Director y guionista: Brad Bird. Dibujos animados.
Música: Michael Giacchino. 115 min.
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Tras los éxitos de Toy Story 1 y 2, Bichos, Monstruos
S.A. y Buscando a Nemo, Pixar Animation ha acertado
otra vez con Los Increíbles, que recaudó 143 millones
de dólares en sus dos primeras semanas de exhibición en
Estados Unidos. Esta vez el director y guionista ha sido
Brad Bird, prestigioso animador que hace años dirigió para
la Warner El gigante de hierro.
Protagonizan la trama una familia de superhéroes que
padecen especialmente el rechazo social hacia las personas
como ellos. Reubicado como un gestor de seguros, el
hercúleo Mr. Increíble no soporta su apartamiento legal
de la heroicidad. De modo que ayuda a sus clientes y alguna
noche sale secretamente con otro superhéroe para
ayudar a la gente. Estas escapadas irritan a su esposa Helen,
una mujer de armas tomar, que se esfuerza para olvidar
su condición de Elastigirl y que está satisfecha como
madre de tres hijos. La hija mayor, Violet, es una hosca
adolescente que tiene el don de hacerse invisible y crear
campos de fuerza. El segundo, Dash, es un revoltoso chaval
que corre como una bala. Y Jack Jack es un bebé juguetón
que aún no ha manifestado ninguna cualidad especial.
La aparición de un misterioso supervillano les hará
replantearse sus 15 años de vida normal.
La película es un prodigio de ritmo y planificación, y
supera con nota la animación digital de personajes humanos,
diseñados, eso sí, con perfiles caricaturescos. De este
modo la película funciona maravillosamente tanto en las
impresionantes secuencias de acción como en las magníficas
escenas costumbristas e intimistas. Y el conjunto alcanza
la categoría de obra maestra gracias a un guión antológico
que ofrece una atractiva visión de las relaciones
familiares, con una mezcla de cariño y exigencia similar a
la defendida en la saga Spy Kids, de Robert Rodríguez. De
todas formas, lo más original es su disección social, muy
crítica con el creciente desprecio de la heroicidad moral,
recelosa hacia el progreso científico sin referencias éticas
y atractivísima en su llamada a la responsabilidad a la hora
de ejercer las propias cualidades. La película tiene mucha más miga
que la que parece: presenta un modelo de familia enormemente
atractivo, donde el amor y la renuncia son la llave de la felicidad.
Precede a la película el cortometraje Boundin’, dirigido
por Bud Luckey. Se trata de un western sencillo e hilarante
sobre una oveja traumada y un singular conejo bailarín.
(Aceprensa / Almudí MD)