Dirección: Curtis Hanson
Intérpretes: Eric Bana, Drew Barrymore, Phyllis Somerville, Horatio Sanz, Joey Kern, Debra Messing, Robert Duvall, Charles Martin Smith, Robert Downey Jr., Jean Smart.
Guión: Eric Roth, Curtis Hanson
Música: Christopher Young
Fotografía: Peter Deming
Distribuye en Cine: Warner
Duración: 124 min.
Género: Comedia, Drama, Romántico
Saber jugar, saber vivir
Curtis Hanson es de esos directores que no aparecen en las portadas de las revistas ni tienen la aureola de los grandes genios rondándole encima de la cabeza. Sin embargo, cuenta con un puñado de películas muy logradas, desde la cúspide de L.A. Confidential hasta las altas cotas logradas con Jóvenes prodigiosos o En sus zapatos. En este caso, el director de Nevada se desliza un poquito por la ladera para dirigir una comedia romántica algo convencional, ambientada en el mundo del juego en la ciudad de Las Vegas.
Huck es un tipo que vive al día, pidiendo dinero prestado, haciendo apuestas de todo tipo y empeñando objetos propios o de los demás. La razón de ese desorden económico es que Huck se dedica profesionalmente a jugar al póquer. No lo hace nada mal; es más, es uno de los mejores jugadores del mundo, pero hasta el más experto pierde si juega sin ton ni son. Y si además te dejas llevar por impulsos y no por la razón, toda tu vida puede irse al garete.
Eso es un poco lo que le pasa a Huck. Y entre los obstáculos que no es capaz de superar el más importante es la tensión que le genera su padre dos veces campeón del mundo de póquer, a quien Huck no perdona el distanciamiento de su madre hace años. Pero, en fin, todo puede cambiar, si aparece una chica con la carita traviesa de Drew Barrymore.
El guión de Eric Roth tiene todo lo que se puede esperar del film juego, amor, incomprensiones paternofiliales, suspense, aunque quizá hubiera venido bien desarrollar algo más el conato de trama peligrosa con los prestamistas. El plato fuerte, al margen del predecible acaramelamiento de Huck con respecto a la dulce Billie, son los continuos tête à tête del protagonista con el veterano Robert Duvall, siempre en su sitio.
Sin embargo, en general el film adolece de falta de tensión y ni siquiera las variadas secuencias de partidas de póquer generan la excitación requerida: es complicado cuando parece que a los propios jugadores les da igual perder diez dólares que cinco mil. Deben de ser gafes del oficio. Por lo demás, bueno, la película tiene su aquél por momentos y está elegantemente rodada.
El trabajo del trío protagonista es bueno y Hanson -que produce la cinta- rueda con su elegante clasicismo habitual, pero la intensa sensación de inverosimilitud sobrevuela una y otra vez sobre el elemental y mal desarrollado guión de Roth.
Cuesta creer que los personajes se comporten como lo hacen y que el ambiente no sea mucho más turbio: los conflictos están mal planteados. La música de Christopher Young es adecuada y las dos canciones que interpreta la Barrymore suenan muy bien. El talento del siempre solvente Robert Duvall salta a la vista. La cosa de las cartas termina cansando, aún más por un metraje excesivo.
A Hanson (nacido en Reno, Nevada, hace 62 años) le gusta mucho el póquer y se supone que a muchos norteamericanos les apasiona... pero la cinta no está funcionando bien: lleva ganados 8 millones de dólares desde su estreno en el mayo pasado. Poca cosa, si se compara con los 88 que recaudó En sus zapatos, los 242 de 8 millas y los 126 de L.A. Confidential. (decine21 / Filasiete / Almudí)