas partituras de Ennio Morricone. Y a la vez, frase con que se inician habitualmente los cuentos y relatos de corte fantástico. 

    El film consta de un prólogo de inusitada fuerza dramática, y la narración se estructura a través de varios capítulos que llevan al esperado momento climático y a un epílogo, donde Tarantino da rienda suelta hasta el paroxismo a su característica violencia paródica. 

    Tarantino demuestra ser un gran contador de historias, conocedor profuso de sus referentes, buen escritor de diálogos, que sabe definir personajes y sorprender con ciertas audacias que no es cuestión de desvelar. Destaca el tratamiento coral, que permite el lucimiento de todos los actores, hasta de los que tienen menos líneas. 

    Por supuesto, su film es completamente intrascendente, una especie de cómic gamberro y violento, con elementos operísticos, también en las 'ensaladas de tiros' que remiten a Leone o al mencionado por él Enzo Castellari, del que incluso toma prestado el título de la película. 

    Ir más allá -hay quien habla de audaz planteamiento de cómo el cine puede cambiar las cosas- parece una lectura un tanto excesiva. Su regodeo en la violencia puede cansar -hay varios momentos que piden apartar la vista-, pero es preciso reconocerle el dominio del medio, y su particular sentido del humor. (Decine21)

    Tarantino carga la mano en un fugaz escarceo sexual y en unas cuantas brutalidades, que obligan a apartar la vista de la pantalla. Pero son insertos muy breves y aparecen suavizados por su grotesco sentido del humor. Por otra parte, la película es más bien ligera y superficial, y pierde continuidad por el propio carácter episódico del guión y por el alargamiento de algunas situaciones poco sugerentes, que Tarantino debería haber podado en el montaje. 

    Por encima de los defectos se impone el sensacional trabajo de todos los actores, especialmente de un divertido Brad Pitt y del austriaco Christoph Waltz, justamente galardonado en el Festival de Cannes 2009. 

    Este poderío actoral se aprecia especialmente en unas cuantas secuencias memorables, en las que Tarantino confirma su sentido del suspense, la comedia y el espectáculo fílmico. En ellas desarrolla una poderosa factura –medida combinación de planificación y montaje–, muy difícil de encontrar en los demás directores de su generación. No obstante el guión es defectuoso y pobre de contenido. (La Gaceta JJM / Almudí TAD-JLL)