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Macbeth

Macbeth

Macbeth
  • Drama
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2015
  • Dirección: Justin Kurzel

Contenidos: Imágenes (varias V+, X)

Dirección: Justin Kurzel. País:Reino Unido.Año: 2015. Duración: 113 min. Género:DramaReparto: Marion Cotillard, Michael Fassbender, Jack Reynor, Paddy Considine, David Thewlis, Sean Harris, Elizabeth Debicki. Estreno en España: 25 Diciembre 2015.

Reseña: 

Macbeth, duque de Escocia, recibe una profecía de un trío de brujas que dice que un día se convertirá en rey de Escocia. Consumido por la ambición y alentado a la acción por su propia esposa, Macbeth asesina al rey y ocupa su trono.

Quedará para siempre en la mente de los aficionados esta impresionante versión del australiano Justin Kurzel (Snowtown). La razón es que pocas veces se ha visto en pantalla una potencia visual tan asombrosa. Kurzel se recrea sobremanera en planos nebulosos de los páramos escoceses, en las escenas de brutalidad bélica. Desde luego sus planificaciones están cuidadas hasta el mínimo detalle y en ocasiones resultan especialmente modélicas, como ese pavoroso plano en que la cámara en movimiento nos lleva lentamente desde al mar hasta la playa, en donde el fuego consume a una familia por obra del tirano.

Es discutible la opción elegida a la hora de concebir algunas escenas, como esa sutil insistencia en unir maldad y religión, con esos sempiternos crucifijos de fondo, o la decisión de engendrar definitivamente el acto ignominioso de Macbeth al tiempo que los esposos desfogan sus cuerpos. Son de todas formas aspectos que entran con cierta lógica dentro de este macabro y excesivo cuento de brujería, superstición y maldad, cuya ambientación del siglo XI cuadra como un guante con la oscura visión de la época medieval transmitida por la historia.

Michael Fassbender y Marion Cotillard dan un recital interpretativo impresionante y nos trasladan a su terreno como si asistiéramos a una tragedia grie­ga… O a un drama de Shakespeare. Uno de esos dramas que golpean, noquean y nos dejan masticando el amargo sabor que dejan algunas pasiones humanas.

Otros la consideran un aburrido, sangriento y fallido desparrame visual, en cuyos reiterativos super-ralentizados, expresionistas virajes fotográficos –firmados por el también australiano Adam Arkapaw–, efectistas movimientos de cámara y morbosos pasajes de brutalidad y sexo, se van perdiendo a jirones las lúcidas reflexiones del bardo inglés sobre la codicia, la soberbia, la ira, la lujuria… y, en definitiva, sobre la naturaleza humana herida por el pecado y a menudo dominada por sus instintos más bajos y animales. Porque, además, según ellos, esa nítida perspectiva cristiana de Shakespeare es presentada aquí con acentos críticos, como opresiva de la libertad, cómplice de la tiranía e incluso origen de la violencia.

Tal vez estos últimos reproches sean un poco exagerados, pero explican en parte la sorprendente y distanciadora frialdad de fondo que deja en muchos críticos y espectadores la película de Kurzel, formalmente mucho más visceral y rompedora que las adaptaciones de Orson Welles (1948), Akira Kurosawa (Trono de sangre, 1957), Roman Polanski (1971) o Jack Gold (1983), pero también menos desgarradora que ellas. Es indiscutible la fuerza de las caracterizaciones de Michael Fassbender y Marion Cotillard, así como la intensidad de sus inmersiones en los infiernos del alma humana, que les valdrán merecidos galardones. (Almudí JD). JJM. Decine21: AQUÍ